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03/07/2003
Los ejemplos emblemáticos

El asesino que pudo escapar a la condena


En los ambientes investigativos se dice que no existe un crimen perfecto, si no que hay una mala investigación. La justicia y la policía deben tener los elementos tecnológicos de última generación.


Además con una visión futurista debe guardar bajo siete llaves cada prueba por los adelantos que habrá en los próximos años y que pueden alcanzar la verdad.


El ejemplo emblemático regional de una justicia y una investigación que no puede funcionar por errores o por no tener elementos tecnológicos los tenemos en Colón y la región.


Los hechos en nuestra ciudad en algunos casos fueron publicados y ahora abordaremos un homicidio que se transformó en uno los mayores misterios de la región.


En noviembre de l985, Susana Fernández tenía 37 años y era una maestra jardinera que cumplía sus funciones en la Escuela Nº 3 de San Andrés de Giles. Sus alumnos la adoraban. Su vida pueblerina era normal y sin grandes sobresaltos. En esa primavera el destino se iba a ensañar con su persona. El martes 19 de noviembre había amanecido con un sol a pleno y amenaza de que sería una jornada calurosa.

La mucama de la docente de nombre Clara, barría la vereda de la casa de la docente. Siendo aproximadamente las 10 de la mañana escuchó gritos provenientes del interior de la vivienda.


La sorpresa fue mayúscula. En una habitación alcanzó a observar el cuerpo de la maestra sangrando profusamente. El cuerpo estaba detrás de la puerta con profundas heridas en la cara y su brazo izquierdo. Las puñaladas tres en total que causaron la muerte ingresaron en el tórax y el abdomen superior. El asesino debió manchar sus ropas con la sangre de la víctima.


El que llevó a cabo el hecho podría haber sido zurdo y no diestro. Luego de cometer el ilícito el asesino o asesina había escapado por la puerta trasera del edificio. La policía determinó que el homicida había utilizado un filoso cuchillo de cocina propiedad de la víctima.

Los errores


Los errores en la investigación se multiplicaron. La maestra que seguramente conocía al agresor forcejeo y peleó por su vida. El esfuerzo fue tan notorio que el homicida salió herido del forcejeo y dejó tras de si un rastro de sangre que se continuo por varias cuadras. Nadie lo vio ( o no quisieron verlo). Tampoco se guardo la sangre que se acumulo en grandes gotas por cientos de metros.

En el presente con los adelantos tecnológicos hubiera resultado fácil determinar la identidad del asesino a través del ADN de la sangre derramada por el victimario.


Sin embargo todo el sistema judicial –policial falló y hoy por las calles de San Andrés de Giles camina un feroz asesino. El cuchillo se encontró a cinco cuadras en el interior de un jardín. Estaba ensangrentado aunque por no tener los elementos ( compuestos especiales) no se pudo levantar las huellas digitales del mango, algo que hasta estos días llama la atención.


En ese momento, ni la pesquisa ni la justicia (regía el viejo Código que hoy piden a gritos) pudo determinar quien era la persona herida, donde o como se curó, en que lugar tenía la herida (que debía ser profunda) y cual fue el móvil (pasional o robo). En la casa no se pudo determinar el faltante de dinero o joya. Solo basta decir: lamentable.

En octubre del 2002 la causa prescribió sin que se hayan encontrado los culpables. La pregunta es: ¿Hubo una mala investigación? O ¿Un fenomenal encubrimiento?.


Colón


En nuestra ciudad, además de un homicidio que no pudo ser dilucidado ocurrido en l997. En los últimos tiempos ocurrieron diversos delitos que el Ministerio Público (fiscales) no pudieron probar (con elementos contundentes) ante el Juez de Garantías.


En los últimos meses existen varios ejemplos.


En el asalto ocurrido a Graneros y Elevadores Argentinos hubo un testigo encubierto que aportó datos fundamentales para identificar a la persona que entregó el hecho y que cobijó –antes y después del asalto- a los ladrones llegado desde Rosario. El Juez de Garantías consideró insuficientes los indicios aportados.


Por otro lado, en los robos calificados con toma de rehenes sucedidos a la familia Noé y a un comerciante que denuncio el caso con identidad reservada, trascendió que existen indicios muy fuertes y elementos secuestrados donde se demostraría la participación de delincuentes colonenses que están detenidos en una cárcel santafesina.


Las pruebas en un caso no serían suficientes y los defensores de los individuos sospechados intentan “voltear” las pruebas recolectadas en allanamientos, argumentando que no era el domicilio donde la justicia ordenó allanar y dando coartadas demostrando que los delincuentes estuvieron en una cena amistosa al momento de cometerse el ilícito.


Por último, en los casos de los menores violados, como se recordará, las víctimas fueron una nena de 12 años y un varón de 11 años. En ambos casos los investigadores no reunieron las pruebas suficientes para encarcelar a los sospechosos, pese a que se piensa que realmente llevaron a cabo el repugnante delito.


Las pruebas


La justicia y la propia policía necesita un mayor soporte técnico que permita reunir pruebas contra los delincuentes cuando estos cometen ilícitos.


La prueba en un ilícito, es de suma importancia para encarcelar a los delincuentes.


Se debe tener en cuenta que si el sistema de investigación no es eficaz, los ilícitos que se cometen quedan impunes.


Las técnicas actuales de investigación criminal cambiaron con la tecnología de última generación y permiten reunir en la escena donde se llevó a cabo el ilícito un mayor número de pruebas.

La importancia que tiene la prueba es fundamental, porque en base a ella se va a lograr una condena contra el delincuente. En la medida que la gente que comete delitos sea condenada, se va a bajar, de alguna manera, el índice delictivo.


En el problema de inseguridad también tiene que ver con los escasos presupuestos destinados al equipamiento para realizar peritajes .


No existe delito que no se pueda descubrir aplicando debidamente las técnicas correspondientes. (Continuará).


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