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30/10/2003
La sociedad de guardia

La aventura de la noche colonense


La droga, estimulantes, peleas, trifulcas. Una problemática que no debe habituarnos. Los menores en peligro.


Un chico es ferozmente golpeado en el suelo por media docena de adolescentes. Una joven visiblemente alcoholizada e imposibilitada de moverse debe ser ayudada ha llegar a su vivienda por el conductor de un remis. Mientras tanto, sus padres descansaban sin darse cuenta lo que estaba aconteciendo.


Una adolescente alquila un coche para volver a su hogar, la ingesta de bebidas espirituosas, lo hace cometer un acto grosero dejando en lamentable estado el interior del vehículo . Un chico de 8 años grita al guardia privado de un supermercado «vos no sos nadie y no me podes prohibir que pida monedas».


Una patota de menores con una edad estimada entre 8 a 10 años, persigue varias cuadras a una nena que quería pedir limosna «copando» la parada donde ellos «trabajaban». En nuestra ciudad, los sitios «asignados» comienzan a «defenderse» como en las grandes ciudades.


En otro comercio céntrico concurre a comprar una nena de 12 años. La chica deja la bicicleta e ingresa a buscar el encargue pedido por su madre. Al salir es interceptada por tres varones de entre 10 y 12 años. La patota le pide un peso para entregarle la bicicleta. La víctima debe ceder y se aleja rápidamente.


Un grupo de varones de entre 12 a 14 años avanza por calle 20 entre 44 y 45, a su paso rompen las bolsas de basura y desparraman en forma maliciosa el contenido.


Una adolescente es atacada por sus compañeras de curso al salir del establecimiento escolar. Los hechos relatados son cotidianos y se elevan a su máxima potencia los fines de semana.
La sensación es que estamos viviendo en una sociedad que se vuelve más violenta cada día.


Las causas


Los especialistas indican que el fenómeno de la violencia juvenil se incremento a partir de la década de los noventa. Los episodios abarcan desde menores chicos de clase social carenciada, media pauperizada y adolescentes de nivel social más alto.


En la mayoría de los episodios el «disparador» «principal» es la «disgregación « de la familia y la falta de valores claros. En los niveles más bajos de la sociedad influye la problemática socioeconómica. En tanto en los círculos más pudientes -en muchos casos- las causas gatillos son la carencia de cariño, ejemplos y valores formadores.


En Colón existe una pronunciada migración desde el Gran Buenos Aires de familias que buscan un mejor futuro. Los entendidos indican que esta migración puede en un porcentaje menor, migrar con los códigos y comportamientos del conurbano.


Algunos medios de comunicación ayudan a que se extienda el fenómeno. La aclaración llega rápidamente: « el problema existe culturalmente localmente y se debe trabajar muy fuerte para cambiar la conducta de un comportamiento cultural con enormes fallas».


La noche colonense está desbordada. La venta de estupefacientes crecería y parece no tener freno. La puerta de entrada al consumo de drogas «más pesadas» es el alcohol. Solo basta recorrer las calles céntricas los fines de semana de madrugada y algunas periféricas, para darnos cuentas de los estragos que causa. El camino que se sigue es muy conocido: marihuana, cocaína, LSD - hubo casos de intoxicaciones- etc.


En los más jóvenes, carentes de dinero, utilizarían gotas de un poderoso desinfectante que son colocadas en la cerveza, produciendo una acción estimulante.


Por otra parte, existen adolescentes que les «cuesta» dormir luego de salir a lugares de expansión nocturna. En este sentido, algunos jóvenes beben una sustancia gaseosa en lata que debería ser utilizada especificamente en deportistas de alta competencia y que incorpora sustancias estimulante.


La bebida debería contar en su rótulo que no está permitida su venta libre. Los padres de los chicos tendrían que estar atentos. Estas son algunos de los peligros que acechan también la «noche colonense»


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