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06/06/2003
Fenómeno inmobiliario.

No hay casas en alquiler


casa06 (6k image)En nuestra ciudad se agotó la oferta de casas en alquiler. En tanto aumentan los precios que se pagan en el mercado. El fenómeno se debe a diversos motivos.


En la actualidad existe numerosas personas que recorren las inmobiliarias en busca de casas para alquilar. La “desesperación” de algunas familias llega al límite que en los últimos meses se publican avisos en medios gráficos pidiendo viviendas para rentar. La metodología pocos años atrás sería increíble en nuestro medio.


Uno de los principales motivos –no el único- sería que en los últimos meses existe una fuerte corriente inmigratoria hacia la ciudad de Colón.


El origen de las nuevas familias sería el norte de Santa Fe (motivos de inundaciones), las provincias meso-potámicas (pobreza) y el conurbano bonaerense (pobreza).


El mayor ejemplo que existe de la creciente tendencia, es que más de un 30 por ciento de las casas alquiladas o de las familias que buscan para alquilar son núcleos migrantes que llegaron a Colón en busca de un mejor destino económico y que se les negaba en sus poblaciones de origen.


La paradoja


La falta de una política de empleo clara por parte del Ejecutivo Municipal (se podrían realizar varios proyectos viables) lleva a la población colonense a una extraña paradoja.


La mano de obra calificada, sobre todo los jóvenes colonenses que regresan a la ciudad concluidos sus estudios universitarios o terciario, deben emigrar a otros centros urbanos. El motivo es que en nuestra localidad no encuentran oportunidades para su desarrollo profesional.


En tanto, la población que llega a nuestra ciudad, en busca de un mejor horizonte económico, por lo general es de muy baja calificación laboral - los ejemplos estarían dados en muchas personas que tienen planes sociales- e incluso, en una economía en desarrollo tendrán problemas para dejar de ser desempleados.

La “tierra” prometida


La población migratoria encuentra en nuestra ciudad algo que en su lugar de origen se les negaba sistemá-ticamente. En primer lugar, no es lo mismo ser pobre en el conurbano bonaerense, norte de Santa Fe, Corrientes o Tucumán que en nuestra ciudad.


La diferencia es abismal. Las familias que llegan a la “tierra prometida” –en este caso Colón- tienen una educación de buen nivel asegurada para sus hijos en el ciclo primario y secundario. Por otro lado, si tienen criaturas menores de 14 años, y a través de una red de contención social de comedores escolares, comedores evangélicos, Caritas, Margarito Tereré, el alimento de buena calidad estará asegurado para sus hijos .


En el mismo sentido, la salud de cada una de las familias que se radica, esta asegurada (atención médica y medicamentos) por el sistema de atención pública (Hospital Municipal y Unidades Sanitarias barriales). Lo más importante es que estas familias en Colón pueden tener acceso directo a los planes sociales existentes y a la ayuda social que se brinda desde el municipio, algo por demás difícil por ejemplo en el conur-bano bonaerense.


Las familias migrantes encuentran en nuestra localidad una mejor calidad de vida, a pesar de que muchos de ellos estén desocupados. En los últimos años el fenómeno parece extenderse en las ciudades del interior provincial y debe llamar a la reflexión a las autoridades municipales, para requerir a su vez un mayor asistencia económica a las autoridades provinciales y nacionales y de este modo rediseñar los planes de contención y asistencia, como a su vez pedir una mayor financiación para planes de viviendas.


Lo más importante es dejar atrás la vieja “política” de clientelismo político y poner en los puestos claves de asistencia social a las personas preparadas profesionalmente y de este modo llevar con “responsabilidad” los proyectos de asistencia a los que menos tienen.


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