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05/03/2012
POLÍTICA

El peronista que no sueña, no es buen peronista.


Por Gabriel Erviti.. En un discurso del 4 de junio de 1946, Perón dijo: “El triunfo del pueblo argentino es un triunfo alborozado y callejero: con sabor de fiesta y talante de romería”....


De aquel lejano pero a la vez cercano 17 de octubre, empezó a gestarse este movimiento alegre que es el peronismo.


Los peronistas salimos a la calle no a provocar, no a desafiar con voces alzadas e insultos, los peronistas salimos a la calle alegres detrás de un sueño.
La felicidad es un atributo fundamental del peronismo, tanto que consideramos que aquel que fue despojado de su alegría ha perdido una parte esencial de su identidad.


Los peronistas no nos entristecemos fácilmente, vivimos la vida con felicidad, porque agradecemos mucho lo que somos, lo que tenemos y de la grandeza de nuestro pueblo. Pero salimos a la calle detrás de un sueño, nos golpeamos también, la vida nos golpea abriendo las puertas de la injusticia social a gran parte de nuestro pueblo, pero seguimos adelante porque como dijera alguien, “El que sueña solo, solo sueña. Pero el que sueña con otros hace la historia”.


Y nosotros los peronistas, soñamos juntos, un pueblo entero de argentinos sueña con la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación, con la justicia social, la independencia económica y la soberanía política en nuestra patria.


Los peronistas somos hombres felices porque creemos en la persona humana, por eso somos humanistas. Los peronistas somos felices porque tenemos un pueblo de hermanos.
El peronista que no sueña, no es buen peronista.


El peronista que vive una agonía nostálgica, tampoco.
Nosotros hemos introducido en la vida política un gran valor, el valor de la alegría.
Tenemos la sensación de que no cumplimos bien con nuestro deber de peronistas, si a la vez no despertamos alegría en nuestro pueblo.


Los peronistas no aceptamos que las diferencias entre los argentinos tengan que resolverse por la vía de la violencia o del enfrentamiento.


Creemos en la armonía, que es el equilibrio en la sociedad.
Creemos en el hombre. Creemos que el hombre es bueno por naturaleza.
El peronista que no sabe encender el optimismo en la gente, tener confianza en el futuro, sentirse dueño de lo que va a venir, no es un buen peronista.


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