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09/05/2014
LAS AVENTURAS DEL PIRINCHO

Loros de colores eran los de antes


(Cualquier semejanza con la realidad usted es un colonense más). El Pirincho anda buscando varios envases de lata para esconder tres botellas de fernets, dos ginebras y cuatro tetabriks conteniendo vino blanco.


Ultimamente el tema de la inseguridad lo está poniendo un gaucho temeroso y más precavidque abogado presentando a declarar en juicio a un testigo falso. Las latas cuadradas y relucientes las enterrará (con perdón de la palabra) en el patio trasero y le va tirar encima un poco de pimienta en polvo para que su perro no se las robe y le tome el contenido alcohólico. Es que el can se envició la noche de Navidad cuando se olvidaron la jarra con sangría en el patio.


La cosa no está fácil. El gaucho colonense después de tomar mate se olvidó la pava de lata en la vereda y se la robaron. El episodio lo obligó a tomar los verdes mañaneros con el jarro enlozado que usa para hervir los huevos que dispone la gallina bataraza cada día y medio, y cuando anda con ánimo altruista.


Con esto de la inseguridad el gaucho recordó viejos tiempos, cuando los delincuentes tenían un poco más de luces para cometer ilícitos. En esto de rememorar, le vino a la mente aquel episodio en el 2002. En una fría tarde de invierno, se presentaron dos tipos en una vieja camioneta, cargando en jaulas loros de variados colores. Los había rojos, amarillos, azules, violetas y hata un atigrado. Cuando pararon en la profundidad del barrio Barracas, un remolino de personas llegó a observar la notable carga. Los "pajareros" dijeron que venían directamente de la selva amazónica con estas aves exóticas. La gente sacaba número para adquirir aquellos plumíferos que no habían sido vistos ni el circo "Patagonia". Con el correr de los minutos, varios de los presentes pagaron tres ojos en la cara por los dicharacheros loros, y estaban más contentos que concejal reelecto. Pero siempre hay un ante y un después. La alegría de los felices adquirentes se fue cuando los loros al tercer día comenzaron a desteñir y quedaron más verdes que el increíble Hulk. Pero lo notable de la historia es que nadie hizo la denuncia por miedo a que le digan ¡Que pedazos de pelo...!




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