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02/05/2004
Nuevo obispo de la Diócesis de San Nicolás

Monseñor Héctor Sabatino Cardelli


obispo_nuevo (9k image)La Opinión (Pergamino) Júbilo y alegría en la comunidad cristiana por su asunción, concretada ayer en la vecina ciudad / "Quiero que nos amemos los unos a los otros, porque ésa es la voluntad de Dios", manifestó. La feligresía de gran parte de la Diócesis de San Nicolás estuvo presente desde temprano para asistir a la asunción del flamante obispo.


En una soleada mañana pero con un frío viento, monseñor Héctor Sabatino Cardelli asumió ayer como obispo de la Diócesis de San Nicolás de los Arroyos, en un acto que se desarrolló al aire libre, en las puertas de la Catedral.
Hacía un año que la Diócesis estaba vacante -desde el 29 de abril de 2003, cuando el anterior obispo, monseñor Mario Maulión, fue promovido a la sede arzobispal de Paraná- lapso en el que estuvo a cargo del administrador diocesano, presbítero Marciano Alba. Tal vez por ese motivo circulaban en el ambiente un júbilo y una alegría inusuales en la numerosa cantidad de feligreses presentes, más allá de la importancia que reviste la asunción en sí de un obispo.


La ceremonia dio comienzo aproximadamente a las 10:00, cuando en las puertas de San Nicolás el intendente Marcelo Carignani le entregó las llaves de la ciudad y lo recibieron el nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini; el administrador diocesano, presbítero Marciano Alba; el arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Mirás, y el actual arzobispo de Paraná, anterior obispo de la Diócesis, monseñor Mario Maulión; además de otras autoridades eclesiásticas.
Tras ello se inició una caravana hasta la Catedral, donde los fieles aguardaban con impaciencia la llegada del nuevo pastor.


Como era de esperar, la feligresía proveniente de cada uno de los partidos que conforman la Diócesis de San Nicolás (Arrecifes, Capitán Sarmiento, Colón, General Arenales, Pergamino, Ramallo, Rojas, Salto, San Nicolás y San Pedro) recibió con vivas, aplausos y cantos al nuevo obispo, monseñor Héctor Sabatino Cardelli, a quien acompañaban en la procesión arzobispos, obispos, presbíteros de la Diócesis de San Nicolás, de otras Arquidiócesis y Diócesis, diáconos y seminaristas.


Antes de que se comenzara a oficiar la Santa Misa, se dio lectura a la bula papal (documento que nombra obispo de San Nicolás a monseñor Héctor Cardelli): "Entre las muchas obligaciones de nuestro ministerio, ha sido establecido en esta situación de las iglesias particulares que corresponde a los pastores poner como deber prioritario la salvación de los fieles que les han sido confiados, siendo maestros y custodios de la verdad. Por lo tanto, y puesto que la Diócesis de San Nicolás de los Arroyos tenía 'sede vacante' por el traslado del venerable hermano Mario Luis Bautista Maulión a la Arquidiócesis de Paraná, decidimos nombrar sucesor cuanto antes para que se haga cargo de su gobierno.


"Por consiguiente, dado que el venerable hermano monseñor Héctor Cardelli ha sido considerado idóneo por nosotros para el ejercicio de este ministerio a causa de sus virtudes humanas y religiosas, y por la experiencia alcanzada en la sede anterior, hemos decidido responsabilizarte a ti de aquella Iglesia.
"Por este motivo, aceptando favorablemente la opinión de la Congregación para los Obispos, mediante la presente carta de nuestra potestad apostólica, te liberamos del vínculo con la Iglesia de Concordia y te constituimos obispo de la Diócesis de San Nicolás de los Arroyos con todos los derechos y obligaciones inherentes a este ministerio".


- Presbítero Marciano Alba: "Queremos que la unidad, junto al obispo, sea una constante en toda la Diócesis": Luego el administrador diocesano, presbítero Marciano Alba, se dirigió a los presentes y al séptimo obispo de esta Diócesis, monseñor Héctor Cardelli, a quien Juan Pablo II lo trasladó de la sede episcopal de Concordia el 21 de febrero de este año para que ayer tomara posesión efectiva del cargo: "Nuestra Diócesis nicoleña hoy está de fiesta. Por eso bienvenidos todos a compartir nuestra fiesta y nuestra alegría. Hoy podemos decir todos a nuestro obispo: ¡Bienvenido el que viene en nombre del Señor! ¡Bienvenido monseñor Héctor Cardelli! Hoy toma posesión en su casa, esta casa grande que es la Diócesis de San Nicolás de los Arroyos. Esperamos que se sienta cómodo en ella y que su trabajo apostólico nos aliente y anime a todos para seguir alabando juntos al Señor, dándole gracias por todos sus beneficios.


"Hemos esperado con ilusión y esperanza este día. Ha pasado un año desde el anuncio del traslado a Paraná de monseñor Mario Maulión y casi diez meses desde que se alejó de la Diócesis nicoleña. Después de 10 meses, hoy tenemos la dicha de recibirlo para continuar juntos obispo, presbíteros, diáconos, consagrados y consagradas, fieles y laicos, el camino ascensional que sabemos que Dios quiere para nosotros. Podemos encontrar cruces y dificultades en el camino, pero tenemos la seguridad, desde nuestra fe confiada, que Cristo y María caminan siempre con nosotros.
"Usted, querido monseñor Cardelli, llega para continuar el camino ya iniciado, en esta iglesia particular de San Nicolás de los Arroyos, por los seis obispos que lo precedieron. Cada uno, con su modalidad propia, y con la gracia del Espíritu, fue sembrando y regando los campos diocesanos para que pudiéramos ir recogiendo los frutos de esta siembra. Empezó con monseñor Silvino Martínez, su primer obispo, allá por el año 1955; terminó hace diez meses con monseñor Mario Maulión, el último obispo residencial.


"Gracias a todo el esfuerzo y dedicación de quienes le precedieron, acompañando con su presencia y su palabra a este pueblo de Dios, en los diez partidos que integran la Diócesis, dividida en cuatro zonas, va a recoger muchos frutos de estos 49 años de siembra ininterrumpida. Aunque se sembró mucho, falta mucho más por hacer porque la Iglesia es siempre campo abierto para la siembra y un edificio en constante construcción. Tenemos plena confianza en que usted, querido monseñor, con la gracia del Señor y los dones del Espíritu Santo, podrá discernir, en cada momento, qué es lo más adecuado que debe hacer para que, pastoralmente, trabajemos todos en la unidad desde la riqueza de nuestra diversidad.
"Durante el tiempo de 'sede vacante', hemos seguido con normalidad la actividad diocesana procurando afianzar todas las tareas comenzadas y acompañando a este pueblo de Dios en los eventos importantes que se fueron dando. El apoyo constante del Consejo de Consultores, para tomar algunas decisiones importantes, y la buena voluntad y el trabajo personal de cada uno de los sacerdotes, en sus comunidades, hicieron posible esta continuidad serena y llena de esperanzas.
"Monseñor Cardelli: asume, en esta mañana, esta Diócesis después de haber trabajado con entusiasmo y dedicación en la Diócesis de Concordia.


"Sabemos de su cariño por todos aquellos que Dios le encomendó en su primera Diócesis, como obispo residencial, y cómo al aceptar su designación para esta Diócesis, está también la renuncia, humanamente dolorosa, por no poder continuar lo empezado. Por eso agradecemos su generosidad al aceptar este cambio después de poco más de cinco años y medio en aquella iglesia particular, donde han quedado muchos afectos y tareas empezadas.
"También agradecemos el desprendimiento y la generosidad de tantos fieles que, en Concordia, hubieran querido que se quedara un poco más de tiempo con ellos.
"Llega a esta Diócesis nicoleña, que tiene una gran importancia mariana por todo lo que hemos trabajado siempre, junto y con María, en sus diversas advocaciones, Luján, Guadalupe, La Merced, María del Rosario, etcétera. Estamos celebrando su toma de posesión, en la ciudad cabecera de la Diócesis, San Nicolás, que da el nombre a esta Iglesia particular, y que los fieles la han bautizado como 'La Ciudad de María' por el acontecimiento mariano de María del Rosario, que, en sus más de 20 años, desde sus comienzos, atrae y motiva a tantos fieles de los cuatro puntos cardinales del país y también de los países limítrofes. Con usted queremos seguir sembrando el amor y la devoción a María, a lo largo y ancho de la Diócesis, confiando en la permanente intercesión de la Virgen ante su Hijo.


"También queremos continuar junto a usted y con usted, querido monseñor, la misión permanente en todos los ámbitos de la Diócesis, en sus pueblos y ciudades, y también en las zonas rurales, procurando llegar a todas las familias de cualquier clase que sea y en cualquier condición que viva. Todos los fieles de la Diócesis van a esperar su visita, como la esperamos los sacerdotes en nuestras parroquias y las religiosas y religiosos en sus casas.
"En todo lo que podamos hacer junto a usted, cuente con nosotros. Queremos que la unidad, junto al obispo, sea una constante en toda la Diócesis. Por eso los presbíteros, los diáconos, los consagrados y consagradas y todos los fieles queremos sentirlo muy cercano y estar también muy cerca suyo. Lo mismo esperan los diversos grupos, movimientos y asociaciones de jóvenes y adultos, que tiene esta querida Diócesis nicoleña.


"Deseamos al mismo tiempo, su palabra orientadora, en todas las áreas de la Pastoral diocesana y parroquial y, mucho más, en la orientación y promoción de la caridad, como gran servicio a los que menos tienen, más sufren y se sienten abandonados en cada comunidad, lo mismo que la Pastoral Litúrgica y en la catequesis, con los niños, adolescentes, jóvenes y adultos.
"Monseñor Héctor Cardelli, después de este tiempo de 'sede vacante', sin la presencia física del obispo como padre y pastor, le recibimos como pueblo diocesano y le decimos con todo afecto: cuente con nosotros para seguir edificando juntos la Iglesia de Jesús, poniendo al servicio de la evangelización nuestras capacidades y talentos, y todos los dones y gracias que el Señor, en su Espíritu, ha querido concedernos. Gracias por estar con nosotros y que el Señor y la Virgen lo acompañen y protejan siempre. Con todo afecto, querido monseñor, quiero darle un gran abrazo como hijo, hermano y amigo, en nombre de toda la Diócesis de San Nicolás".


- Recorrer todas las comunidades de la Diócesis: Seguidamente se celebró la Santa Misa, concelebrada por los consultores, obispos, arzobispos y los presbíteros consultores, y al llegar el momento de la homilía, el obispo monseñor Héctor Cardelli hizo referencia a varios temas. (Ver recuadro)
Por último el presbítero Julián Acuña, en nombre de los sacerdotes de la Diócesis, saludó con cálidas palabras al nuevo obispo; al igual que lo hicieron la hermana Gladys Galván, en representación de las religiosas y la fiel de Pergamino, Antonia Siciliano, en nombre de los laicos de la Diócesis.
De ahora en más sólo resta esperar, no se sabe cuánto tiempo, a que el flamante obispo llegue a nuestra ciudad para presentarse y así los fieles puedan conocerlo, ya que su intención es la de comenzar un recorrido por todas y cada una de las comunidades de la Diócesis, para interiorizarse de sus realidades y organizar en función de ello su acción pastoral.


"Aspiro a una iglesia de comunión y de participación"


El obispo monseñor Héctor Cardelli anunció no tener previsto ningún discurso en especial, y agradeció "por esta convivencia, por esta celebración" a todos los presentes.
También dio gracias a Dios por todo lo que "desde antes de nacer ha hecho conmigo, el Señor abundó en bendiciones que espero tener la suficiente habilidad para reconocerlas siempre y la generosidad de corazón para corresponderlas. Esto para mí es una nueva demostración del amor de María y del Señor.
"Quiero agradecer profundamente la humanidad y la paternidad y la delicadeza del nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini, que hoy me alegra profundamente con su compañía y con su presencia. Ha sido con él con quien he mantenido un diálogo filial, fraterno para que me ayudara a discernir el sí que di con generosidad porque estaba echando raíces en Concordia. Aquello fue para mí una llamada imprevista del Señor, pues de la noche a la mañana te cambia los planes, que no son de nosotros sino de él y por eso mi obediencia pronta, iluminada desde la fe, sabiendo que la voluntad del Señor no me la marco yo, no nos la marcamos nosotros sino Dios indicando a través de los suyos.


"Quiero agradecer a algunas personas en particular como monseñor Eduardo Mirás que fue mi primer arzobispo como obispo, tuve la gracia de poder vivir junto a él casi tres años, adhiriéndome a su corazón de padre.
"También agradezco al Episcopado Argentino: recuerdo cuando asumió monseñor Maulión esta Diócesis, yo era obispo electo auxiliar de Rosario, pero todavía no estaba consagrado, era obispo en los papeles. Entonces me fui a revestir en el aula donde se revestían los sacerdotes y me echaron de allí, me dijeron que era obispo y que tenía que irme adonde lo hacían los obispos. Entonces entré en esa sala con temor, con inseguridad, estaban 'los obispos', y enseguidita sentí el calor fraterno de los obispos que me recibieron con mucha alegría. Entonces por eso agradezco, porque año tras año en el Episcopado Argentino, ya sea a nivel de la Conferencia Episcopal o a nivel individual he ido encontrando el ámbito del diálogo, de la reflexión, de la búsqueda, así que agradezco realmente a mis hermanos obispos por toda esa fraternidad que gracias a Dios y a la Santísima Virgen disfrutamos.


"Y también quisiera hacer una mención especial a dos obispos que fueron mis obispos más vecinos, vivíamos enfrente, uno a una orilla del Uruguay y los otros a la otra, que son monseñor Daniel, obispo de Salto, y monseñor Heriberto que es su auxiliar".
Finalizados los agradecimientos, el flamante obispo de la Diócesis de San Nicolás manifestó: "Los sacerdotes, las religiosas, las congregaciones, la Diócesis de Concordia... creo todo será una vivencia imborrable, un camino que comencé a hacer como obispo con gente de tanto arraigo, con comunidades extraordinariamente piadosas y fieles, con problemáticas sociales muy agudas, con realidades diferentes a lo largo y a lo ancho de la Diócesis.


"Pero quiero decirles, darles a conocer a los laicos, a las religiosas, a los sacerdotes, cuál es mi aspiración: yo aspiro a una iglesia de comunión y de participación. Si no hubiere comunión será imposible la participación, quiero que trabajemos realmente en comunión, conocernos, amarnos, aceptarnos, querernos, porque ésta es la voluntad de Dios, que nos amemos los unos a los otros; sentarnos juntos, el obispo y los sacerdotes, los diáconos, los religiosos y religiosas y los laicos, sentarnos a reflexionar, a buscar los caminos para facilitar la presencia y la extensión del Reino de Dios en medio de nosotros. Estoy convencido, tengo casi como una experiencia de esto de que nuestras incomunicaciones, nuestras discontinuidades, nuestros individualismos son los pecados más graves contra el Reino de Dios porque no entran en consonancia con el mandamiento del amor y porque son todos puentes quebrados, rotos, que no dejan pasar ni a los pastores hacia el pueblo ni el pueblo hacia los pastores. Cuando digo pastores
no sólo me refiere al obispo, hablo de los catequistas, a los animadores, a los evangelizadores, a aquellos que de alguna manera asumimos la responsabilidad de llevar el Evangelio a todos. Y una idea que hace muchos años vengo reflexionando y vengo meditando es aquel pasaje de San Pablo a los corintios cuando compara a la Iglesia con el cuerpo, que Jesús es la cabeza y nosotros los miembros.


El ojo no le puede decir al pie 'no te necesito', ni el pie puede decirle a la mano 'no te necesito'.
"A muchos de nosotros en la Iglesia nos toca actuar en función de Cristo cabeza, pero ésa no es solamente la Iglesia, como no es solamente la cabeza el cuerpo. La cabeza está unida a un cuerpo y el cuerpo a la cabeza, y en esa sana comunión el cuerpo despliega una actividad maravillosa.
"Entonces ésta es mi aspiración, yo vengo con esa aspiración a San Nicolás. A mí me gusta vivir una Iglesia así, de comunión y de ramificación, donde todos sientan la responsabilidad de hacer presente el Reino en medio de nosotros, todos, desde su vocación, desde su estado de vida, desde su condición, desde su capacidad, desde su ser. Donde esté en comunión debe ser realmente una presencia de ese cuerpo que es la Iglesia y que quiere llegar a todos. Creo que nos vamos a sentir más felices, creo que vamos a lograr restaurar los puentes que se rompen y tender las comunicaciones entre nosotros, entre las comunidades, entre las Diócesis, entre las parroquias, porque creo que eso es lo que nos propone la evangelización en el día de hoy. Eso sería en síntesis lo que quisiera".



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