Existen evidencias del cambio climático debido fundamentalmente al efecto invernadero como un mayor contenido de gases que ha provocado un paulatino incremento de las temperaturas medias. En esta región se aprecia un incremento de las temperaturas promedio del invierno y un cambio en la distribución de las precipitaciones: lluvias más intensas y frecuentes períodos de sequías.Así graficó el ingeniero agrónomo Carlos Senigagliesi (coordinador y docente de la carrera de Agronomía, de la UNNOBA) el preocupante tema del cambio climático.
El especialista señaló que "con las lluvias más intensas lo que estamos observando es el impacto en las zonas urbanas (frecuentes inundaciones). Para el agro implica mayor probabilidad de pérdidas por escurrimiento, ya que los suelos no pueden absorber e infiltrar lluvias de muchos milimetros al día".Senigagliesi detalló que "estamos viendo, en el caso de las sequías, fenómenos de mucha intensidad (actualmente Córdoba, norte de Santa Fe, todo el Noroeste Argentino, incluso zonas de la costa bonaerense)".
Detalló que "en las dos campañas pasadas, en esta zona nucleo tuvimos períodos de fuerte déficit hídrico en diciembre, enero y mediados de febrero, que afectaron los rendimientos de los cultivos, en muchos casos en porcentajes muy altos. Por otro lado, se registraron lluvias muy por encima de la normal en la primavera del 2012, que afectaron a los cultivos de invierno, especialmente la cebada y cultivos que está teniendo alguna importancia por la menor siembra de trigo como garbanzos, arveja y lenteja. en muchos casos, llegaron a perderse completamente por el problema de las enfermedades agravado por las lluvias excesivas".
¿Qué puede hacer el productor?
Cuando se le consultó sobre qué puede hacer el hombre de campo en la necesidad de adecuar su sistema de producción para evitar graves consecuencias económicas, sostuvo Senigagliesi que "en la medida que los riesgos aumenten por mayor variabilidad climática, conviene diversificar los cultivos o actividades a realizar. La tendencia de tener prácticamente un solo cultivo por año, como es el caso de la soja no sería conveniente ya que aumentaría el riesgo de que todo lo sembrado coincida con un período adverso (déficit o exceso de lluvias)".
Consideró apropiado hacer una rotación de cultivo, con manejo del rastrojo, siembra directa y buen control de malezas, acciones que ayudan a almacenar el agua en el suelo de las lluvias caídas en los momentos sin cultivo para que sean utilizadas por los cultivos.
Semillas
En relación a si se han hecho o se estudian realizar mejoras genéticas en las semillas para hacerlas más resistentes a estas variables climáticas, indicó el especialista consultado por este diario que "por mejoramiento convencional se ha ido produciendo una mejora paulatina del comportamiento de los cultivos al déficit hídrico".
Mencionó que "recientemente, se ha producido un evento biotecnológico (invención argentina) que incorpora un gen del girasol (que regula la apertura de los estomas y por lo tanto "ahorra" agua cuando hay estrés) a los cultivos de trigo, soja y maíz. Este desarrollo está en las últimas etapas de evaluación para su futura difusión".
| 
