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03/01/2011
Genoma del tomate

Especialistas del INTA ayudaron a descifrarlo


Especialistas del INTA Castelar, en conjunto con expertos de 12 países, descifraron el genoma del tomate, hecho que permitirá mejorar “la nutrición, el sabor y la calidad de los frutos del cultivo”, según se indicó....


El estudio, publicado en la página web solgenomics.net, descifró el genoma de la especie domesticada Solanum lycopersicum, que cuenta con más de 45 mil genes.
De la investigación participaron especialistas de 12 países, entre ellos Argentina y Brasil.
Fernando Carrari, integrante del Instituto de Biotecnología del INTA Castelar, quien lideró el grupo de genómica estructural y funcional de especies de solanáceas en representación de la Argentina, indicó que “todavía se trabaja para liberar una versión curada que seguirá estudiándose para mejorar su precisión”.
Con más de 2.300 especies diferentes, América del Sur posee la mayor diversidad de tomates, ya que es originario de las tierras altas de las costas occidentales y fue cultivado de manera continua por las diversas culturas andinas.
El equipo argentino estuvo encargado de estudiar la mitocondria, una molécula subgenómica que representa aproximadamente el 0,05 por ciento del total de la especie. Sus investigaciones se focalizaron en “rutas metabólicas particulares del fruto y de otros órganos de la planta y en la identificación de secuencias asociadas al contenido vitamínico y de sólidos solubles”, indicó Carrari.
Los investigadores de Castelar trabajan, además, en un proyecto conjunto con el INTA La Consulta –Mendoza–, el Instituto de Biología Molecular de Rosario –perteneciente al Conicet– y la Universidad Nacional de Córdoba.
Aunque el genoma fue completamente secuenciado, “eso no quiere decir que esté ordenado”, dijo el especialista. “Se obtuvo mucha más información de la que originalmente se planificó, por lo que probablemente lleve más tiempo ordenarla”, consideró Carrari.
En este sentido, el investigador recalcó que el proyecto del “genoma humano comenzó en la década del 90 y aún hoy siguen liberándose versiones corregidas”.
Dado que el genoma secuenciado pertenece a un cultivar tomado como modelo de estudio, que no se utiliza en la producción a campo, se pueden rescatar otros cultivares utilizados actualmente en distintas regiones del país que se destacan por su sabor y contextura, como el tomate platense. De esta forma, el INTA comenzó a rescatar cultivares locales para poder catalogarlos en colaboración con la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo. Esto podría impactar en los costos de producción –la semilla, en su mayoría, actualmente se importa– y en la calidad del producto.
“Nos dimos cuenta que toda esta información nos podía servir para ir a buscar en esos cultivares toda la variabilidad que existe y que permitiera explicar su alta calidad o la razón por la cual los productores locales los siguen prefiriendo”, sostuvo Carrari.
Por otra parte, el grupo lidera un proyecto de secuenciación del genoma de una especie de tomate silvestre (Solanum pennelli), que no es comestible ni utilizado para la producción convencional. Este desciframiento permitiría contar con un importante reservorio de alelos exóticos –formas alternativas del gen–, que podrían aportar características benéficas y utilizarse como fuente de diversidad para el mejoramiento a partir de, por ejemplo, cruzamientos con las especies cultivadas.
Para Carrari, “conocer la estructura genómica de los propios recursos naturales es la información más valiosa que podamos tener. No sólo es necesario conservar la variabilidad, sino también utilizarla en beneficio de la producción local”. (DIB)


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