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13/10/2012
INTA PERGAMINO

Adaptándose a las peores condiciones


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La XIV Reunión Anual Forrajera del INTA Pergamino permitió presentar los avances logrados en especies para campos ganaderos....


Las pasturas cultivadas constituyen uno de los componentes principales en la alimentación de la ganadería argentina, la que en los últimos años fue reordenada en ambientes de menor potencial productivo por efecto de la expansión agrícola.


Las mayores concentraciones de hacienda se corresponden en las provincias donde la producción y calidad de los recursos forrajeros disponibles son capaces de sostener una alta carga animal, y evidencian una gran intensificación de la ganadería producto de alcanzar niveles de rentabilidad competitivos con la producción agrícola.


En el NOA la principal actividad productiva es la cría y recría extensiva de bovinos sobre pastizales naturales de crecimiento estival, con escasa incorporación de pasturas cultivadas. Si bien existe un deficiente manejo de los recursos forrajeros, además de la fragilidad de los ecosistemas y la limitada disponibilidad de agua para bebida animal, el número de cabezas creció en el último año.


En el NEA la ganadería se basa en la utilización de pastizales naturales con nula, escasa o abundante presencia de montes naturales e implantados, originando diferentes categorías de sistemas silvo-pastoriles. Las pasturas cultivadas con forrajeras perennes representan una parte mínima de la superficie dedicada a esta actividad, y el mal manejo, la falta de agua de bebida, los problemas sanitarios y la sequía de los últimos años produjo un importante descenso del stock.


En ese gran marco general, el pasado 3 de octubre se realizó la decimocuarta edición de la clásica Reunión Anual Forrajera organizada por el INTA Pergamino.


Los programas de mejoramiento y evaluación del INTA, han dedicado grandes esfuerzos a la generación de cultivares adaptado a las condiciones antes descriptas. Más recientemente y afectados por los cambios que imprimen las condiciones climáticas, se han dedicado mayores esfuerzos al mejoramiento de pasturas con tolerancia a factores bióticos y abióticos.



Los investigadores de diversas disciplinas han abordado la problemática intentado correlacionar los aspectos que confieren adaptación a sequía, salinidad, frío y amplitud térmica, con los caracteres productivos. En este contexto existe un importante cúmulo de información acerca de los efectos de la salinidad y de la sequía sobre el comportamiento de las pasturas, dando una acabada disección de sus componentes fisiológicos, bioquímicos y moleculares.


En el Quincho y en el campo
Para compartir toda esa información es que durante la reunión se contó con una buena presencia de asesores, productores, semilleros, estudiantes que se nuclearon en el Quincho de la Experimental y luego recorrieron distintos ensayos a través de los cuales se pudieron dar a conocer los avances en mejoramiento genético y evaluación de diversas especies forrajeras.


El clima amenazó durante los días previos, y cuando todo parecía indicar que la suspensión era inevitable, los buenos vientos soplaron permitiendo que durante la jornada hasta los rayos de sol acompañaran.


Luego de la bienvenida del Ing. Agr. Fernando Gándara, Director del INTA Pergamino, fue Oscar Bertin quien hizo la introducción específica en el tema convocante.


Manejando la festuca
Minutos después la caravana partió rumbo al campo, donde esperaba ya Omar Scheneiter para dar a conocer los avances en cuanto a manejo de pasturas de festuca alta en primavera, y lo hizo a través de ensayos que tiene por objetivo lograr pasturas en el norte de la provincia de Buenos Aires, sur de Santa Fe, sudoeste de Córdoba, de características más densas en el otoño-invierno.


En ese sentido se está poniendo a prueba un método de manejo en primavera y en verano que permita mostrar en qué medida es posible lograr mayor densidad de macollos, y por lo tanto de la pastura en otroño-invierno.


“Probamos no hacer nada con la pastura, hacer un corte estratégico (cuando los macollos están florecidos), una vez que salen los animales de la parcela y uno ve los tallos floríferos, hacemos un corte. Y otro tratamiento es hacer por lo menos tres cortes durante el año”, explicó Scheneiter.


-¿Qué lograron tras hacer estas pruebas?
-Hemos logrado pasturas totalmente distintas. Cuando uno hace dos o tres cortes durante el verano, luego tiene una pastura tipo césped con una pastura de altísima calidad que da muy buena ganancia de peso, pero con menor carga animal. Menos pasto pero más calidad. Cuando hacemos un solo corte bien hecho logramos una muy buena pastura, equilibrada con buenas ganancias de peso y la posibilidad de tener una buena carga animal. Y si no hacemos nada, la carga puede ser alta porque la pastura crece mucho, pero como hay cañas florales y se va invadiendo de malezas, la ganancia de pesos se resiente.


Festuca
La caravana volvió a ponerse en marcha para conocer ahora distintos trabajos en festuca alta, así se presentaron ensayos sobre nutrición nitrogenada; efecto de alta dosis de fertilizante; ensayo comparativo de cultivares.


INTA cuenta con una Red Nacional de varias especies forrajeras. Uno de los sitios en que se evalúa festuca alta es Pergamino. El mercado varietal hoy ofrece muchas posibilidades, hay muchos materiales en el mercado, pero de características diferentes.


“Lo que buscamos con esta red es la interacción genotipo ambiente, es decir que queremos conocer el comportamiento de cada cultivar en los distintos lugares. Es una información muy demandada por el productor. Por otro lado los programas de mejoramiento del INTA quieren testear sus materiales y esto les sirve mucho”, explicó el especialista.


En cuanto a los ensayos de nutrición nitrogenada, Scheneiter indicó que la festuca alta sin nitrógeno no puede ser competitiva. Sabido es que el nitrógeno se puede dar por fertilizante o a través de transferencias por una leguminosa. Lo que el ensayo buscó fue analizar cuál es la mejor forma de manejar el trébol para que haga aporte de nitrógeno.


Por otro lado, otro de los ensayos presentado fue el de fertilizantes. Scheneiter remarcó que “Cuando se siembra una pastura normalmente se aplica fertilizante, agregar una dosis de nutrientes como para que den una ayuda inicial al crecimiento de la pastura. Lo que hemos probado es qué pasa con dosis crecientes en la implantación, para saber si no generamos un efecto negativo sobre las plantas de festuca alta. Lo que pasa es que normalmente el fertilizante cae en la misma línea, queda con la semilla y si a veces las dosis de algún tipo de elemento son excesivas puede causar algún tipo de fototoxicidad”.


Suelos salinos-sódicos
La caravana volvió al Quincho de la Experimental, y tras unos minutos nuevamente se puso en marcha hacia una zona de suelos bajos realmente complicados en los que el INTA Pergamino puede realizar los ensayos correspondientes.


Allí los profesionales mostraron ensayos de especies adaptadas a condiciones de suelos salino-sódicos: comparativo de cultivares de agropiro alargado; comparativo de poblaciones de trébol de olor de flor blanca; caracterización de poblaciones de raigrás anual diploide; selección de lotus tenuis por tolerancia a salinidad.


Es decir, que se mostraron todas las líneas de trabajo iniciadas y en pleno desarrollo de programas de mejoramiento de especies para campos bajos.


En esa línea, Adriana Andrés remarcó que “Las especies son raigrás anual diploide, Lotus tenuis, agropiro alargado con el cual trabajamos en una red en distintas localidades del INTA a nivel nacional, y la línea muy incipiente de mejoramiento en merilotus Albus”.


Consultada sobre los motivos que impulsaron a la investigación sobre merilotus, la especialista indicó que “básicamente ha habido gran demanda de Merilotus Albus porque sirve para este tipo de suelos con limitantes o restricciones de tipo salinos, salinos sódicas y tiene amplia aceptación desde el norte hasta el sur de Argentina. En el mercado no existen muchos cultivares, el que más se destacó en su momento fue el Domador INTA, desarrollado por el Ing. Serrano, pero luego de eso no hubo muchos esfuerzos en mejoramiento de la especie”.


-¿En qué trabajan puntualmente?
-Una de las mayores limitantes que tiene es la mala relación hoja-tallo, y presencia de cumarina. Entonces estamos trabajando y hemos iniciado reselección para mejorar esa relación. Y es por eso que ahora mostramos todos los materiales que estamos trabajando que no son comerciales y que provienen de distintas localidades adaptadas a distintas condiciones de manejo y algunos pertenecen a empresas que están comenzando a desarrollar sus propios programas, estamos en una etapa inicial.


Los clásicos y los nuevos
El agropiro es el clásico de estos suelos y los ensayos con que cuenta el INTA Pergamino permiten contar con un a evaluación de los cultivares existentes en el marcado, un mercado bastante nuevo ya que no hay materiales que superen los 10 años.


Además se expusieron ensayos de cultivares de especies de Lotus, “que sin ser una especie que responda bien a las peores condiciones, probamos materiales nuevos, seleccionados para mayor sodicidad”, explicó Oscar Bertin.


El especialista del INTA Pergamino agregó que también se presentaron trabajos en “raigrás diploide, una especie que se adapta muy bien como verdeo de invierno y para suelos de mediana y alta fertilidad, pero también sobre todo el raigrás criollo, tiene una adaptación a suelos marginales, por eso también raigrás forma parte de lo que mostramos en la jornada.


-¿Qué objetivos persiguen al hacer ensayos con cultivares que no se adaptan a esas zonas complejas en las que se desarrolla la ganadería de hoy?
-Es una cuestión de ver si hay variabilidad genética para esas condiciones. Ninguna de estas especies aparece en esos suelos, aparecen pero en los bordes. Cuando nos vamos a suelos más marginal vemos agropiro y en algunos casos merilotus son los únicos que crecen.


A la hora de las recomendaciones, generales Bertin dijo que “hay que pensar que en esos suelos la productividad es relativamente baja si la comparamos con lo que acostumbrábamos, y lo que buscamos es superar esa brecha que significan tres toneladas y media de un campo natural; cinco toneladas de una agropiro. Es decir queremos ver si podemos llegar a 8 ó 10 toneladas y algún antecedente para eso tenemos”.


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