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22/08/2015
Se ratifica artículo de Colón Doce

El problema del drenaje del agua en nuestra región


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El exceso de agua. Una imagen repetida en los últimos días, y obliga a repensar acciones. El planteo del problema revela que en las últimas décadas registramos, atónitos, un aumento en la variabilidad de las precipitaciones, fenómeno que con frecuencia inusual pone y pondrá cada vez más a prueba la capacidad de adaptación de nuestra sociedad frente al cambio climático.


La magnitud y la frecuencia de las inundaciones son respuestas de un sistema de funcionamiento complejo constituido por un conjunto de variables que se combinan para producirlas. En la pampa húmeda, entre ellas citaremos, obviamente, las características de las precipitaciones, del relieve y el funcionamiento hidrogeológico de cada una de las subregiones que la componen, pero no menos importantes son las decisiones de gestión relacionadas con los cambios de uso y manejo de las tierras: el sistema de producción agro-pecuario y las consecuencias del mercado inmobiliario.
Coincidiremos en que es muy difícil contener los enormes volúmenes de agua cuando se descargan precipitaciones de gran intensidad concentradas en pocos días. En la subregión Pampa Ondulada, todos los cursos de agua se originan en zonas de descarga de los acuíferos, en zonas bajas, normalmente ocupadas por bañados y lagunas, y siguen una trayectoria zigzagueante con el objetivo de disminuir al máximo su pendiente. Además, el agua de lluvia penetra dentro del suelo, una parte importante queda reservada en él y otra lo atraviesa y recarga los acuíferos; primero se encuentra con la capa freática. Es decir que el orden natural está preparado para atemperar los picos de concentración del agua y utiliza para ello zonas de amortiguación.
Desde los albores de nuestro país, particularmente cuando empezó a poblarse significativamente, a fines del siglo XIX, la ocupación de las tierras desconocía dicho orden natural. Particularmente, muchas poblaciones se ubicaron en áreas naturalmente vulnerables y, dramáticamente, se han perdido vidas en forma recurrente en un lapso tan corto como 120 años.
Una humilde respuesta para una pregunta común: ¿Los agroecosistemas actuales de la zona pampeana mejor dre-nada retienen menos agua? Sí. Desde que se abandonó la rotación agrícola ganadera en los 70, ha disminuido su poder buffer; menos agua se pierde por evapotranspiración durante el año, menor bombeo desde lo profundo del suelo por parte de raíces de especies perennes, capas freáticas cada vez más cercanas a la superficie, estructura superficial de los suelos retardadora del ingreso de agua que se produce bajo siembra directa cuando predomina el monocultivo de soja, incorporación de la agricultura en zonas del paisaje con problemas de drenaje y, por ende, conducción del agua superficial por canales construidos para evacuar rápidamente el agua hacia cursos superficiales. Los cursos de agua sorpresivamente registran un aumento inusitado de su caudal que no puede ser contenido por su cauce ni por su valle de inundación e invaden nuevas áreas, en muchos casos, ocupada por poblaciones que sufren las dramáticas consecuencias.
La resolución de estos problemas no es mágica ni permanente. Se requiere un programa con otras aproximaciones que se han desarrollado muy poco.
Entre algunas de las acciones e instrumentos de fomento que contribuyen a la sostenibilidad de los agroecosistemas se encuentra la Gestión por Cuencas. El programa que se requiere debería estar enfocado en la corrección de pasivos ambientales colectivos e individuales que afectan a los suelos, a partir de prácticas de manejo conservacionistas, teniendo como principales acciones:
- Instalación de cercas para la protección de zonas ribereñas
- Adecuación de rutas y caminos
- Conservación de suelos (curvas de nivel, terrazas de absorción, mejora en la biodiversidad)
- Establecimiento de zonas de amortiguación,
- Zonas para la deposición de residuos urbanos y rurales,
- Planificación de zonas preferenciales para la expansión urbana
- En propiedades rurales, destino adecuado de los agro-químicos, instalación de abastecedores de agua, dotación de distribuidores de fertilizante orgánico, etc.
- Cobertura de las necesidades de las diferentes comunidades, promoción de liderazgo de los jóvenes articulado con proyectos para mejorar el medio ambiente, apoyo a programas de turismo rural.
- Promoción de la diversificación agropecuaria incluyendo la agricultura familiar y la agricultura orgánica.
-Secuencias de cultivo que incorporen cereales de invierno y de verano, así como cultivos de cobertura
- Monitoreo y evaluación ambiental permanentes.
Es necesaria la implementación de la gestión por Cuencas, mediante Comités de Gestión funcionales con representantes de todos los organismos estatales que pertenecen a la cuenca (municipales, provinciales y nacionales) y con la presencia de representantes de: el sector privado, las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones sociales, las entidades educativas de distintos niveles y los productores agropecuarios. La funcionalidad requiere, fijar agenda, comprometer acciones, realizar ajustes, formalizar inversiones y ejecutar las obras necesarias para llevar adelante el planeamiento del espacio rural.
PD: Los escrito por Colón Doce en anteriores ediciones es reafirmado por esta nota enviada por el INTA Pergamino y realizada por especialista.


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