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04/01/2012
Análisis

Institucionalizar el cambio


Tapa_Libro_Copla_040112 (31k image)Por Marcelo Valente, Periodista, Coordinador de la Mesa Nacional de Copla (Comunicación y Política para el Proyecto Nacional). (GEI).- A pesar de los esfuerzos de sectores de poder y del dispositivo
mediático para retrotraer el país al neoliberalismo, Argentina tiene la posibilidad histórica de romper con el maleficio de los ciclos que signaron nuestra decadencia y generar una base de desarrollo estable y duradero a partir de una política capaz de colocar en el centro la producción, la
inclusión y el trabajo....




Para consolidar estos avances debemos fortalecer la gestión de gobierno y la
voluntad transformadora mediante una construcción estatal más densa, más
planificada, más institucionalizada. Sobre todo luego de la desaparición
física de Néstor Kirchner como artífice y conductor de este nuevo tiempo
político, junto a Cristina Fernández de Kirchner.


El desafío
Como decía Cristina el 11 de marzo en Huracán: "El gran desafío es que el
campo nacional y popular pueda institucionalizar (.) eso no se hace a través
de una ley o de un decreto. La institucionalización de un modelo de país, es
cuando se hace carne en el conjunto de la sociedad porque visualiza que ese
es el camino más acertado como país y como nación". Para ello demandaba
"luchar contra una


fuerte subordinación cultural impuesta históricamente por la historia
falsificada desde 1810 a la fecha".


Destacaba también la importancia de que "el frente nacional, popular y
democrático construya esta institucionalidad, que también es cultural, de
saber contarle a los argentinos, pero fundamentalmente no contarle a partir
de relatos de fantasía, sino a partir de que puedan ver, tocar y palpar cada
uno de los logros que hemos tenido con nuestros jubilados, con nuestros
pensionados, con nuestros trabajadores en las convenciones colectivas de
trabajo -más de 1.800- luego de haber estado aplastadas durante décadas."
Batalla cultural


Después del intento desestabilizador en 2008, y el rol de las empresas
dominantes en el mercado de la comunicación como centro coordinador de las
políticas e intereses del establishment neoliberal, se advierte que el
futuro del proyecto nacional que hoy lidera Cristina Fernández de Kirchner
se jugará en buena medida en el plano cultural.


Por eso entendemos que la comunicación debe dejar de ser un instrumento y
una táctica para adquirir una dimensión estratégico-política que proponga un
imaginario a futuro por el que la sociedad trabaje y sueñe. Articular una
mirada integral de la política comunicacional; formular políticas públicas
de comunicación que, como recurso simbólico por excelencia para la creación
y redefinición de la realidad política y social, funcionen como un activador
de la transformación y aporte a la construcción de un sujeto social
comprometido con el proceso de cambio iniciado en 2003 a favor del interés
nacional y popular.


Propuesta comunicacional
Copla surge a mediados de 2009 con la finalidad de apoyar el proyecto
nacional mediante acciones y propuestas para el desarrollo de herramientas
que permitan construir desde la comunicación un sujeto social comprometido
con procesos de transformación, tal y como se manifestó con el armado que
culminó con la sanción


de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.


Sus integrantes intentamos aportar reflexiones que ayuden a responder al
interrogante de qué y cómo hacer para que el sentido común de la sociedad, o
una porción significativa de ella, «formateada» en los términos de la
ideología neoliberal, migre al sentido común del proyecto nacional que
expresa el gobierno de CFK. En fin, como pasar de una gestión reactiva a
otra proactiva de la comunicación pública.


Olvido
La tarea es parecida a la de José Arcadio Buendía, el personaje de Cien años
de soledad de Gabriel García Márquez, cuando los habitantes de Macondo
olvidaron el nombre de las cosas. Entonces Buendía tomó un hisopo entintado
y las marcó con su nombre: mesa, silla, puerta, pared. Luego marcó los
animales: vaca, chivo, gallina. «Poco a poco -relata García Márquez-,
estudiando las infinitas posibilidades del olvido, se dio cuenta de que
podía llegar un día en que se reconocieran las cosas por sus inscripciones,
pero no se recordara su utilidad. Entonces fue más explícito. El letrero que
colgó en la cerviz de la vaca era una muestra ejemplar de la forma en que
los habitantes de Macondo estaban dispuestos a luchar contra el olvido; esta
es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañanas para que produzca la leche y
a la leche hay que hervirla para mezclarla con el café y hacer café con
leche. Así continuaron viviendo en una realidad escurridiza, momentáneamente
capturada por las palabras, pero que había de fugarse sin remedio cuando
olvidaran los valores de la letra escrita».


Recordar


Algo similar sucede en la Argentina del postneoliberalismo. Hay que volver a
redefinir actores, acontecimientos, mecanismos políticos y económicos,
conocer cuál es su naturaleza, para qué sirven, qué posibilitan o impiden.
De lo contrario viviremos capturados por la coyuntura cotidiana, al compás
de la primera plana de los medios concentrados que imponen su agenda a la
sociedad.


El cartel de José Arcadio Buendía decía que a la vaca hay que ordeñarla,
hervir la leche y mezclarla. Durante el neoliberalismo significaba ordeñar
el país (tarea que el establishment cumplió con eficiencia), hervirlo
(programas de ajuste) y mezclarlo con ventaja para el capital extranjero.


El libro "Militancia y Comunicación: ideas, herramientas y gestión", cuya
autoría comparto con varios comunicadores y compañeros de Copla, viene a
poner o restablecer los carteles (correctos) de una Argentina posible en el
contexto del proyecto nacional y de la unidad latinoamericana. - (GEI).


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