PAGINA PRINCIPAL TAPA PAPEL CONSULTAR ARCHIVOS POR FECHA AVISOS FUNEBRES CONTACTESE

Enviar Artículo a un amigo  
Imprimir Artículo IMPRIMIR ESTE ARTICULO

28/12/2009
Inundaciones San Antonio de Areco

Un gran monstruo que se esta comiendo la cola


Por Victor Calvigioni *. Nada es igual. Los campos en el norte bonaerense quedaron despoblados. Las taperas están disimuladas por grandes malezas y árboles que crecen fuera de control. Son pequeños y desordenados oasis que están rodeadas por prolijos sembrados...


Los molinos de agua, símbolo de la diversificación agroganadera están inutilizados y quijotescamente resisten el paso de los años. Las aguadas para el ganado quedaron olvidadas en el tiempo. Ya no se piensa en las generaciones futuras..


La siembra directa y el criterio economicista ganó la pulseada. Todo se debe explotar intensivamente. Ya no hay labores culturales ni esos largos surcos que servían para nutrir las plantas de maíz y que hacían misteriosos e interminables los pequeños lotes. Los montecitos que servían de contención y refugio, cayeron bajo el ruido arrollador de las motosierras. Se debía ganar terreno para la soja.


Estos son solo algunos aspectos que disparan hacia el futuro consecuencias imprevisibles y dramáticas.


Se puede estar horas relatando y describiendo los “desastres ecológicos” que causaron los “yupies” nucleados en “pooles de siembras”, “fondos de inversión”… etc..etc…


Los efectos de tanta irresponsabilidad están a la vista. Las inundaciones en San Antonio de Areco, Salto, Arrecifes, Pergamino (todos situados en el Triángulo de Oro argentino) tienen un mecanismo perverso.


Los campos se inundan porque ya no hay surcos ni labores culturales que permitan la retención y absorción del agua de lluvia.
El agua cae y sale “disparada” a lugares más bajos e incluso toma los caminos reales como grandes ríos circunstanciales.


Nada detiene ese inmenso mar de gotas de lluvias. El agua por la fuerza de la gravedad
ocupa los sitios más bajos de los campos. Los productores rurales ante estos resultados abrieron cientos de canales clandestinos que desembocan en los pequeños arroyos y ríos que surcan el norte bonaerense.

La masa de agua caída en forma inusual fue incontenible e inundo las casas de las poblaciones. Muchas de esas viviendas pertenecían a productores rurales.


Los daños en los próximos años son imprevisibles. Una bomba de tiempo se está juntando y armando con paciencia. Es urgente una política agropecuaria integradora, porque el monstruo comenzó a comerse la cola.

* Periodista, Técnico en Administración de Empresas, Agrónomo General, Experto Agrario y Tipificador y Clasificador de Ganados y Carnes.


VOLVER A PAGINA ANTERIOR




Home | Tapa | Archivos | Fúnebres | Consultas
© Semanario Colón Doce - Todos los Derechos Reservados