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03/05/2013
Pese a la prohibición, venden alcohol a menores

LA PROVINCIA CLAUSURÓ 18 FIESTAS CLANDESTINAS DESCUBIERTAS POR FACEBOOK


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Son megaeventos que reúnen a más de 1.000 jóvenes. Los organizadores perfeccionaron las estrategias para no ser descubiertos. Dan la dirección de la fiesta recién a la madrugada a través de las redes sociales. Sin embargo, el ministerio de Salud triplicó las clausuras con respecto al 2012....


Una nueva modalidad en la organización de las fiestas privadas fue detectada por los inspectores del ministerio de Salud de la Provincia, quienes para controlar la venta indiscriminada de alcohol a menores rastrean los megaeventos en las redes sociales. Este año ya llevan clausuradas 18 fiestas privadas y secuestradas 12.539 botellas de alcohol, una cantidad que alcanza para dejar peligrosamente borrachos a unos 5.000 adolescentes.


Las fiestas clandestinas fueron clausuradas en quintas del Conurbano y La Plata. La mayoría de los concurrentes no llegan a los 18 años. Sin embargo, se les vende alcohol sin límites. Se trata de eventos masivos organizados por facebook de manera estratégica, para evitar los controles. Pero no lo logran: en los cuatro primeros meses de este año el Registro Provincial para la Comercialización de Bebidas Alcohólicas (REBA) triplicó la cantidad de clausuras con respecto a todo el 2012.


Desde la Subsecretaría de Adicciones del ministerio de Salud provincial advirtieron que detrás de estos eventos existe una gran organización, que crece y se complejiza a medida que aumentan los operativos. Los organizadores buscan estrategias para convocar a los jóvenes y, al mismo tiempo, evitar ser descubiertos por las autoridades del REBA.


En los últimos meses implementaron una nueva modalidad para confundir a los inspectores. El modus operandi detectado es este: venden las entradas con una dirección falsa. En ese lugar no es la fiesta. Los chicos no se enterarán hasta el último minuto. Cuando llegan a esa dirección falsa, un micro los lleva al verdadero sitio del evento.


En tanto que para detectar el sitio, los inspectores van hasta el lugar falso y así, se enteran del verdadero. Hasta compran las entradas y las utilizan para llegar a la fiesta. Lejos de ser reuniones pequeñas, estas fiestas desbordan de gente: la mayoría son encuentros masivos que reúnen desde 1.000 hasta 5.000 adolescentes.


“Los organizadores de estos megaeventos se vieron descubiertos por nuestros inspectores, entonces idearon nuevas estrategias para mantenerse fuera de la ley; sin embargo el Reba está muy atento a esas maniobras, lo que permitió seguir trabajando para reducir los niveles de alcohol en menores”, explicó el ministro de Salud provincial, Alejandro Collia.


OPERACIÓN DESPISTEEl 20 de abril los inspectores del Reba fueron a una vivienda de Lomas de Zamora. Tenían el dato: habría una megafiesta. Sin embargo, cuando llegaron, sólo encontraron botellas vacías en la vereda.


Tras diversas averiguaciones, se enteraron de que ése había sido el punto de encuentro para la “previa”. Pero enseguida llegaron seis micros contratados por los organizadores y partieron hacia la verdadera fiesta, en la Sociedad de fomento Villa La Perla. Los organizadores publicaron la verdadera dirección recién a la 1.30 de la madrugada.


Los inspectores obtuvieron el dato y comprobaron que en el lugar había mayores y menores de edad, vendían alcohol a todo el mundo y carecían de la licencia RAN (Registro de Actividades Nocturnas), imprescindible para que un evento de esta magnitud sea legal.


Las entradas a estas megafiestas tienen un costo que va de los 80 a los 300 pesos, incluyen el ingreso y el traslado en micros, todo a cargo de los organizadores. “Ahora también venden entradas con una consumición incluida, así, en caso de que sean clausurados, los organizadores se garantizan, aun sin entregarlo, el dinero de un trago por persona”, comentó Juan Lauro, director del Reba.


Hasta hace unos años, estas fiestas privadas y masivas solo se hacían a fin de año, pero ahora son cada vez más frecuentes: las fiestas clandestinas y al aire libre parecen sumar atractivos para los jóvenes, al tiempo que implican frondosos ingresos para sus organizadores para quienes todo es ganancia, porque a diferencia de los boliches habilitados, no pagan ningún impuesto.


Las causas más frecuente de clausuras por parte del ministerio de Salud son la ausencia de licencia que habilita la venta de alcohol, la concurrencia y el expendio de bebidas alcohólicas a menores, y la falta de inscripción en el RAN (Registro de Actividades Nocturnas).




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