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21/05/2004 |
Editorial por la licenciada. Cynthia Calvigioni Un año con Kirchner El próximo 25 de mayo se cumple el primer aniversario del presidente Néstor Kichner en el ejercicio del poder. Con un magro 22 % de los votos, obtenidos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales consiguió ocupar el sillón de Rivadavia |
Alcanzó la cima de la soberanía tras el caos y la inestabilidad institucional heredada del entonces último gobierno democrático elegido por los argentinos: Fernando De La Rúa. Luego de su caída estrepitosa del dirigente aliancista “desfilaron” presidentes por la Rosada hasta la llegada de Eduardo Duhalde, quien dirigió “el timón” de un barco perdido en aguas turbulentas. Y así llega Nestor Kichner a la presidencia. Un hombre que desde el principio percibió que el ejercicio del poder sería posible sólo si articulaba distintos sectores de la sociedad y generaba consenso y construía sobre bases firmes un gobierno hegemónico. Muchos creyeron que llegaba al mando un “títere” político. De esta forma la hipótesis generalizada era que Duhalde sería el verdadero “mentor” de las resoluciones implementadas Sin embargo el ex gobernador santacruceño entendió como configurar un nuevo mapa político en el país y su táctica consistió en crear un gobierno en concordancia con la opinión pública. Sin embargo, empiezan a visualizarse algunos nubarrones en el horizonte. El default, la deuda, una probable contracción de la economía, la crisis energética, la inseguridad crónica, la creciente insubordinación de las provincias y de algunos empresarios; empiezan a generar incertidumbre en el gobierno. Se teme perder el rumbo e internarse en un laberinto que nos haga retornar a un pasado no muy pródigo. Según una encuesta publicada en el diario “La Nación” y realizada por la encuestadora Mora y Araujo, la imagen de Nestor Kichner se mantiene elevada aún pero descendió un 11% en dos meses, ubicándose en el 84% contra el 73% anterior. Las principales críticas se centran en dos ejes: el aún elevado desempleo y la inseguridad. Estos son dos engranajes no aceitados de una máquina que a pesar de funcionar no deja de dar señales de su desgaste. Si no se presta atención rápidamente a estos llamados de atención, (y no se deja de poner solo parches en los desperfectos) y se busca una rápida reparación a fondo, seguramente no pasará mucho tiempo para que viejos fantasmas del pasado retornen. Por eso hay que tratar de que los buenos aires que soplaron hasta ahora no se transformen en huracanes que desvasten el arduo trabajo realizado. Kichner no pelea contra molinos de viento. El indestructible “Estilo K” comienza a humanizarse y se va tornando vulnerable. Ojalá que el héroe no termine mutándose en villano
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