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27/11/2003
El Clima en la región

Las prevenciones y alertas


clima_oce2711 (9k image)Climagro nos indica como se debe actuar en caso de un alerta meteorológica que involucre a nuestra región. La sucesión de fuertes tormentas hacen que se deban tomar prevenciones.


En pocos días la ciudad se sacudió con varios meteoros de agua viento que causaron caída de árboles y voladuras de techo. En otras ciudades como Junín o San Nicolás las tormentas causaron destrozos de magnitud con centenares de personas evacuadas. Eduardo Sierra de la Fundación Climagro indica que se debe trabajar en la sana costumbre de la prevención. Una simple mirada a los titulares de los diarios de cualquier día revela una de las carencias que aún aquejan fuertemente a nuestra cultura: una cantidad de desgracias que podrían haberse evitado, ocurrieron porque no se tomaron las medidas preventivas que podrían haberlas impedido.


Este problema se extiende a todos los órdenes de la vida cotidiana: accidentes laborales y viales; muertes por enfermedad que podrían haberse prevenido; intoxicaciones con alimentos no controlados y muchos otros casos de la misma naturaleza. Menos frecuentemente, pero en forma no menos dolorosa, ocurre que un vehículo de transporte terrestre o una aeronave, cuyo mantenimiento preventivo había sido descuidado, pierden el control y se accidentan provocando decenas de muertes. Cabe, entonces, preguntarse por qué en nuestro país es tan difícil prevenir. La respuesta es bastante sencilla, prevenir requiere un esfuerzo continuado.


El sempiterno «no hay problema» al que se recurre tan frecuentemente, es lo que impide llevar a cabo una eficaz labor preventiva. El problema podría describirse así: para evitar un accidente fatal hay que controlar una cantidad de situaciones que poseen condiciones propicias para provocarlo, pero que no necesariamente van a provocarlo.


¿Cuál ha sido hasta ahora nuestra mentalidad?. Muy sencillo: no perdamos tiempo y dinero vigilando y previniendo una cantidad de situaciones en las que vemos que «no pasa nada». Ataquemos sólo la situación que con certeza va a provocar el accidente.Como razonamiento es muy atractivo, pero adolece de una falla de base: es imposible reconocer de antemano la situación que con certeza va a provocar el accidente, de entre las cientos de situaciones que podrían provocarlo.


El ejemplo


Un ejemplo de lo expuesto fueron las inundaciones en Santa Fe. Las copiosas lluvias ocurridas durante la primavera de 2002, habían colmado la cuenca del Río Salado del Norte y sólo se necesitaba que un núcleo de tormenta se ubicara sobre su centro crítico para que se produjera un desastre.


Sin embargo, el verano 2003 fue relativamente tranquilo. La evaporación redujo los excesos superficiales, dando una falsa sensación de seguridad y el comienzo del otoño se desarrolló en forma tranquila, de manera que nadie prestó atención al asunto.


En Semana Santa se inició una racha de tormentas, pero los fenómenos se sucedieron unos tras otros sin que pasara nada. ¿Y si no pasaba nada, para qué alarmar a la población y gastar dinero, si todo estaba bien?.


Finalmente, durante el 30 de abril y los primeros días de mayo, un poderoso núcleo de tormenta se ubicó exactamente donde tenía que ubicarse para producir una tragedia y la produjo. En pocas horas, el prolongado «no pasa nada» de los meses precedentes, fue reemplazado por un doloroso «pasó todo», que se llevó vidas y propiedades.


Las leyes del azar habían cumplido sus efectos: la repetición de un riesgo durante un número elevado de casos, lleva casi siempre a que ese riesgo se concrete. Esto último, es particularmente poco comprendido por nuestra mentalidad. Si un riesgo se repite muchas veces sin concretarse, tendemos a creer que no se concretará nunca y así nos han sorprendido una cantidad de tragedias largamente anunciadas, como si nunca lo hubieran sido.


Ojalá lo ocurrido se tome como una oportuna advertencia de los riesgos que se presentan y sirva para afianzar el sistema de prevención. Continuar en el «no pasa nada» sólo llevará, tarde o temprano, a un trágico y conocido «pasó todo». Seamos previsores y evitémoslo.


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