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03/07/2003
Editorial

La violencia de Gerardo Soria


El diccionario de la real academia española dice sobre la violencia : “ Acción violenta o contra la natural manera de proceder”.


En tanto que paz significa: “Virtud que da sosiego al ánimo”.


En el país y en nuestra ciudad debemos saber que se vienen tiempos de definiciones políticas. Los sectores que usaron el Poder en beneficio propio, no quieren una vez más perder las “prebendas” y tienen miedo a una verdad que inexorablemente vendrá.


El común de los ciudadanos, además debe saber que tendrá que optar por el gran “cambio” o continuar con la “paz” de los vendieron literalmente su alma al diablo, traicionando una y otra vez el voto popular.


Los procesos históricos son irrepetibles y estamos a las puertas de que se produzca uno de magnitud en el orden local.


En este sentido, debemos estar preparados y tener la templanza suficiente para que no puedan una vez más confundirnos.


La violencia no es buena, pero debemos discernir quienes son los verdaderos violentos.


Los ejemplos sobran. Los “poderosos” no consideraron violenta la “larga siesta” de Fernando de la Rua, mientras pudieron aprovecharla para llevarse puesto el “país”.


Sin embargo, para el mismo sector fueron violentas las denuncias de Lilita Carrió, diciendo la verdad de lo que realmente acontecía .


En el presente, algunos sectores quieren tildar de “poco serio” y hasta de “zurdo” a Néstor Kirchner. El Presidente, sin embargo lucha a brazo partido para poner en caja a los sectores que empobrecieron la Argentina (Barrionuevo incluido).

Son los mismos sectores que en el pasado esquilmaron la economía de la mano de los “pacíficos” conservadores y defenestraban a la “violenta” Evita porque luchaba por la justicia social.

Sin embargo, y ya proyectados a la década del noventa era “pacifico” Julio Nazareno, un hombre que llegó a ser presidente de la Corte Suprema, sin tener la mínima preparación y nos dejó de la mano de la famosa “mayoría automática”, un país saqueado por el capitalismo salvaje de Carlos Menem.


En nuestra “patria chica”, era violento el padre Dennis porque osaba cortar la ruta frente a San Sebastián, reclamando por los derechos de los trabajadores, y fueron “pacíficos” los que vaciaron la empresa y “acostaron” económicamente a medio Colón a través de las más diversas metodologías.


En este punto no debe haber confusión. La violencia verdadera en nuestra ciudad son los 2500 desocupados, los 1200 planes trabajar de 150 pesos, la droga, el alcoholismo, la falta de trabajo para nuestros hijos, el “electoralismo” de la asistencia social, y una dirigencia que fracasó.


Es la misma dirigencia que vivió de la política y ahora quiere seguir perpetuándose en el Poder.

En algunos sectores del Poder, la “violencia” de Gerardo Soria es similar a la de Evita, el padre Dennis, Elisa Carrió o Néstor Kirchner. Para estos sectores la “violencia” son los reclamos y las reivindicaciones que todos ellos representan y que hacen peligrar el “verdadero” negocio de algunos sectores.


La campaña electoral ha comenzado. Los “violentos” de siempre salieron a la calle a confundir al electorado. Dios ilumine nuestra conciencia como pueblo para llegar de una buena vez al verdadero sosiego recordando las palabras de Juan Pablo II:


“La ausencia de guerra no es sinónimo de paz”.


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