PAGINA PRINCIPAL TAPA PAPEL CONSULTAR ARCHIVOS POR FECHA AVISOS FUNEBRES CONTACTESE

Enviar Artículo a un amigo  
Imprimir Artículo IMPRIMIR ESTE ARTICULO

18/09/2015
Historia Nuestra (Nota 16)

Comienza en la zona el engorde a corral por Victor Calvigioni


289 (8k image)
A fines de la década de los sesenta explota en nuestra zona el engorde a corral o comúnmente llamado Feed Lot. La economía agro-pecuaria comenzaba a cambiar. En el presente la zona núcleo con un buen manejo brinda setecientos kilos de carne por hectárea y por año. En aquellos años los expertos decían que el campo podía soportar dos vacunos por cada hectárea, teniendo en cuenta que el animal come con cinco bocas. Una natural y las cuatro patas (que destruyen mucha pastura). La relación granos-carne va-cuna permitió el fenómeno donde en un espacio de pocas hectáreas se "amontonaban" miles de animales.


Las grandes estancias comenzaban a recorrer un camino empírico. El primer desafío fue "llenar" los cuatro estómagos de los vacunos. La resolución de los técnicos fue la creación de los silos de pastos aéreos y subterráneos El silo aéreo se impuso por menores costos. El sorgo, cuando el grano estaba en estado lechoso, se cortaba con máquinas especialmente diseñabas (la empresa colonense Cestari fue una de las primeras) y el producido se descargaba en un área de tres metros de ancho y unos cincuenta metros de largo. En las decenas de viajes se iba formando una especie de puente que tenía un alto en su parte media de dos metros y que era "pisado" constantemente por un pesado tractor guiado por un avezado conductor. No hubo, en este sentido, accidentes graves re-portados. Cada jornada se debía tomar la temperatura interna del silo, para tener una correcta fermentación láctica a 14 º y sabiendo que a más o menos temperatura la planta granifera picada se pudría literalmente.
Con el tiempo y la mayor experiencia de las empresas se fabricó una máquina de "repicado" que al tener el sorgo "cortado" en menor longitud permitía una mejor fermentación. Si la temperatura subía se "pisaba" nuevamente hasta lograr el estado correcto para el con-sumo vacuno. Cada animal recibía por jornada quince kilos de sorgo picado de un color verde oscuro y un olor especial que se impregnaba en la ropa.
Los animales eran traídos de la zona de cría del norte del país cuando alcanzaban unos 150 kilos de kilos y la mejor conversión se daba en los cruza cebúes con razas continentales o británicas. En lo que era un experimento, en cada feed lot se caravaneaban entre cuarenta a cincuenta vacunos que se pesaban cada diez días y en promedio lograban aumentar en algunos casos hasta más de 1.500 gramos por jornada.
Con los cebúes se llenaron los corrales con un animal gregario que no causaba grande problemas, resistente a las enfermedades y que le daba cada una tonalidad de colores nunca vista en nuestra zona. Un hombre que se dedicaba al comercio de cueros vacunos encontró una gran beta económica. En un frigorífico de la provincia de Santa Fe se separaban los cueros por tonalidad exacta y se exportaban a países europeos. En aquellos leja-nos lugares, eran utilizados cubrir los pisos de las vivien-das. Los que comercializaban el producto cortaban los cueros como si fueran baldosas y se disponían en el piso de las habitaciones formando dibujos geométricos aprovechando los di-tintos colores.
La ración diaria para los novillos se completaba con panes de sales que se ponían en distintos lugares del corral, y urea.
Con este último componente se pudo determinar gracias a la experimentación que se debía dar los gramos exactos porque de dar dosis altas, el animal comenzaba a enflaquecer y hasta perdía el pelo. También se les brindaba un núcleo de vitaminas y minerales, maíz molido (para una digestión correcta) y hasta marlo picado para lograr saciedad en el vacuno y que no camine en busca de alimentos.
El espectáculo por aquellos días era observar los animales arrodillados comiendo el sorgo o correr hacia las piletas donde se disponía el grano cuando veían ingresar al sector el carro volcador con el alimento. La situación económica posterior disolvió estos emprendimientos que resurgieron hace pocos años.
La experiencia recolectada en varios fee lot de aquella época me dice que los que están mal manejados en la actualidad dan una carne "alechonada" a la cual el consumidor argentino esquiva. Serían como si a los porcinos se los terminara con soja o maní dando una grasa imposible de trabajar y de mal gusto.
*Experto Agrario, Agrónomo General, Técnico Tipificador y Clasificador de Carne y Técnico en Administración de Empresas.


VOLVER A PAGINA ANTERIOR




Home | Tapa | Archivos | Fúnebres | Consultas
© Semanario Colón Doce - Todos los Derechos Reservados