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18/12/2003
Un escopetazo sin marca

Un crimen puede quedar impune


La persona que apretó el gatillo de la escopeta calibre 16, está logrando confundir a los pesquisas. Existen varias hipótesis. Entre ellas el ajuste de cuentas por una bonita prostituta.


En la madrugada del domingo 7 de diciembre, Enrique Espín-dola, abrió la puerta de su casa situada en calle 21 y 60. La luz encendida en el medio de dos puertas daba contorno a las siluetas de los árboles. Alguien se acercó de atrás y lo habría llamado y sin mediar palabra disparó el escopetazo mortal.

King Kong -como se lo conocía- murió en el acto. El salvajismo demostrado por el homicida no es habitual. El gatillo fue jalado con demasiado odio o tal vez en un “apasionado” ajuste de cuentas. El tiempo pasa y la verdad se aleja. La justicia no puede encontrar pruebas incriminatorias, aunque no tendría dudas en un punto: el victimario y la victima se conocían.


Los investigadores buscan indicios que lleven al asesino. Las hipótesis son variadas y todas conducen a un callejón sin salida.


Prostitutas


Los investigadores manejarían una hipótesis donde estaría involucrada por lo menos una prostituta.
Según esta versión, algunas personas conocidas de Espíndola habrían traído a la ciudad a una trabajadora sexual, muy bonita de cara, y con un exuberante cuerpo. La chica en cuestión podría llamarse Silvia.


La historia tiene ribetes increíbles, aunque se sabría que en las últimas semanas varias trabajadoras sexuales pudieron estar en ese sector de la ciudad.


Los colonenses “ se llevaron” de un conocido burdel ubicado del lado santafesino a la bonita prostituta. Según esta versión, los encargados de la mujer que manejarían la trata de blancas en la una amplia región de la zona sur de Santa Fe, se sintieron traicionados y vinieron a nuestra ciudad a buscar a la chica.


Según los rumores circulantes, el hombre que estaba a “cargo” de la supuesta Silvia, se enteró de la venida de algunos matones y llevó a la mujer a la casa de Espindola. Los matones supieron rápidamente el lugar donde estaba escondida la prostituta buscada y llegaron a la casa de King-Kong, “aleccionando” al hombre matándolo de un esco-petazo y mandando un claro mensaje a sus amigos.


La supuesta chica de nombre Silvia fue “rescatada” y llevada a uno de los numerosos locales de servicios sexuales que regentearían la mafia de la trata de blancas en la provincia de Santa Fe. Se pudo saber, que las prostitutas en Santa Fe recorren decenas de burdeles, estando en cada uno de ellos aproximadamente un mes. Las trabajadoras sexuales responden a un solo “propietario” y los dueños de los locales las “reciben” a cambio de un porcentaje.


Los 300 pesos


Por otro lado se trabajó una hipótesis sobre la posibilidad de que el agresor llegara a la casa en busca de los 300 pesos que la Municipalidad de Colón le había pagado días antes por cuidar las máquinas retroexca-vadoras que tenía Espindola en el interior del predio de su propia casa.


La suposición fue dejada de lado. Además se supo que un joven con antecedentes policiales habría incriminado a un familiar de Espindola. El muchacho desapareció de los lugares que habitualmente frecuentaba, la policía sabría que se hallaría “guardado” en una vivienda en el distrito de Colón. El testigo no sería confiable para la justicia y hasta sospecharían que pudiera ser el autor del homicidio.


En los últimos días se tomó declaraciones a numerosas personas, las contradicciones son muchas y para el fiscal Guillermo Villalba “muchos mienten o no quieren hablar”.


Por otro lado, en la casa de 21 y 60 no se habrían encontrado huellas del asesino y la escopeta secuestrada por la justicia en inmediaciones de 21 y 55, por las pericias efectuadas no sería la usada y fue devuelta a su legítimo propietario.


Más versiones


En el barrio 9 de Julio, tratan en el tema con temor. La última versión que se pudo escuchar y que seguramente la policía podría haber investigado tiene una sórdida trama. La palabra usada es que el crimen se debió a una venganza. Según el rumor King Kong no habría actuado como corresponde al código de amigos en un resonante caso policial ocurrido hace algunos años. La venganza del que pagó ante la justicia no se habría hecho esperar.


Las versiones arrecian, la policía y la justicia no pueden reunir pruebas y hay sospechas que existen personas que saben quien mató a Espindola. Por ahora la verdad parece lejana.


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