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22/11/2016
Editorial por Cynthia Calvigioni

Militante no hay camino, se hace camino al andar


La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar. Eduardo Galeano



Hace 18 años de exilio un 17 de noviembre de 1972, volvía a la Argentina el general Juan Domingo Perón, luego de dejar el país tras el golpe de Estado de la denominada "Revolución Libertadora". Su retorno iniciaba una nueva etapa en el país, una nueva grieta se abriría.
Lanata que se mudó a Miami y desde allí destila su odio, no es original con la instauración en el sentido común de los ciudadanos de la "grieta". Desde que hay intereses encontrados económicos, sociales, educativos, culturales, existen posiciones tomadas que se contraponen por lo que hay en disputa simbólica o económica
Un militante es una persona que forma parte de un grupo o una organización, especialmente de un partido político. Es aquel que sueña con transformar el mundo en un lugar donde la justicia social y la equidad no sean meras palabras sino una realidad concreta.
En los últimos meses hubo una estigmatización creciente hacia el militante, alentada por un minucioso plan estratégico de un gobierno neoliberal que a través de su mentor "Durán Barba" desarrolla las técnicas para lograr una estrategia que modele el pensamiento de las masas y que prospere el odio a lo colectivo y la exaltación de la individualidad porque buscan lograr cualquier posibilidad de que retorne un proyecto de desarrollo con inclusión social. Esto está acompañado sistemáticamente por los medios de comunicación hegemónicos
Quedo de manifiesto cuando a principios de este año el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, hizo referencia a la "grasa militante", luego de que le preguntaran sobre los miles de despidos en el sector estatal. Y fue más allá, cruzando todo límite porque no lo conocen: habló de "enquistada en el Estado, proponiendo extirparla", asociando el término a una enfermedad mortal. No son palabras al "azar". Es un claro ejemplo de "despotismo ilustrado para principiantes"
Y como decía Arturo Jauretche: "Ignoran que la multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor."
Porque la militancia es amor por el prójimo, luchar por el bien común, por conquistar derechos. Porque nos une la solidaridad y el compañerismo de compartir las mismas convicciones, la lealtad a una causa justa, la unidad para poder soñar colectivamente.
Porque hay días que estamos cansados, agotados, que uno relega tiempo con su familia, con sus amigos, o de ocio para lograr trabajar en mejorar la calidad de vida social, sin pedir nada a cambio, muchas veces sin honores ni gloria. Perdidos en la multitud el militante acompaña, su presencia es importante porque forma una parte esencial del engranaje que en movimiento produce que se de-sestabilice el status quo, que tome la mano de otro compañero y resista cuando alguien tropieza. Cada día es una batalla, son muchas. Porque el mundo sigue siendo injusto y mientras haya personas en condiciones de vulnerabilidad hay que seguir luchando, batallando, para que eso se termine. Es nuestro sueño, nuestra utopía. Amamos. No odiamos. Porque el amor vence al odio y para nosotros la patria es el otro.
Un militante vive, fantasea, imagina, idealiza con aportar su granito de arena para que la sociedad donde viven sus vecinos, sus hijos, sus nietos, sus amigos, sus compañeros de trabajo sea digna para todos y todas
Ernesto Jauretche señaló: "militante es aquel que intenta transformar el mundo con su ejemplo; sabe que decir lo que se piensa y hacer lo que dice es el arte mayor de una noble práctica política".
Por eso las elites económicas se incomodan frente a esto e intentan demonizar a la militancia. Les molestan las conquistas, la alegría y la ampliación de derechos.
Néstor Kirchner en el Encuentro Nacional de la Militancia, 11 de marzo de 2004 hablaba frente a una multitud que volvía a creer y tener esperanzas, tras haber gritado "que se vayan todos" solo hacía tres años antes. "Tenemos que volver a reconstruir el espacio de los militantes, de los cuadros, tenemos que volver a valorar la política y no queremos que se repita la mecánica casi empresaria de la política que tiende a acordarse de los amigos y de los compañeros para utilizarlos en cuestiones electorales. Y proseguía: "No queremos ayudar a conjugar y a que todo el mundo nos diga que sí, a tener tropas "disciplinadas", como se estila.
Queremos tener compañeros que piensen, que nos digan la verdad, que tengan capacidad transgresora, que ayuden a equivocarnos lo menos posible. No queremos más la práctica de un culto al individualismo, a la personalidad y a la teoría del jefe. Esas teorías que tanto daño han hecho a la política argentina y han quebrado su calidad y hasta su propia moralidad los que quisieron llevarlas adelante. Tampoco queremos más generar ese desaliento de que los compañeros, los amigos; donde les toque actuar, sea la fuerza que sea, salen a trabajar políticamente y saben que cuando terminan las elecciones se cierran las puertas del ida y vuelta que deben tener aquellos que son elegidos y aquellos que ayudan a que sean elegidos. Queremos terminar con la idea del influyente, del "vení conmigo que yo tengo conexiones" para generar el acomodo en la historia, porque eso también quebró la moral de la política, de la práctica, que tanto daño hizo.
También cuando hay una masa crítica que piensa, que elabora, que participa, evita que aquellos que tenemos que ir a cumplir responsabilidades nos creamos más de lo que somos y nos olvidemos de dónde venimos y para qué venimos.
En su último discurso como presidenta de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, hizo foco en este tema ante miles de personas que la despedían en una Plaza de Mayo colmada. "El lugar de un militante es junto al pueblo", señalo y recalcó: "Compatriotas, cada uno de ustedes tiene un dirigente adentro y cuando cada uno de ustedes, sienta que aquellos en los que confió y depositó su voto lo traicionaron, que tome su destino y sepa que es el constructor de su destino. Esto es lo más importante que he dado al pueblo argentino, el empoderamiento de las libertades"
Porque nuestro lema es "mejor morir de pie que vivir de rodillas". Citando al Che Guevara hay algo que nos hermana: "No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante"
No estamos viviendo tiempos felices, en un país donde hay miles de despidos, aumentó el gas y la luz de manera desorbitante, destruyen los derechos de los sectores más frágiles de la sociedad, hay ajuste en educación, cultura, deporte. Donde muchos ya no pueden pensar en vacaciones, y les sobra mucho mes cuando se termina su sueldo.
En un país donde la clase trabajadora en 10 meses perdió su poder adquisitivo de manera catastrófica y donde se persigue y hostiga a quien piense diferente. Donde el odio ganó terreno en muchos. El odio hacia otros seres humanos que pudieron empezar a tener una vida digna. Porque solo temporalmente venció el egoísmo... en este país del revés, donde están endeudadando e hipotecando el futuro de mi hija y de mi pueblo... hay que respirar y seguir defendiendo los derechos de todos. Somos militantes. No nos van a robar los sueños
*Licenciada en Comunicación Social.





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