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04/09/2015
Policiales

La muerte de un "Pesado" en Labordeboy


Un hombre que alquilaba una casa en una quinta ubicada a la salida de la localidad de Labordeboy, camino de tierra en dirección a Wheelwright sería el responsable de darle muerte a Ariel García supuestamente con un objeto pesado.


Uno de los personajes del hampa que están en la lista de los más famosos piratas del asfalto de la región término sus días cuando un albañil lo golpeo en la cabeza de atrás con un hierro.
Ariel García, nacido el 4 de agosto de 1946, habría llegado a la quinta en un auto marca Honda Civic, chapa patente ABO 003 color gris, propiedad de otro colonense, para supuestamente cobrar una deuda en narcóticos. Una mujer con sus dos hijos de 5 y 6 años lo habría atendido En el expediente constaría que el colonense estaba reclamando un kilo de cocaína que le debían. El esposo llegó al sitio y habrían comenzado a discutir con el colonense. Según se indica supuestamente el hombre identificado como Víctor Carrizo lo golpeó de atrás a García con un fierro.
La víctima grito pidiendo auxilio y murió 15 minutos después. El episodio ocurrió sobre el mediodía del viernes. En la casa, la Justicia encontró paquetitos de cocaína que podrían alcanzar los 100 gramos. En la hipótesis se habla de que el colonense habría ido a cobrar la deuda . El lugar donde sucedió el hecho se encuentra cerca del casco urbano de Labordeboy, en un camino paralelo al real, cruzando las vías del ferrocarril. El acusado y detenido Víctor Carrizo (38) alquilaba la vivienda con su pareja y dos hijos.
Por mes pagaba seiscientos pesos y el contrato se termina el 30 de septiembre próximo. La policía santafesina alertada telefónicamente del drama al llegar al sitio, encontró en la parte de atrás de un auto Renault 9, color blanco, una pistola 9 milímetros que sería propiedad del colo-nense. El arma de fuego no habría sido usada.
Victor Carrizo declaró que García amenazó a su esposa de nombre Romana y originaria de Hughes con el arma de fuego y teniéndo a uno de sus niños en sus brazos . En ese momento habría reaccionado y lo golpeó en la cabeza con un hierro de regular tamaño que fue encontrado en el sitio.
El Fiscal de Melincué, Matías Merlo señaló "Como el morador no estaba en la casa, el demandante de la mercadería ilícita (drogas) se encontró con la mujer del mismo. Minutos más tarde llegó el habitante de la casa y se generó una fuerte discusión. El morador le pegó con un fierro en la cabeza y como consecuencia del golpe, el reclamante falleció minutos más tarde en esa quinta de Labordeboy".
Desesperados, los moradores de la finca pidieron una ambulancia, y fueron los profesionales de la salud quienes constataron la muerte de García de 69 años.
El acusado se desempeñaba en tareas de albañilería en Labordeboy y Villa Estela. No tendría antecedentes policiales ni judiciales. Los rumores en el pueblo de seiscientos habitantes son muchos con respecto al aprehendido. Lo notable y es para pensar es la cantidad de cocaína que se encontró en esa población tan pequeña. Esto último habla de la profundidad insondable que tiene la comercialización de estupefacientes.


Un hombre de los ochenta


En los anales policiales, Ariel García es nombrado como responsable de decenas de secuestros extorsivos y casos de piratería del asfalto en el denominado "Triángulo de las Bermudas", conformado por una línea imaginaria que pasa por Venado Tuerto-Colón y Pergamino. Su compañero de correrías fue otro famoso: Jorge Rivas. El trágico destino también los unió a ambos. El "Pibe Cabezas" como se lo conocía fue herido gravemente por una docente de 39 años que regresaba a Ramallo por la Ruta 51, a bordo de su auto Renault 9. En cercanías del ingreso a la localidad de Las Violetas, una camioneta Ford Ranger, comenzó a perseguirla y se le puso a la par.
El delincuente acompañante de la camioneta, apuntó a la mujer con un arma de fuego y mediante señas le exigió que detuviera la marcha del auto.
La docente que daba clases en una escuela de la población de Las Violetas regresaba sola e instintivamente se cruzó de carril para evitar ser robada, por lo que los delincuentes la persiguieron.
En poco más de doscientos metros los asaltantes pudieron cruzarle. El vehículo que debió aplicar los frenos.
En este momento Jorge Rivas habría descendido del habitáculo y comenzó a acercarse al auto. La maestra presa de un ataque de pánico y no midiendo las consecuencias, asustada apretó el acelerador y arrancó, tratando de esquivar a Rivas.
Sin embargo no pudo evitarlo y el delincuente cayó herido sobre la banquina de la ruta, mientras que su cómplice escapó y la docente asaltada abandonó el lugar y se dirigió hasta la dependencia policial más cercana a denunciar lo ocurrido.
Cuando los efectivos de la subcomisaría de Pérez Millán, arribaron al lugar del hecho encontraron al asaltante en grave estado, por lo que lo trasladaron en ambulancia al Hospital de Ramallo, donde los médicos constataron que presentaba fracturas de cráneo y de costilla.
Rivas estuvo más de treinta días internado en terapia intensiva en estado de coma profundo y finalmente falleció.


Los dos últimos a arrestos de García

En el 2013, una banda narco que operaba en el norte de la provincia de Buenos Aires y sur de Santa Fe fue desarticulada tras varios procedimientos realizados en Colón y en las localidades santafe-sinas de Rosario, Rufino y Wheelwright.
Como resultado de veinticuatro allanamientos llevados a cabo por personal de la delegación Drogas Ilícitas de Pergamino, la policía detuvo a ocho personas que integraban esta banda criminal que actuaba en ambas provincias, donde distribuían la droga.
Según contaron las fuentes, cada uno de los sujetos apresados tenía una tarea dentro de la organización: "cumplían los roles de proveedor, distribuidor y vendedor de drogas", indicaron. La droga era retirada en Rosario, de buena calidad, se traía con diversas "Mulas" a Colón donde era distribuida en los dealers.
Una vez obtenidas las pruebas suficientes, los investigadores, con la colaboración de las Delegaciones de Drogas Ilícitas San Nicolás, Junín, Canes Antidrogas y efectivos de la Jefatura Departamental Pergamino y Gendarmería Nacional, desarrollaron un gran despliegue, que finalizó con el desmantela-miento de la banda.
Durante los allanamientos los uniformados lograron incautar medio kilo de cocaína, varias dosis de marihuana y 18 mil pesos en efectivo.
En el cabaret que está sobre la Ruta Nacional Nº 8, entre Colón y Wheelwright, realizó el procedimiento judicial el auxiliar de Justicia Adrián Ródriguez. En el sitio de nombre de fantasía "Oasis" el agente judicial, con efectivos de Gendarmería Nacional con el exhorto judicial emanado del Juzgado Federal de Rosario fueron a detener a Ariel García.
El colonense se habría encontrado descansando y no opuso resistencia. (el viviría en ese lugar)
Una fuente indicó que ál momento del allanamiento había trabajando doce mujeres, y que se encontraban según normativas vigentes en la provincia de Santa Fe.
Por último, en el lugar la Justicia secuestró un arma de fuego y cocaína.
En Colón como se recordará en julio de 2007, la Policía antinarcótico al mando de Horacio Oldani, secretario del Fiscal Dr. Juan Andrés Gracia, realizaron dos allanamientos en un casa del barrio Barracas y una casaquinta cercana al barrio "Sol de Mayo" y secuestraron bagullos de marihuana listos para comercializar y un arma de fuego por tenencia ilegal.
Los procedimientos se hicieron en una quinta, ubicada camino a la Escuela Nº 14. En la edificación las fuerzas del orden detuvieron a una persona que tenía pedido de captura desde hacia dos meses, emanada del Juzgado de Garantías Nº 1 de Pergamino y que resultó ser Juan José Ríos alias el Puntano o el Herniado. En tanto en la casa allanada de calle 42 entre 23 y 25, donde vivía Ariel García se halló un arma de fuego.


Un poco de historia


El comisario Carlos Cavallo, acusa a la banda colonense conformada entre otros por García y Rivas de haber realizado en su accionar 100 delitos de piratería del asfalto, cincuenta asaltos a bancos y seis secuestros extorsivos y diez homicidios . Por su parte, Jorge Rivas en un reportaje lo desmintió y señaló "hay una cosa notable: la única causa que tenemos en común es la de Díaz Franco. No existe en ningún juzgado del país una causa que relacione a García, y Rivas". Se debe recordar que a fines de la década del 60 el accionar de los delincuentes con grandes bandas se limitó. Las Cooperativas estaban casi tan fortificadas como los bancos, las grandes empresas comenzaban a pagar con cheques, los barrios exclusivos contrataban a policías privados, las joyerías más importantes se adherían a sistemas de control electrónico. Los asaltos se volvían cada vez más difíciles y había que buscar un talón de Aquiles en la cadena de comercialización.
En esa época surgieron los "piratas del asfalto". Estos delincuentes se volvieron especialistas en detener camiones en las rutas y llevarse sus cargas con camión y todo. Son los años de esplendor de Rivas y García.


Secuestros


Por otra parte a mediados de los ochenta, Jorge Rivas, Ariel Garcia, y Juan Caffese fueron acusados del secuestro de Jorge Negrini en Monte Maíz, Córdoba y la de Fernando Massaro Villalba. En la causa del santafesino secuestrado Hugo Filipetti, el juez de Décima Nominación de los Tribunales de Rosario, Carlos Carbone, envió por primera vez en la justicia argentina a Estados Unidos dos cassettes con voces para ser comparados. En uno de ellos un hombre pedía el rescate telefónicamente. La voz periciada fue la de Jorge Rivas. La comparación de voces realizada en la Universidad de Michigan y una pericia caligráfica fueron determinantes para la condena que recibió el colonense Rivas en l991 a 13 años de prisión.
Aquel fallo de la Justicia se cumplió en mayo del 2002. La decisión del magistrado Julio Kesuani de unificar a la primera la sentencia por el rapto de Hugo Filipetti y el rapto y desaparición de José Díaz Franco (alcanzó a los 15 años) fue decisiva para retardar la libertad de Jorge Rivas. En la condena por el caso de Díaz Franco fue absuelto Ariel Garcia y el legendario delincuente pergaminense Andrés Roldan


Tiempos de esplendor


Los tiempos de "esplendor" cuando la banda se movía en una amplia región y tenía hasta un sistema de postas habían pasado. Cafese era un asiduo visitante a Colón por los años 80 y habría estado cuando lo trajeron al empresario rosarino José Díaz Franco a la casa de un "contador" detrás de la que era la fábrica Lamopi. En ese lugar lo habrían matado al empresario lácteo y de allí lo llevaron al puente de Pearsón para arrojarlo a sus aguas.
El secuestro de José Luis Díaz Franco, de 32 años, ocurrió en Rosario el 18 de diciembre de 1988. La víctima, de fuerte contextura física era el hijo del distribuidor de productos La Serenísima en toda la provincia de Santa Fe. El auto donde se trasladaba fue interceptado por la banda de Jorge Rivas en Urquiza y Rodríguez. Pocas horas después pidieron 300 mil dólares de rescate y, aunque hubo negociaciones, Díaz Franco nunca apareció.
A raíz del secuestro de un juez de Instrucción en Melincué que fue traído a Colón y que además le sacaron una serie de fotos para luego extorsionar en un hecho que marcó a la banda. En las negociaciones un comisario reconoció las voces grabadas de los captores como las mismas que aparecían en las cintas del caso Díaz Franco. El imputado por ese hecho era Jorge Rivas entonces detenido por una causa federal, aunque poco después se escaparía.
En 1994 una anónimo reavivo el caso. La misiva indicaba que los huesos de Díaz Franco estaban en un arroyo de Pearson. El Juez Carlos Carbone pidió ayuda y el propio jefe de la policía bonaerense estuvo en el lugar. Se encontraron huesos humanos entre ellos una fémur y una tibia.
Los mismos pertenecían a un hombre y una mujer. Nunca se pudo saber de quienes eran.


El anónimo que inicio la causa judicial


Un anónimo cuya copia tiene Colón Doce desató el descubrimiento del caso José Díaz Franco cuyo cadáver tiraron a un arroyo de Pearsón.
El anónimo dirigido al jefe de la policía provincial y fechado el 5 de febrero de 1994 llegó a destino.
En las cuatro carillas la misiva relata minuciosamente como raptaron en la ciudad de Rosario al empresario lácteo, José Díaz Franco. Además dice que el jefe de la banda era Jorge Rivas El autor describe con lujos de detalles los malvivientes involucrados y en donde estuvo cautivo José Díaz Franco. Según la misiva el ejecutivo santafesino pasó sus últimos días de cautiverio a solo 14 cuadras de la zona céntrica de nuestra ciudad. José Díaz Franco fue encarcelado por una banda integrada por colonenses: "En una quinta atrás de la fábrica de jaulas y acoplados Lamopi". El anónimo agrega: "La quinta fue vendida en l990 y su propietario se mudó de ciudad".
La carta dice que el propietario de la finca es un contador que no ejercita su profesión. Según las suposiciones Díaz Franco habría sido asesinado de varios disparos el 22 de diciembre de 1988- El lugar donde se concretó el crimen sería la casa que había en el mencionado predio. El acusador dice "Como fracasaron en poder cobrar decidieron matarlo y tirarlo debajo de un puente donde pasa un arroyo de Pearson".
El anónimo continua: " Al secuestrado lo llevaron como le dije hasta el puente que esta a la entrada del pueblo de Pearson y lo tiraron por la baranda del lado derecho no abajo, es decir para donde corre el agua".
La persona que escribió el anónimo explica porque se dirigió al jefe de la policía.: "Los policías de Colón se han criado en está ciudad y algunos de ellos pueden llegar a ser amigos con estas personas" (Por los acusados). Por último, el autor de la carta recomienda: "Que se haga este procedimiento y se concreten las tareas que se necesitan para encontrar el cuerpo del infortunado muchacho de Rosario, hijo de un industrial importante de esa ciudad".
La firma de la misiva es de "un colaborador anónimo, habitante de esta ciudad".La pregunta del millón sería quien escribió el preciso anónimo. Según una información que tenemos, el propio Jorge Rivas pensaría que hubo una "traición" de una persona "amiga" que estaba detenida en una cárcel de Junín. Los miembros de inteligencia que trabajaron el caso en 1994, tienen sus precisiones.
La carta anónima fue escrita por un componente de la banda de apellido Roldán e incluso, una vez que el organismo de seguridad detectó quien la habría redactado, el autor habría sido traído al puente de Pearson para que "marcara" el lugar exacto donde fue arrojado el cadáver de Díaz Franco.


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