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20/02/2003
La delincuencia

Nuevas formas de delito


Las personas deben estar avisadas de los posibles cuentos o estrategias que utilizan los delincuentes, es la mejor prevención.


Los delincuentes buscan permanentemente nuevas formas de hacerse de dinero fácil, rápido y sin riesgo. Un conocido cobrador de prestigiosa institución local sufrió el robo de un ciclomotor en la esquina de 42 y 18. Un delincuente le habría pedido 150 pesos para recuperar el pequeño vehículo. El trato ya se iba a realizar, pero finalmente todo quedó en la nada porque los cacos se habrían enterado que se había hecho la denuncia policial por hurto.


El año pasado dos familias colonenses vieron con estupor como habían desaparecido los perros de los patios de sus viviendas. Por lo menos, una de ellas lo recuperó pagando una “módica suma” de rescate que habría alcanzado a 100 pesos.


El artilugio usado por los delincuentes fue el siguiente: el perro desaparece de los lugares que “solía frecuentar”. Pasadas algunas horas se acerca una persona y ubica al propietario diciéndole que sabe donde se encuentra el “can” y por la suma de cincuenta o cien pesos le indicaba donde estaba o directamente se lo traía. La moda duró muy poco porque fue denunciada por Colón Doce.

Llamados


La semana pasada varios colonenses habrían recibos llamados telefónicos desde la ciudad de Córdoba. En la línea le indicaban que habían sido beneficiados por un auto cero kilómetro y para “cobrar” el premio debían depositar un “dinerillo” en una cuenta bancaria El sistema trataba de enganchar “giles”.

Nuevos métodos


En ciudades de la Región se están observando nuevas metodologías delic-tivas. En San Pedro ocurrió algo inaudito, aunque el delito que vamos a relatar se extendería como mancha de aceite. Un delincuente se comunicó con miembro de una familia mediante la forma de cobro revertido y le comunicó que tenía un familiar raptado.


Poco después le ordenó que un paso para dejarlo en libertad, era que debía comprar diez tarjetas telefónicas “Telecom de uso global”


El delincuente espero que se cumpliera el requerimiento y luego repitió el llamado. El caco en la tercera llamada habría pedido a la víctima los códigos de las tarjetas que había adquirido.


Con esta estrategia el delincuente pudo usarlas libremente. En tanto el presunto secuestro no existía y todo el botín que el caco pretendía era el valor de las tarjetas que seguramente usó para realizar varios llamados o se las “vendió” a conocidos.


El suceso ocurrió dos veces en San Pedro. Una de las víctimas cumplió con el requerimiento y la segunda denunció la maniobra a la policía.



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