La problemática de la financiación del Cuartel

La población de menores recursos financia a los servidores públicos. En cambio los sectores que más tienen que perder, menos aportan al sostenimiento del Cuartel de calle 18 entre 51 y 52.

Un experto en comercialización de cortes de carne vacuna tratando de resumir una problemática tan vieja como el país señalaba en sus disertaciones en el auditorium de la ex Junta Nacional de Carnes: “En nuestro país los que comen puchero subvencionan a los que comen lomo”.

La explicación apunta a sintetizar la gran problemática cultural de los sectores de nuestra querida Argentina que más tienen. Un lomo de exportación se paga hasta doce dólares el kilo, en los cortes denominados “Hilton” y que son destinados a degustar por distinguidos comensales en las selectas mesas europeas.

Por contrapartida, en las carnicerías locales, el exquisito y “jugoso” corte, se comercializa a menos de tres dólares (8 pesos). La diferencia entre lo que vale en Europa y lo que sale en nuestro mercado interno, es “aportado” por los sectores más humilde que deben adquirir los cortes menos selectos como puchero, asado, aguja etc y que deben pagar a un precio más alto.

El emblemático ejemplo, se podría extender a muchas situaciones similares, y que nos dejo el siempre “bien recordado” Carlos Saúl Menem y la década infame de los noventa.

Bomberos

Los Bomberos Voluntarios, la semana anterior, invitaron a festejar el día del periodista y de la benemérita institución a los medios radiales y gráficos de la ciudad. En una improvisada rueda de prensa la conversación derivó en la situación económica y la forma que tienen los servidores públicos para su financiación.

En este sentido y luego de preguntar y repreguntar estamos convencidos que el fenómeno de la carne vacuna se repite en la financiación del Cuartel de calle 18 entre 51 y 52.

Los costos de mantenimiento del edificio, parque automotor, uniforme, seguros de vida, repuestos, gas, luz, teléfonos etc, sale del aporte de 0.50 centavos, que realizan unos 3700 usuarios de la Cooperativa Eléctrica y de la cuota cuyo valor es de dos pesos mensuales y que aportan 600 socios voluntarios.

El costo de mantenimiento después de la devaluación no alcanza a cubrirse con lo recaudado por estas dos vías.

La historia vuelve a repetirse y los que menos tienen financian una estructura que sirve –entre otras cosas- para salvaguardar los bienes de los que más tienen (campos, fábricas, vehículos, maquinarias etc).

Las grandes unidades productivas agropecuarias –entre otros- parece que se desentienden de la situación.

Por su parte el Estado Municipal que “descarga” en los Bomberos Voluntarios la responsabilidad de organizar la Defensa Civil tampoco parece aportar al sistema de seguridad.

¿Justo?

En los últimos años, los Bomberos Voluntarios realizaron fuertes inversiones en equipamiento para actuar con eficiencia en incendio de campos, grandes edificios, accidentes de tránsito en rutas etc.
El equipamiento de última generación económicamente cuesta mantenerlo. Sin embargo el mayor beneficiario del uso del material adquirido, son las unidades productivas agropecuarias y empresas locales.

La paradoja es que el sector referido, es el que menos aporta para la compra y mantenimiento del valioso equipamiento.

En cambio el sector menos pudiente es el que más aporta, a pesar que la desgracia máxima que le puede ocurrir, es el incendio de su vivienda o del pequeño vehículo de su propiedad, problema que se puede neutralizar utilizando apenas una autobomba de pequeño porte.

Sin embargo, la solidaridad de este sector es muy amplia y aporta la totalidad del dinero necesario para la mantención de la estructura bomberil. ¿Injusto... no le parece?.