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06/11/2015
LAS AVENTURAS DEL PIRINCHO (Cualquier semejanza con la realidad usted es un colonense más)

Que malaria había en el bar La Milanesa


El Pirincho no quiere volver a la década de los noventa, porque dice que en aquella época el turco nos acostumbró a estar mal pero que nos fue engrupiendo de a poco. Recuerda que estaba tan mal económicamente que a los dos chanchos que tenía y que dormían en la cocina, para que no se resfriaran, los arriaba montado con el galgo atigrado que tenía para cazar liebres.


Porque ni liebres ni caballos había. Era tal la malaria que la fiesta de carnavales se festejaban con la luz apagada, sin música y sin gente. En el Bar La Milanesa el propietario tuvo que cerrar por falta de clientes y desalojó judicialmente a dos parroquianos que estaban sentados en la mesa del rincón festejando todavía el regreso de Perón. En la cancha de bochas se jugaba sin el bochín porque unos pibes lo habían robado creyendo que era un confite de chocolate. El único día que los gauchos bravíos se juntaban era para ver el partido codificado y el propietario de aquella época servía una picada de rabanitos, zanahorias, apio, soja, y era regada abundantemente con una limonada o jugo de mandarina extraído de las plantas del fondo propiedad de un vecino que se acostaba muy temprano. No había plata para comprar un tetabrik y los hinchas se identificaban con alguna camiseta que había usado el "Tanque" Rojas o el "Fantasma" Onega. Todo era tristeza. Si hasta los triunfos de los dos grandes del fútbol argentino se festejaban sin tirar bombas. Todo esto sucedía mientras que un "Figuretti" sobrio cantaba "si hay miseria que no se note" y ahí nomás decía "tráeme otro naranjin".


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