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19/06/2012
Análisis

Actualidad de Platón


Por Marcelo Valente, periodista, Coordinador de Proyecto Copla.. Entendemos por naturalización el proceso mediante el cual se representa lo cultural e histórico como algo natural. O sea, hacer que circunstancias sociales, históricas y económicas determinadas, y por lo tanto modificables, sean experimentadas o percibidas como inevitables, atemporales, universales y, en consecuencia, indiscutibles....


La naturalización es un rasgo distintivo de los discursos ideológicos y el botín de las luchas culturales y de significación. La supremacía de clase o la supremacía masculina, por ejemplo, se expresan como algo natural. En cambio, la resistencia a esa supremacía se representa como algo antinatural. Dicho de un tirón, la naturalización es una fuerza importante para mantener la hegemonía.
El tema no es nuevo y se remonta a los orígenes de la filosofía occidental en Grecia. Vale la pena recordar entonces que Platón (Atenas, 427 - 347 antes de nuestra era) fue un verdadero pionero en la producción de discursos ideológicos. Detrás de la construcción reaccionaria de La República, este discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles muestra cómo hacer para representar lo cultural e histórico como algo natural.
Defensa de clase
En esta obra Platón indaga acerca de qué es la justicia en la vida pública y cuáles son sus límites. También desarrolla el modelo ideal al que debería someterse todo estado posible. De hecho, La República es una decidida defensa de los intereses de la aristocracia ateniense, amenazados por el creciente poder político y económico de la democracia mercantil.
En este texto el filósofo muestra todo su genio al reconocer las interrelaciones de la vida social y la gravitación del arte y el conocimiento en la vida pública. Pero, en lugar de aceptar los cambios en el seno de la sociedad como una dinámica y una exigencia inherente a la evolución histórica que desgasta las estructuras anquilosadas, Platón se empeña en defender el cerrado conservadurismo de su clase.
Guardianes
En el sistema educativo que propugna, inspirado en las tradiciones espartanas, los jóvenes elegidos para guardianes son rigurosamente adiestrados hasta el momento en que se hallan en condiciones de ingresar en la vida pública. Entonces se presenta la oportunidad para realizar una nueva selección en la que se han de separar aquellos individuos destinados a constituir la clase dirigente. Y aquí Platón aplica el principio de «desigualdad natural». Estos jóvenes iniciados llegarán a la cúspide de la pirámide estatal solo en el caso de que den repetidas pruebas de su sometimiento a la autoridad emanada de la tradición aristocrática y de su fortaleza para evitar las tentaciones y peligros con que se verá amenazada su carrera. El «alma» del futuro magistrado demostrará así su áurea constitución y su derecho a integrar el Olimpo terrestre.
La Madre Tierra
Pero Platón advierte que esta construcción intelectual corre el riesgo de no ser reconocida y aceptada por los súbditos de la novel república. Para ello será menester apelar a una mentira útil que haga creer a todos en los beneficios derivados de la aceptación de tal esquema. Para convencerlos se les dirá que «la educación que le hemos dado es más que un sueño; que han sido educados y formados en el seno de la tierra, tanto ellos como sus almas; que después de haberlos creado, la tierra, su madre, les ha dado la luz y que, por tanto, deben considerar a la tierra en que habitan como su madre y nodriza, defenderla contra todo el que intentare atacarla, y tratar a los demás ciudadanos como hermanos salidos del mismo seno».
Desigualdad natural
A fin de completar la interpretación mitopoyética de este pasaje, se les expresará que si bien todos son hermanos, el dios que los formó ha hecho entrar el oro en la composición del alma de aquellos destinados a gobernar a los demás; luego, éstos son los que valen más. Este mismo dios mezcló la plata en el alma de los guerreros y sólo puso hierro y cobre en la de los desdichados artesanos y labradores. Los descendientes de éstos se parecerán a sus padres. En el caso de que la raza de oro tuviere hijos en cuya alma entra la plata y el hierro, inmediatamente serán separados de su clase y relegados a la que corresponda. En el caso inverso, los niños ascenderán en la escala social. Como se puede advertir, la mitología ayuda Platón a confirmar sus prejuicios de clase. La división de clase se debe, entonces, a una «desigualdad natural» arraigada en la concepción jerárquica de la sociedad defendida por la filosofía conservadora.
Mitos
Platón ya sabía que un relato es exitoso cuando se hace sentido común. Es decir, cuando de alguna manera deja de ser sentido como «relato». Por eso, para el filósofo ateniense esta «noble mentira» se transformará en sentido común si se educa a las personas en estos mitos desde su infancia y concibe la justicia en función del estricto mantenimiento de los estamentos sociales.
En Manual de zonceras argentinas, don Arturo Jauretche decía que «las zonceras que voy a tratar consisten en principios introducidos en nuestra formación desde las más tierna infancia y en dosis —para adultos— con la apariencia de axiomas, para impedirnos pensar las cosas por la simple aplicación del buen sentido». Y agregaba: «A medida que usted vaya leyendo algunas, se irá sorprendiendo, como yo oportunamente, de haberlas oído, y hasta repetido innumerables veces sin reflexionar sobre ellas y, lo que es peor, pensando desde ellas».
La batalla cultural
En síntesis, allá lejos y hace tiempo Platón ya comprendía la importancia estratégica de la batalla cultural como parte de la construcción del liderazgo para orientar y conservar el poder sobre la política, económica y cultural de una comunidad.
Algo más, este ejercicio estaría incompleto si no destacamos los puntos en común entre la perspectiva ideológica de Platón y el imaginario de aquellos que sostienen que no hay vida fuera del mercado o que el intervencionismo estatal es siempre y en todo lugar negativo o de aquellos, como nuestros republicanos productores agropecuarios de la pampa húmeda, que, al igual que Platón, nos quieren hacer creer que el futuro está en el pasado.
Nobles mentiras
Para terminar, una lista de las «nobles mentiras» provenientes del Consenso de Washington: Achicar el Estado es agrandar la Nación; Se acabó la historia, la sociedad será siempre capitalista y liberal; El liberalismo lleva a la democratización; El mercado lo resuelve todo del mejor modo posible; La política neoliberal es la única posible; siempre hubo y habrá corrupción, pero en el liberalismo es marginal y en el estatismo es estructural; Primero hay que agrandar la torta y después recién repartirla; Siempre habrá desigualdades porque está en la naturaleza humana y lo importante es que disminuya la pobreza; Debemos insertarnos en el mundo; El nacionalismo es una expresión retrógrada que debe desaparecer; La soberanía nacional es una supervivencia del pasado; Privatizar es la solución; Hay que desregular el sistema financiero y sigue la lista.


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