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02/09/2016

Pis de pobres para mujeres ricas: el negocio de la orina para fertilización asistida


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En los barrios periféricos de Colón siguen recolectando orina en bidones de plás-tico. Un negocio que se presume millonario y que en nuestra ciudad se entrega gratis . Demás estar decir que por lo menos en el conurbano bonaerense la orina entregada por las mujeres reciben alguna retribución.


La historia local es bastante simple, el 16 de agosto de 2016 en el Facebook del Secretario de Seguridad, Marcelo Bataglia se escribía: " POR INTERMEDIO DEL PRESENTE HACEMOS CONOCER UN COMUNICADO DEL HOSPITAL MUNICIPAL DE COLÓN DÓNDE SE DEJA CONSTANCIA QUE LA FIRMA BIOMAX S.A. REALIZARÁ DURANTE LO QUE RESTA DEL AÑO UNA CAMPAÑA DE RECOLECCIÓN DE ORINA CON FINES DE HACER MEDICINA PARA TRATAMIENTOS DE FERTILIDAD. POR LO TANTO PARA TAL FIN LA MISMA RECORRERA LA CIUDAD SOLICITANDO A LOS VECINOS LA DONACIÓN VOLUNTARIA DE LA MISMA". Se adjunta copia de la autorización correspondiente.
Las explicaciones de parte de los funcionarios involucrados de-bería ser aclaratoria y definitiva, debido a que las sospechas son muchas y las dudas y los rumores se incrementan jornada tras jornada. ¿Por qué gratis? ¿Por qué el comunicado oficial?


Las investigaciones


Un diario capitalino investigó el tema en el 2014, y señaló en una nota:
Son mujeres de más de 45 años de los barrios más humildes que donan su orina. Ellas creen que ayudan a una buena causa, y por los bidones de pis reciben regalos. Un negocio que mueve millones de dólares para los laboratorios. "Me comentaron que esto era para las mamás que no pueden tener bebés, pero después no me dieron más explicaciones. Lo único que me dijeron es que avise si tomaba medicamentos", comentó una vecina del barrio de Merlo. A su vez, los recolectores tampoco saben mucho sobre el destino de los bidones que juntan de la puerta de las casas de lunes a sábados. "Juntamos la orina para un laboratorio que dicen que hacen vacunas. Las señoras reciben cositas para la casa, una vez por mes se lo dan. Yo levanto, llevo los regalos y nada más. Llego, cargo los bidones, dejo los vacios y listo. Pasamos tres veces por semana. Por día juntamos de 1.000 a 1.200", explicó un trabajador. Las mujeres que donan su orina reciben a cambio una serie de "estimulantes" mensuales, que sirven como incentivo a cambio de la entrega de los bidones. Rayadores, tuppers, pinzas, jarros, paneras son algunos de los "regalos" que todos los meses reciben estas mujeres.
En el proceso de recolección hay varios puntos oscuros. A los contratistas se le pagan por cantidad de orina recolectada, lo que hace que muchas veces éstos la rebajen con agua. "Quienes comercializaran con la orina deben estar relacionadas con el arte de curar, por lo que este negocio sería ilegal. Nadie con-templa lo que está sucediendo porque dicen que es para un bien benéfico", comentó la abogada Rita Chaperon. La Argentina es líder mundial en la fabricación de un medicamento para la fertibilidad y la Gonadotrofina es la droga que se obtiene de la orina de mujeres con menopausia.
Las donantes son siempre mu-jeres humildes o pobres que no saben lo que se hace con su donación. Desconocen que a partir de ellas hay un negocio del que los laboratorios ganan millones de dólares.

Negocio de exportación


El diario La Nación en una nota de investigación en 1994, escribió: " El sol todavía no apareció en la esquina de Juramento y Fontenla, en Lomas de Za-mora, cuando Jonathan sale a recorrer las casas de la zona con un racimo de unos 40 bidones de cinco litros vacíos, colgado al hombro. El bulto de envases blancos casi duplica su figura. Es el único que anda en la calle a esa hora. Con la mano que le queda libre abre la cerca de una casa, saca un botellón medio lleno y deja otro vacío. Hace lo mismo en otras tres puertas de esa cuadra. En silencio y sin despertar a nadie. Después, deja los bidones con pis en la esquina para que los cargue un camión. Repite la rutina todos los días. Antes del mediodía tiene que retirar unos 1400 envases en Temperley, Adrogué, Rafael Calzada y Florencio Varela. Gana 100 pesos por semana.
Así arranca, en el conurbano bonaerense, la maquinaria de un mercado que se mueve sobre la base de orina y que maneja millones en todo el mundo. En el final de la cadena, la Argentina se posiciona como el principal productor mundial de un medicamento que se elabora con pis.
El Instituto Massone, en Saavedra, es el que trasmuta el líquido ámbar en tratamientos para la fertilidad; extrae una hormona de la orina de mujeres menopáusicas y la convierte en menotropina, una droga que estimula la fabricación de óvulos.


Escalas de la recolección al milagro


Según explicó a LA NACION Raúl Massone, director del instituto, en el conurbano, en tres barrios porteños que lindan con la General Paz, en Zárate y en La Plata, se recolectan diariamente unos 200.000 litros de orina. Esa es la cantidad que se necesita para, tras cuatro meses de tratamiento, producir un gramo de menotropina, también llamada gonadotrofina de origen natural.
Claro que a partir de un gramo de ese producto se pueden generar unos 2000 tratamientos. Según explicaron especialistas en fertilidad asistida, un tratamiento de esas características cuesta 3000 pesos.
¿De dónde provienen los 200.000 litros de pis? De 165.000 mujeres mayores de 48 años, menopáusicas, que juntan el material de todo el día en un bidón y, cada dos días, lo dejan en la puerta de su casa. Según explica Biomás, el laboratorio que desde 1996 se encarga de hacer la recolección de la orina y provee a Massone de esta materia prima.
El director médico del Centro de Estudios en Ginecología y Re-producción y uno de los referentes nacionales en tratamientos de reproducción asistida, Claudio Chillik, asegura que el mercado mundial de gonadotrofina urinaria movilizó en 2003 unos 17 millones de viales o ampollas. Massone produjo más del 82% del mercado mundial: exportó 14 millones de am-pollas, mientras que el 18% restante se repartió entre China y Japón.
La participación argentina en el mercado se incrementará a fin de año, cuando el laboratorio produzca 20 millones de ampollas. Europa y Estados Unidos son los principales mercados a los que se exporta.
Cifras de la Dirección de Industria y Comercio Exterior porteña confirman que el año último la industria farmacéutica encabezó el ranking de exportaciones y que, si se discrimina por rubros, los tratamientos con menotrapina se colocaron en el tope de los productos exportados.
Las donantes no reciben ningún pago. A cambio, una vez al mes, el laboratorio les envía un obsequio, que puede ser una jarra de vidrio, una hielera, una frutera, recipientes plásticos, repasa-dores o, como el mes último, una bandeja de madera para pintar, según comprobó durante un extenso recorrido por casas de donantes en Bernal, Long Champs, Quilmes, José León Suárez, Lomas de Zamora, Adrogué y Temperley, entre otras localidades.
"La orina no se paga. No tiene un precio porque no es un bien que esté en el mercado. La ley prohíbe la comercialización de partes y materias del cuerpo humano", explica María Luisa Salinas, gerente de Promoción de Biomás. Fuentes de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) confirmaron que el laboratorio realiza una actividad legal y certificada, que recibe controles de organizaciones internacionales. Y que la orina no puede comercializarse.
Pero, y entonces... ¿por qué las mujeres se toman el trabajo de juntarla? Las donantes, en su mayoría tienen más 60 años, pertenecen a la clase media bonaerense, son jubiladas o viven solas y tienen un jardín delante de su casa, donde dejan el bidón. La estrategia más convincente que usan las promotoras para convertirlas en donantes es hacerles ver que ellas dan su orina "para ayudar a las mujeres que no pueden tener chicos".
Olga Arturia vive en Misiones al 600, en Lomas de Zamora. Desde hace un año y ocho meses, todos los domingos, martes y jueves, antes de ir a dormir, deposita la última cuota de donación y saca el bidón a la entrada. "Al principio dije que no. Ahora, me traen un regalito todos los meses. Pero igual yo no lo doy por eso, sino porque lo usan para un fin que es bueno. Además... si yo lo voy a tirar", se justifica.


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