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04/05/2011
Papel de Diarios

Un insumo que restringe la libertad de información


(Télam, por Jorge Déboli*). Con el reciente dictamen de la Unidad Fiscal Federal de La Plata,interviniente en casos de terrorismo de Estado, donde se califica como "un crimen de les humanidad a los hechos que rodearon la transferencia de acciones de la empresa Papel Prensa entre 1976 y 1977", comienza a cerrarse un ciclo de restricciones a la Libertad de Información que la inmensa mayoría de los medios gráficos de la Argentina y sus ciudadanos vienen sufriendo desde hace más de 30 años a través del manejo monopólico del precio y la provisión de papel para diario, por parte de dicha empresa....


Si tomamos como referencia los últimos 10 años (enero
2002-abril 2011), es decir desde la salida de la convertibilidad
hasta nuestros días, el precio del papel para diario -el principal
insumo y componente en la estructura de costos de un diario Pyme-,
hoy cuesta un 620 por ciento más caro, mientras que sus dos únicos
ingresos, -el precio de tapa y la publicidad-, crecieron un 200% y
un 400% respectivamente, que representan en promedio en dicho
período, un 300%.


Ante semejante déficit y para evitar su cierre, muchos
diarios se vieron obligados a financiarse con diferentes mecanismos
que perjudicaron no sólo a los empresarios periodísticos con el
desbalance de su ecuación económica, sino principalmente a los
lectores, que vieron reducida la cantidad de páginas impresas por
su diario, es decir, una importante reducción en la cantidad de
contenidos entregados por el mismo, como consecuencia de una
importante reducción en las compras de dicho insumo.


También fueron perjudicados los trabajadores del medio, y si
bien no se conocieron casos de despidos por esta causa debido a su
carácter de empresas familiares, sí vieron precarizada su situación
laboral, ya que muchos medios dejaron de hacer los correspondientes
aportes previsionales. La tercera vía de financiación, fue el
endeudamiento fiscal, al dejar de tributar el IVA y otros
impuestos.


En abril de 2009 esta situación se vio aliviada, pero no
solucionada, cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner,
anunció los Convenios de Cancelación de Pasivos Fiscales, mediante
los cuales se posibilitaba a todos los medios de comunicación de la
Argentina, canjear su deuda fiscal contraída hasta el 31 de
diciembre de 2008, por espacios de publicidad.


La cuestión, es que hoy, nueve meses después de que los
diarios Pymes pudieron expresarle a la presidenta de la Nación, la
problemática del sector, el papel para diario cuesta un 31% más
caro, en tanto que el precio de tapa y la publicidad, se
mantuvieron estables. Algo así, como estar de nuevo en el horno
para los editores de diarios.


Claro está, la situación de los editores de periódicos no es
el caso de los empresarios, de otros rubros que no son rehenes de
un proveedor monopólico de su principal insumo. Si un diario no
tiene papel para imprimir sus ediciones, el diario no sale.
Es así que la provisión de papel para diario y su precio,
fueron temas tabúes en las cámaras y asociaciones que nuclean a
los periódicos en la Argentina, impidiendo por muchos años abordar
su tratamiento.


Ahora las cosas empiezan a cambiar. Por primera vez la
Justicia habla en un dictamen que involucra a civiles que
presuntamente cometieron “crímenes de Lesa Humanidad”, y entonces
sus aliados comienzan a despegarse y tomar distancia.
Un comentario sintomático de esta situación, fue el escuchado
de la boca del editor de un importante diario del interior,
asociado en un emprendimiento con el monopolio: “la caída del
grupo, como un alud nos va a terminar arrastrando a todos”.
El preocupado empresario, hizo este comentario a un reducido
grupo de editores, en un coffee break de la última Asamblea de
Adepa, realizada en septiembre de 2010.

Por estos días el síntoma más significativo, por el hecho de
provenir de uno de los más talentosos editores de diarios
opositores al gobierno nacional, lo constituyó el discurso
pronunciado por Jorge Fontevecchia, en la cena de clausura de la
Junta de Directores de Adepa, realizada la semana pasada en Buenos
Aires.


Fontevecchia, que a partir del debate sobre la Ley de
Servicios de Comunicación Audiovisual había hecho causa común con
Clarín y La Nación, luego de criticarlos con dureza durante mucho
tiempo por el manejo del precio y la provisión de papel, llegando
incluso a renunciar a la entidad controlada por estos dos diarios,
se aprovechó de un terrible error de cálculo de quienes lo
propusieron como orador en la cena de la entidad.


“El paranoico presume que alguien lo va a atacar y para
defenderse lo ataca primero. El atacado, también para defenderse,
devuelve la agresión. El paranoico confirma su teoría: querían
atacarlo”, y continuó, anticipando de alguna manera el fin de la
guerra mediática, “no se puede ganar una discusión con un paranoico
entrando en su juego. Los medios de comunicación que responden la
agresión del Gobierno se están suicidando. Además, en su
inmolación, le dan la razón al paranoico, que dice, con lógica:
“¿Vieron…?”.


Seguidamente, y ante la sorpresa de los sesenta comensales,
entre los que escasamente había 30 los editores de diarios, el Ceo
de Perfil se despachó pasándole a los accionistas privados de Papel
Prensa, una vieja factura impaga:
“Lo que sucedió con los diarios Clarín y La Nación dañó al
periodismo”, disparó sin anestesia ante la mirada atónita de su
auditorio, y fundamentó, ”el primero apoyó por conveniencia y el
segundo calló por miedo todos los primeros años del kirchnerismo”,
para luego reprocharles, “recién mucho después se despertaron
críticos el día que el Gobierno decidió tratarlos como positores”.


Fontevecchia no fue sólo crítico con los principales diarios
de la Argentina, quizás sin proponérselo también lo fue con la
dirigencia política sumisa ante el poder mediático: “antes de
Kirchner, los medios eran el espejo donde los políticos se miraban.
Kirchner hizo que sean los medios los que se miren en el espejo del
Gobierno. Kirchner invirtió el espejo”, dijo el editor en un
reconocimiento implícito al ex presidente por la revalorización que
éste hizo de la política, lugar que en los ´90 fue ocupado por los
medios de comunicación.


“De un laberinto se sale por arriba”, pontificó Fontevecchia,
“dilema que no se resuelve con el triunfo de uno de los dos que
tiran de una cuerda, sino a través de una acción superadora”, y
propuso, “a lo que llaman periodismo militante no se le debe
contraponer otra forma de periodismo beligerante, sino periodismo
puro, sin aditamentos”.


Política y académicamente correcto el consejo de Fontevecchia
dado a los principales editores de medios opositores al Gobierno,
pero llega un poco tarde. El daño que estos medios se hicieron a si
mismo, a sus trabajadores y a sus audiencias, permite inferir que
están en un punto de difícil retorno. La credibilidad, es el mayor
capital de un medio de comunicación, que cuesta mucho ganar, pero
muy poco para perderla. (Télam)

*Jorge Deboli es secretario de Diarios y Periódicos
Regionales Argentinos (Dypra)


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