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10/03/2012
Tendencias

Con un nuevo rol


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Aún preservando su rol en el hogar y la familia, las mujeres supieron abrirse espacio en la vida social y pública, derribando las paredes que las dedicaban sólo a las tareas domésticas....


Es que su género ya no es sólo sinónimo de procreación, hoy están encomendadas a muchas otras tareas que las hacen ganar terreno en varios aspectos de la vida cotidiana.


Este nuevo Día Internacional de la Mujer, que se festejará el jueves, encuentra al género femenino en un nuevo rol, podría decirse protagónico, en el que se fue posicionando a lo largo de la historia, tras haber atravesado épocas de desigualdades y menos derechos que sus pares hombres, siempre de las puertas para adentro del hogar.


Hoy su realidad es bien distinta y el abanico de oportunidades también se abre para ellas, aun cuando las diferencias no han desaparecido del todo. “Las mujeres lograron alcanzar puestos laborales importantes y tener una posición reconocida socialmente, aunque aún así en la actualidad se sigue viendo que, en la mayoría de los casos, los altos puestos y los mejores honorarios siguen siendo de los hombres”, apunta la psicóloga y presidenta de la Comisión de Mujeres Empresarias y Profesionales de Lomas de Zamora, Blanca Loria, a Info Región.


Sin embargo, los cambios son notorios y las madres ya no sólo desempeñan esa noble tarea, mientras aquellas que aún son niñas pueden soñar con un futuro colmado de expectativas y proyectos, sin nada que les pueda ser relegado y, por el contrario, con nuevas funciones y tareas para las que, incluso, resultan mejores que los hombres.


De generación en generación
Si bien por estos días la realidad social muestra a mujeres y hombres con los mismos derechos, actividades y hasta responsabilidades, por mucho tiempo el papel de las damas en la sociedad fue postergado y éstas sólo desempeñaban tareas en la vida hogareña, siempre estoicas en su único deber: ser la sombra pasiva de su compañero.


“El rol de las mujeres durante siglos y, hasta mediados del XX, fue destacado sólo en la vida privada, pero casi imperceptible en la vida pública. Hubo desde el comienzo mujeres jefas de hogar porque el marido estaba ausente (arriero, conchabado en otros pagos, militar) o porque no tenía compañero. Ellas eran artesanas, trabajadoras domésticas y madres de familia en un tiempo en que las necesidades domésticas, con pocas excepciones, dependían del hogar”, explica la historiadora y escritora María Sáenz Quesada, autora de “La libertadora” y “Mujeres de Rosas”.


“La mujer pertenecía antes al interior del hogar y ahora es protagonista pública, donde realiza diversas actividades. Ella, si bien sigue teniendo a cargo su hogar, como desde hace alrededor de 50 años, está ocupando, además de los asuntos privados, posiciones en otro orden”, afirma Loria y asevera: “En este momento, la mujer sale a trabajar como algo natural, mientras que antes sólo se la empleaba por una necesidad mayúscula. La mujer actual también ya tiene incorporado el hecho de estudiar”.


En este sentido, Loria destaca que recién desde 1950 la mujer tuvo acceso a la vida académica. “Antes de ese tiempo eran pocas las mujeres que accedían a ella. Recién desde finales del siglo pasado llegó a la universidad en igualdad de condiciones que el hombre. Antes una mujer se casaba y el objetivo era formar una familia, lo que la imposibilitaba de pensar en un estudio y menos en un trabajo”, advierte.


De igual a igual
Así, impulsadas por sus ganas y con gran esfuerzo, las mujeres lograron asomarse a la vida pública y su participación se convirtió en factor esencial dentro de los asuntos públicos y laborales.

Según un informe realizado por el Ministerio de Industria, en octubre “el porcentaje de mujeres que, en la actualidad, son propietarias o tienen cargos gerenciales aumentó en la mitad de las PyME’s industriales argentinas”.


Asimismo, la investigación revela que las mujeres son más propensas a compartir decisiones, que son fundadoras del 42% de los emprendimientos que administran y que llegan en mayor número a la administración de empresas con alto nivel educativo ya que el 63 por ciento de las mismas cuenta con nivel terciario o universitario, lo que ocurre en un 53 por ciento cuando se trata de hombres.


Lo cierto es que, según el sondeo, las mujeres son las que también encuentran mayores dificultades al momento de compatibilizar la tarea laboral y la vida personal en un 26% de los casos consultados, mientras que ese punto representa un obstáculo sólo para el 14% de los hombres.


También son ellas las que advierten más complicaciones al momento de obtener aceptación y respeto por parte del personal, situación que se repite en un 19 por ciento de los casos y que desciende al 9 por ciento cuando son consultados sus colegas varones.


Desde el sector Mujeres Empresarias de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Liliana Castro destaca que “la participación de la mujer en la actividad empresarial muestra un crecimiento muy importante y esto se puede ver especialmente en las economías regionales”.
La presencia femenina ha generado que, a través de la Secretaría de la PyME y Desarrollo Regional (Sepyme), las empresarias puedan acceder a los beneficios de los programas de atención a la pequeña y mediana empresa en áreas clave de gestión como el financiamiento, la capacitación y la asesoría técnica.


Derechos
Lo cierto es que algunas diferencias de género aún hacen ruido. “Si bien las mujeres lograron alcanzar puestos laborales importantes y tener una posición reconocida socialmente, aun así en la actualidad se sigue viendo que, en la mayoría de los casos, los altos puestos siguen siendo de los hombres y los honorarios más altos también. De esta forma, se ve que la diferencia y discriminación sigue estando vigente”, asegura Loria y resalta que “la mujer sigue luchando por sus derechos”.


Desde el inicio de su vida cívica, en aquel septiembre de 1947, la mujer comenzó a pelear por un lugar en la sociedad. En tanto, otro avance que celebró toda la población femenina fue la llamada “Ley de Cupos”, que fijó en 1991 para el poder legislativo una representación mínima de 30 por ciento de mujeres en las listas de candidatos en elecciones nacionales.


“La ley de cupos fue muy discutida en su momento al exigir un mínimo de representación femenina en las Cámaras, que proyectó a muchas mujeres a la política. Estos avances, no obstante, no quitan que todavía haya, en situaciones similares de trabajo, mejores salarios para los varones o que la violencia doméstica, que existe para todos, registre más víctimas entre las mujeres”, indica Loria.
Hoy, desde lo más diversos lugares las luchas se siguen dando. Hay camino aún por recorrer.


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