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04/01/2016
Editorial

No saben, no quieren o no pueden


Hace ocho días los tres condenados por el triple crimen de General Rodríguez escaparon de la cárcel de extrema seguridad de General Alvear. Los malvivientes estaban armados con una pistola de juguete de fabricación casera y pocos después se perdieron en la profundidad del conurbano bonaerense sin dejar rastros. Los capítulos se sucedieron rápidamente: después de balear a policías, visitar dos veces a ex suegra, comprar en una verdulería, incendiar autos etc, etc, etc., para el común de los ciudadanos más que hombre encarnados parecían fantasmas. Con gastos millonarios en seguridad, no hay cámaras de vigilancia, retenes policiales, ni consignas que puedan encontrarlos.


El escape sería digno de poder ser filmado por Federico Fellini, o relatado en un culebrón brasileño. Pero lo más grave es que ya entra en la historia policial argentina como uno de los papelones más vergonzosos. El ciudadano de a pié y que sigue por la acotada televisión (días antes señalamos que la fuerza de los hechos iba a levantar el blindaje mediático) mira boquiabierto el espectáculo circense que le están brindando los actores políticos participantes de esta tragicomedia estival.
Pero eso no es todo. Un ministro de Seguridad Bonaerense que indica en cadena nacional (lo sacaron todos los medios televisivos) que los prófugos están rodeados y les indica que se entreguen por su bien y poco después los delincuentes tienen sendas apariciones en la casa de una ex suegra, está más cercano a una película de Tiburón, Delfin y Mojarrita ( en sus argumentos y personajes hacían futurología) que a esta agobiante realidad. Ya no se trata de una fuga, si no que hace a la propia seguridad diaria de los ciudadanos bonaerenses. Nadie entiende como la mayor fuerza civil armada del país, como es la policía bonaerense, con cien mil hombres y equipamiento suficiente sobre sus espaldas, ayudada por las cuatro fuerzas federales (Gendarmería, Prefectura, PSA y Policía Federal) no pueden atrapar a tres tipos (que no son precisamente Rambo) que huyen en una modesta e incansable Kango y hasta se animaron a comprar frutas en una verdulería. Al hombre y la mujer bonaerense solo le basta realizar una regla de tres simples aprendida en segundo grado. Si esto pasa con tres tipos que son “cuatro de copas” en el “mundo narco” y que sacaron pecho porque apretaron un gatillo, que puede pasar con los carteles colombianos, peruanos o mexicanos.¿ A quien contratamos para combatirlos?. La otra pregunta es ¿No saben, no quieren o no pueden?.


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