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10/03/2010
Provincia de Buenos Aires

Más de dos mil pacientes en espera de transplantes


*La diabetes se convirtió en la principal causa de enfermedad renal terminal en el país, mientras que en la provincia de Buenos Aires el 7% de la población padece diabetes, 2135 personas se encuentran en lista de espera para un trasplante renal y unas 10 mil se someten a diálisis regularmente, según informaron autoridades sanitarias...


Los datos fueron dados a conocer días antes de la celebración del Día Mundial del riñón, que se recuerda 11 de marzo por el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, que además informó que se suma a la propuesta de las asociaciones de Nefrología e insta a la población a controlar su nivel de glucosa en sangre dado que la diabetes tipo 2 se convirtió en la primera causa de enfermedad renal terminal.


“En nuestra Provincia cerca del 7 por ciento de la población es diabética y esta enfermedad altera los vasos sanguíneos que alimentan a todos los órganos, entre ellos el riñón”, explicó el ministro de Salud provincial Alejandro Collia.


De hecho, se sabe que sin controles rigurosos y tras una década de convivir con la diabetes los afectados presentan altos niveles de proteínas en su orina, lo que revela una nefropatía diabética, “que no es otra cosa que la enfermedad renal ya instalada y sin posibilidades de revertirla”, señaló Mónica Calvo, jefa de Nefrología del Hospital Simplemente Evita de La Matanza.


Según datos del Centro Único Coordinador de Ablación e Implante de la Provincia de Buenos Aires (Cucaiba) actualmente se encuentran en diálisis 10.340 pacientes con enfermedad renal. Como el trasplante es el tratamiento con mayores ventajas sobre la calidad de vida de los afectados, el 20,6 por ciento de los pacientes en diálisis, unos 2.135, se encuentran en lista de espera para efectuarse la intervención.


La función primordial del riñón consiste en depurar al organismo de las toxinas a través de la orina. Pero además, se ocupa de la producción de enzimas y hormonas que participan activamente en el mantenimiento de la presión arterial y en la producción de glóbulos rojos. Las autoridades sanitarias señalaron que un simple análisis de orina y sangre permite detectar en forma temprana la insuficiencia y evitar que avance hasta destruir la función renal.


Muchas enfermedades suelen ser el puntapié inicial para descubrir que, de fondo, existe enfermedad renal. Entre ellas, las dos principales son la diabetes y la hipertensión arterial que, juntas, suelen derivar en males cardiovasculares.


ENFERMEDAD ENCUBIERTA


Los nefrólogos señalan que la diabetes es ahora la principal causa de enfermedad renal terminal en el mundo, tanto en naciones desarrolladas como emergentes. Incluso, del total de personas que se encuentran en diálisis por tener severamente afectada su función renal, entre el 20 y el 40 por ciento tuvo como diagnóstico primario la diabetes.


La más frecuente es la tipo 2, cuyo origen, como en el resto de las diabetes, radica en la presencia de predisposición genética a la que se suman hábitos de vida sedentaria y exceso de peso.
“La presión arterial elevada, muchas veces subestimada por la población, puede ser el primer indicio de enfermedad renal debido a que se produce la acumulación de agua y sal y se altera la producción de una hormona, llamada renina, que regula la presión arterial”, explicó Calvo.


Para evitar llegar a la fase terminal de la enfermedad renal crónica, Calvo recomendó efectuar controles periódicos de sangre y orina, sobre todo si se es diabético o hipertenso, tomarse la presión arterial regularmente, efectuar una dieta dirigida por un especialista y efectuar actividad física.
La especialista recordó que “el riñón es capaz de mantener el equilibrio del organismo aún cuando la enfermedad renal ya ha avanzado, por lo cual una persona puede estar atravesando una afección renal severa sin darse cuenta”, advirtió Calvo.


A partir de ahí pueden ocurrir dos cosas: que la enfermedad se diagnostique a tiempo de modo tal que, mediante tratamientos adecuados se pueda frenar el avance de la insuficiencia, o bien que pase inadvertida y progrese en forma inexorable hacia la fase terminal, “esto significa que el riñón claudique en todas sus funciones”, detalló la especialista y agregó que en estos casos sólo es posible sostener las funciones renales mediante diálisis o trasplante renal




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