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02/10/2003
El Colón que no miramos

Cómo viven los colonenses


dto_vivienda03 (10k image)El censo de 2001 contabilizó un gran número de viviendas rancho. La construcción de departamentos creció en las últimas décadas. Muchos convecinos se domicilian en casillas.


La población total de nuestra ciudad alcanza a 23179 personas.
En este sentido, 22990 individuos habitan en hogares y 189 en instituciones colectivas.


Una división más precisa nos indica que existen 302 departamentos y en ellos viven 867 personas. La mayoría de este tipo de vivienda se encuentra en barrio Mirador del Lago, complejo habitacional de 50 y 12 y torres de departamentos ubicadas en 44 y 20, 47 y 23, etc.


El sentido común nos llama a preguntarnos cuales habrán sido los motivos (seguramente no serán económicos) por los cuales existieron funcionarios del Instituto de la Vivienda de la provincia de Buenos Aires, que planearon y financiaron emprendimientos habitacionales de este tipo en una ciudad como Colón, que geográficamente se encuentra en medio de la llanura pampeana y con decenas de hectáreas a disposición para brindar mejores opciones (casas) y a igual costo.


Corroborando las afirmaciones, existe el ejemplo emblemático del barrio Mirador del Lago, donde en el presente existen problemas de inseguridad, cloacas, agua corriente etc.


Las viviendas ranchos


Por otro lado, el déficit habita-cional en nuestra ciudad es pronunciado. En los distintos barrios se encuentran 84 viviendas ranchos donde viven 255 personas. Solamente en este rubro tenemos una gran carencia de casas y probables problemas de salud por la falta de agua corriente y cloacas.


Las autoridades municipales deben tener detectadas estas viviendas y hacer un plan preventivo de salud «sacando al Hospital Municipal de sus paredes» llevando a estas familias un programa preventivo integral de salud.
En viviendas tipo casillas, viven 46 convecinos en 16 unidades habitacionales de este tipo.


En piezas de inquilinato se domicilian 58 personas. En este sentido, viven casi tres personas por habitación existiendo baños compartidos.


En locales construidos para habitación se domicilian 23 colonenses en 11 unidades de este tipo.

Los números totales


En nuestra ciudad existen 7084 viviendas donde se domicilian 22089 personas. En el rubro correspondientes a casas ( tipo A y B) se encuentran 6647 casas donde viven 21737 personas.


Por último podemos decir que en Instituciones colectivas se domicilian 189 personas. La división que existe es la siguiente: 117 viven en Hogares de Ancianos, 21 personas en obrajes de empresas, 10 personas en hogares religiosos y en otro tipo 41 colonenses.


El dato llamativo del censo 2001 realizado por el INDEC es que dos colonenses se domicilian en una vivienda móvil.

Política social


El próximo gobierno deberá llevar una política muy activa para «bajar» el déficit en viviendas. Además tendrá que contar con «pozos de información» precisos para desarrollar una verdadera política social de Estado para mejorar la calidad de vida de muchos colonenses y no solamente un mero y canallesco clientelismo político.



Plan de Viviendas. El camino a seguir


Sin dejar de lado la posibilidad de que las empresas puedan presentarse en distintos planes de vivienda que tengamos, estamos queriendo establecer una nueva modalidad donde, a través de las cooperativas de trabajo, de las provincias, los municipios y las organizaciones sociales, podamos generar un esquema de creación de trabajo».


Así definió el presidente de la Nación, Néstor Kirchner, el nuevo esquema en que se apoya el Programa Federal de Emergencia Habitacional presentado el jueves pasado, que involucra en su primera etapa a 35 municipios (de los cuales 12 pertenecen a la provincia de Buenos Aires) y mediante el cual se construirán 6.208 unidades habitacionales, con una inversión total de $124.160.000.


En los próximos cuatro años nuestra ciudad debe encarar un feroz plan de obras públicas y viviendas.. El objetivo es bajar la desocupación y llevar una mejor calidad de vida a los colonenses fuera del asistencialismo.


En lo concreto, el objetivo gubernamental en la Nación con el Plan Federal de Emergencia Habitacional es el de solucionar la emergencia habitacional y laboral utilizando a los beneficiarios del Plan Jefes y Jefas de Hogar desocupados, organizados en forma de cooperativas de trabajo, para la construcción de viviendas económicas.


En tanto que, en lo político, es reemplazar la histórica inclinación al asistencialismo a través de un esquema coordinado de funcionamiento entre la Nación, la Provincia y los Municipios.


Con este Plan de Emergencia Habitacional, junto al Plan Reactivar I y Reactivar II, que consisten en la reactivación de las obras del Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI), el Gobierno puso en marcha la concreción de casi 20 mil casas, solamente en la provincia de Buenos Aires. Las características de este plan no dejan de ser novedosas. Sobre todo porque rompe de alguna manera con los viejos esquemas licitatorios de contratistas y se «evita la cara intermediación», tal como se consideró oficialmente.


Pero, más allá de esto, será imprescindible un impecable desempeño de los tres poderes del Estado que están involucrados en este programa, y un correcto contralor de las cooperativas de trabajo formadas para tal fin. Sin estos dos factores, el Plan podría transformarse en un completo fracaso teñido de manipulaciones proselitistas y político-partidarias.


En este sentido, no hay que olvidar las «buenas intenciones» del plan Jefes y Jefas, y los resultados que surgieron de las investigaciones realizadas por la UFISES, que arrojaron un sinnúmero de irregularidades en su adjudicación.


El plazo para la ejecución de las viviendas se estimó entre 8 y 10 meses, de acuerdo al ritmo de las obras, y cada cooperativa (serán 776 en total) se constituirá con un mínimo de 16 personas que sean titulares de un subsidio de desempleo.


Para la implementación del programa se firmó un convenio, mediante el cual se establece el trabajo coordinado entre la Nación, las Provincias y los Municipios.


En rasgos generales, el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios pondrá en ejecución el Programa, financiará los proyectos, auditará la correcta utilización de los recursos y suspenderá la operatoria si alguno de los organismos y/o actores intervinientes no cumplen con los acuerdos establecidos.


El Ministerio de Desarrollo Social (a través del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social), realizará la consolidación, promoción, registro y fiscalización de las cooperativas de trabajo. Asimismo, otorgará un subsidio para constituir el capital de trabajo inicial de cada una de las cooperativas (máquinas, herramientas, útiles y equipos) y, a través del Programa Arraigo, determinará las tierras aptas y disponibles en relación a los asentamientos existentes, teniendo en cuenta que los beneficiarios son los miembros de la Cooperativa y su grupo familiar.


El Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (a través del ANSES), tendrá a su cargo el control y ejecución de las bajas en el Plan Jefes y Jefas de Hogar, luego de transcurridos seis meses de la fecha en que la Cooperativa de Trabajo que integra un beneficiario del Plan haya firmado contrato para la ejecución de un proyecto del Programa.


Las provincias, a través de los Institutos Provinciales de Vivienda, administrarán los recursos transferidos por la Nación, realizarán las rendiciones correspondientes y ejercerán el control técnico y económico del programa.


También suscribirán los convenios con los municipios y adjudicarán las viviendas a partir de selecciones propuestas por las comunas. Asimismo, realizarán las escrituras traslativas de dominio a favor de los beneficiarios y el recupero de las cuotas


Por último, los municipios realizarán la entrega de tierras de su propiedad y/o de terceros. Elaborarán el Proyecto Urbanístico y el Proyecto de Vivienda, contratarán las obras con las cooperativas de trabajo y realizarán la capacitación técnica de los beneficiarios.


La participación de la Nación, las provincias y los municipios en forma conjunta es algo que se viene aplicando en diversos programas, no sólo habitacionales. Y en realidad, si bien es necesaria esa actividad conjunta en lo operativo, es más administrativa que otra cosa.


La clave en este programa, que puede tomarse como la base fundamental ya que serán quienes realicen el trabajo final, son las cooperativas. Y de hecho es en quienes están depositadas las expectativas políticas del nuevo esquema. Los miembros de la cooperativa recibirán, de acuerdo a la labor realizada, un tope de $ 500 y un piso de $ 300 como importe bruto por persona y por mes, suma pautada de acuerdo al presupuesto de este Programa.


Cabe destacar que se deberán realizar los aportes de Monotributo y se deberá contratar una Aseguradora de Riesgos de Trabajo. Es en las cooperativas donde se deposita la confianza para que comiencen a funcionar permanentemente y lograr que la estrategia tenga «un horizonte en el tiempo», y no constituya solamente un mero plan de coyuntura.


De hecho, si esto fracasa se podría vislumbrar un nuevo conflicto, si se tiene en cuenta que cuando se inicie la segunda etapa del Programa (o segundo contrato) los integrantes de las cooperativas se considerarán ciudadanos con empleo, por lo que dejarán de percibir el beneficio del Jefes y Jefas.


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