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06/01/2010
INFORME

Impacto de las precipitaciones sobre la nutrición y el crecimiento de los cultivos


Aspectos salientes de la Campaña 2009-10 en el norte de la provincia de Buenos Aires. Los Ings. Agrs. Gustavo N. Ferraris (INTA Pergamino) y Fernando Mousegne (INTA San Antonio de Areco); en el marco del Proyecto Regional Agrícola de la Regional Norte de Buenos Aires elaboraron un informe de situación en la que se evalúan las condiciones climáticas en relación con la campaña precedente...





El trabajo indica que en la región Norte de Buenos Aires, la campaña 2009/10 esta mostrando un abrupto contraste con el ciclo precedente en cuanto al registro de precipitaciones. A modo de ejemplo, en la Estación Experimental Agropecuaria Pergamino del INTA, a partir del mes de junio las lluvias de 2009 sobrepasaron las de 2008, siendo máximas las diferencias en los meses de noviembre y diciembre (Fuente: Grupo Agrometeorología, INTA Pergamino). Las precipitaciones acumuladas en 2008 en el INTA Pergamino totalizaron 573 mm. vs 1122 mm. en 2009.


Durante los meses de noviembre y diciembre, las precipitaciones de 2009 superaron a la media de la localidad en 93,3 y 238,2 mm. respectivamente (Fuente: Grupo Agrometeorología, INTA Pergamino).


Implicancias en la producción de los cultivos


Maíz


Bajo condiciones hídricas no limitantes, normalmente el nitrógeno (N) se transforma en la principal limitante a la productividad del maíz. Agua y N interactúan de manera positiva, de manera tal que la abundancia de precipitaciones favorece la expresión de respuesta a la fertilización nitrogenada. Este comportamiento se produce por dos vías. En primer lugar, cuando la condición hídrica no es limitante, la Eficiencia de Uso de N Fisiológica (kgN absorbido/kg N aplicado) y Agronómica (kg grano/kg N aplicado) se incrementan, a la vez que se estimula el crecimiento y aumenta la expectativa de rendimiento del cultivo, haciendo lo propio con la demanda de N. Por otra parte, cuando el suelo alcanza niveles de saturación, la presencia de agua libre gravitacional favorece la lixiviación de N en forma de nitratos, especialmente en suelos Hapludoles como los que se encuentran en el Centro y Oeste de Buenos Aires. Cuando ocurre este proceso, la curva de respuesta a N hace necesario aplicar dosis mayores de fertilizante para mantener la expectativa de rendimiento.


El proceso de lixiviación es de escasa magnitud en suelos Argiudoles con desarrollo de horizonte B textural, donde la arcilla contenida en este horizonte subsuperficial detiene o al menos retrasa el flujo de nitratos en el perfil, permitiendo su absorción por el cultivo. Durante la primavera de 2009, en el norte de Buenos Aires las precipitaciones superaron los registros normales recién en los meses de noviembre y especialmente en diciembre, cuando la mayor parte de los cultivos alcanzaban estados vegetativos avanzados, y la absorción del cultivo se incrementa exponencialmente agotando el perfil de nitratos. Por este motivo, es probable que el inicio tardío de la temporada de lluvias atenúe la magnitud de las pérdidas por lixiviación durante esta campaña.


En un ciclo con precipitaciones frecuentes, es poco probable que exista volatilización de N. En este escenario, cobra mayor importancia el momento (preferible postemergencia frente a la siembra por riesgos de lixiviación) y la oportunidad de fertilización (riesgo de no fertilizar el cultivo por lluvias frecuentes y falta de piso), que otros aspectos tecnológicos como la fuente o la incorporación en el suelo, relevantes en los años secos. Es esporádico pero no extraño observar en la región lotes que no han alcanzado la oportunidad de ser fertilizados. En estos casos los síntomas de deficiencia de N que se pueden ver hoy a campo son muy marcados. Experimentos realizados por nuestro grupo de trabajo hacen preveer una reducción de rendimiento de al menos el 20% (Ferraris, Mousegne, 2008).


En relación al fósforo (P), la abundancia de humedad en el suelo favorece su asimilación por el cultivo, ya que incrementa la difusión hacia las raíces. En casos extremos, cuando se alcanzan niveles de saturación, hierro (Fe) y manganeso (Mn), dos de los principales cationes que fijan al P, se reducen pasando de (Fe 3+; Mn3+) a (Fe2+, Mn2+). Las fracciones de P unidas a Fe ferroso (Fe2+) y Mn reducido (Mn2+) son mucho más solubles que cuando estos compuestos están en estado oxidado, por lo que la disponibilidad de P aumenta. También se torna más flexible la tecnología de aplicación. Ensayos en curso durante esta campaña muestran similar crecimiento en tratamientos con P localizado y al voleo.


Durante la última primavera, se pudo observar una amplia difusión de la sintomatología de deficiencia de zinc (Zn), caracterizada por la presencia de bandas blanquecinas longitudinales en las láminas foliares. Un inicio de la temporada de crecimiento con bajas temperaturas medias y la aplicación de dosis crecientes de P, el cual crea compuestos de Zn temporalmente insolubles en el suelo favorecieron su aparición. La característica saliente de las últimas campañas es la aparición de síntomas en fechas de siembra tardía, en regiones ubicadas hacia el noreste de la zona considerada potencialmente deficitaria, y la permanencia de los síntomas en estadíos avanzados del cultivo. Pareciera relevante acentuar las investigaciones sobre este nutriente, a través de su monitoreo en suelos y la realización de ensayos regionales de respuesta a su aplicación, especialmente en maíz.


Finalmente, cabe señalar que el maíz “de primera siembra”, ya en estado reproductivo, es uno de los cultivos más tolerantes al exceso hídrico y anegamiento. La presencia de raíces adventicias por sobre la superficie, las características de su fructificación y una serie de adaptaciones de tipo morfológico, anatómico y metabólico permiten su supervivencia bajo saturación de humedad durante largos períodos de tiempo.


Soja


La soja expresa como el maíz una respuesta muy favorable a la abundancia de precipitaciones. Tal vez el proceso más favorecido sea la fijación biológica de nitrógeno (FBN), el cual es estimulado por el creciente flujo de carbohidratos de una planta en buen estado de crecimiento y con altas tasas de fotosíntesis. La presencia de suelo húmedo permite disimular impedancias físicas en el suelo, otra fuerte limitante del proceso. En la actualidad, en soja de primera, es posible observar un buen desarrollo de nódulos, de buen tamaño y ubicados en la parte superior de la raíz principal. Esto generalmente se asocia a altas tasas de fijación en el período reproductivo y, como consecuencia, rendimientos elevados. Por el contrario, la FBN es uno de los primeros procesos en ser suprimidos ante estrés hídrico, ya que bajo estas condiciones la planta privilegia la supervivencia antes que el crecimiento.


La presencia de humedad no limitante favorece la absorción por la planta de nutrientes móviles en el suelo, como azufre (S) o boro (B), que en buena parte se incorporan por flujo masal, siguiendo la corriente transpiratoria. Aunque lluvias copiosas y excesos podrían ocasionar pérdidas por lixiviación, la adquisición de estos elementos mejora bajo buenas condiciones hídricas.


En los últimos años, la soja se ha expandido hacia ambientes considerados de menor productividad. En la región norte de Buenos Aires, estos ambientes lo constituyen bajos con moderados niveles de salinidad y/o alcalinidad, pH ligeramente por sobre la neutralidad, y en ocasiones presencia de horizonte B nátrico a una profundidad variable. En estos ambientes, algunos microelementos como el Fe se tornan poco disponibles al aumentar el pH. Plantas pequeñas con un sistema radicular poco desarrollado bajo condiciones favorables de crecimiento alcanzan una tasa de demanda de Fe que la oferta del suelo puede no cubrir. Esta sería la causa de la clorosis que en forma zonificada pudo observarse durante la presente campaña, en ambientes con estas características.


Cuando se registran anegamientos, como los acontecidos a finales del mes de diciembre, el ambiente se torna desfavorable para el crecimiento del cultivo. Nuevamente, uno de los primeros procesos afectados es la FBN. Aunque el bacteroide que se aloja en el interior del nódulo es microaerófílo, la FBN es un proceso aeróbico. Como el flujo de oxígeno en agua es extremadamente lento, el proceso se detiene y las plantas muestran una clorosis generalizada a los pocos días de encontrarse bajo anegamiento. También podrían ocurrir pérdidas por reducción de nitratos y sulfatos bajo condiciones anaeróbicas (desnitrificación, desulfurización), pero este proceso requiere de largo tiempo de anegamiento, y a campo es difícil que alcance niveles agronómicamente cuestionables.


Cuando se producen encharcamientos, la planta expresa marchitamiento, hojas cloróticas y menor crecimiento de raíces y parte aérea. La permeabilidad de las membranas se reduce, trayendo como consecuencia menor absorción de agua y nutrientes. Se inhibe el metabolismo respiratorio, la translocación de hormonas hacia las raíces y se incorporan sustancias tóxicas producidas en el suelo. También disminuye la mineralización de la materia orgánica. La soja en estado reproductivo resiste un período de una semana o más bajo ligero anegamiento, pero es más sensible que el maíz. La “maquinaria” de FBN en cambio, es definitivamente afectada en poco tiempo.


Cultivos de segunda siembra


Tanto el maíz como la soja son sumamente sensibles al anegamiento durante la implantación y las primeras etapas del cultivo, causando una rápida mortalidad de semillas en germinación y plántulas en crecimiento. A ello contribuyen tanto condiciones fisiológicas como la ausencia de mecanismos de tolerancia i.e. falta de raíces adventicias en maíz, tejidos con excesivo contenido de agua y sin desarrollo de aerénquima, membranas permeables al paso de líquidos entro otros. Por una cuestión de tamaño, toda la planta puede permanecer sumergida, lo cual impide la respiración y la entrada de dióxido de carbono para la fotosíntesis. También se favorece la proliferación de patógenos oportunistas. Bajo esta condición, plántulas de soja de emergencia reciente no logran sobrevivir más allá de 48 hs.


Una gran cantidad de lotes con cultivos de segunda en la región han permanecido en condiciones de saturación, lo cual es potenciado por la dificultosa evaporación de la humedad del suelo bajo el manto de rastrojos del cultivo anterior. Esto provocó raleo de plantas y necesidad de resiembra por sectores, en un número muy importante de casos.


Consideraciones finales


La abundancia de precipitaciones y recarga de humedad de los suelos que se verifica esta campaña es un hecho auspicioso que sin duda se reflejará en un marcado incremento de los rendimientos medios con relación a la campaña precedente, y aún en vista de otras consideradas promedio. Sin embargo, las características propias de cada año, la expansión de los sistemas agrícolas hacia nuevas áreas y la evolución de los rendimientos en incrementos constantes, plantean permanentes desafíos a la producción. En este contexto, entender el funcionamiento de los cultivos y optimizar el manejo de agua y nutrientes surgen como factores prioritarios en pos de una agricultura exitosa y sustentable.



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