Un camión de carga con un container sale de un depósito situado en las profundidades del conurbano bonaerense. La mercadería que acaba de ser acomodada son listones de madera de algarrobo.
En el interior ahuecado, se encuentra una carga de cocaína envuelta en café molido para que los perros entrenados no puedan detectar el particular olor. Un barco está esperando en la Terminal 2 del Puerto de la ciudad de Buenos Aires, terminar de ubicar la carga para salir rumbo al puerto de Marsella.
El envió está documentado a nombres de personas inexistentes, con domicilio falso.
En la sala cofre se había recibido un alerta de la aduana de Comodoro Rivadavia que había detectado un cargamento similar.
El camión ingresó en el antiguo empedrado del puerto y luego de entregar la documentación se dirigió a un Scanner móvil propiedad de la Aduana. Los tres radiologos de turno estrenados durante meses para determinar la "identidad" de la mercadería que pasa en los monitores, detectan que existe una anormalidad. La consistencia y los demás parámetros indican que se trata de madera de roble pero posiblemente ahuecada y con una segunda carga de origen dudoso.
El dato se debe confirmar. Se inicia el procedimiento de apertura del container. Es el turno de los perros entrenados para detectar estupefacientes mediante juegos de asociación con olores creados con sustancias sintéticas en laboratorios especiales.
Los tres agentes de la Aduana con sus canes raza labrador retriever (elegidos por su particular carácter social) rastrean la posibilidad de hallazgo de estupefacientes. Algo anda mal, pero los canes no pueden definir su búsqueda. Las sospechas existen.
Los agentes de la Aduana no se dan por vencidos e introducen una moderna cámara de videos que puede ser usada en espacios de difícil acceso a través de un largo cordel de más de dos metros y que tiene una amplia movilidad. El visor de la cámara no detecta nada anormal. El operador avanza y retrocede con el pequeño haz de luz que solo muestra listones de madera de algarrobo.
Es el turno de los pequeños scanner por rayos. El técnico pasa el pequeño aparato sobre la madera y en forma inmediata detecta que es un cuerpo ahuecado. Es la segunda confirmación. Un nuevo cargamento de estupefaciente es descubierto con la moderna tecnología incorporada.
La situación relatada es una ficción pero puede ocurrir varias veces al mes. La Aduana aumento considerablemente la detección de contrabando de mercadería, fraude marcario con prendas y delitos de narcotráfico. El punto de inflexión en las estadísticas fue la decisión política de incorporar moderna tecnología.
Fraude marcario
El sistema de alertas consiste en un registro informatizado en el que podrán inscribirse en forma "voluntaria y gratuita" los titulares de marcas de fábrica o de derechos de autor y derechos conexos, por un plazo de dos años.
Así, cuando el sistema detecte una irregularidad, disparará un procedimiento de control en el que intervendrán los titulares de los derechos de propiedad intelectual y, lógicamente, los propietarios de las mercaderías involucradas.
Los scanner gigantes
Cabe destacar que desde hace unos años, la AFIP emplea equipos que permiten realizar inspecciones no intrusivas, es decir sin la necesidad de abrir los contendores, con el fin de mejorar el control del comercio exterior y facilitar el tráfico de mercaderías en un ámbito de mayor seguridad operativa.
Actualmente, la AFIP - Aduana cuenta con diez escáneres móviles en funcionamiento: cuatro en el área metropolitana y seis en el interior del país. Próximamente, se incorporarán tres equipos más que serán ubicados en las regiones de Salta, Resistencia y Bahía Blanca
Centro de computos
El Centro de Cómputos de la AFIP fue creado en 2002 con el objetivo de resguardar, bajo los más rigurosos estándares en la materia, toda la información suministrada por los sistemas informáticos del organismo, de manera tal que se asegure la continuidad operativa aún en las condiciones más adversas. Para ello, trabajan 830 personas en las distintas áreas, encargadas de manejar los 300 sistemas activos que hay en la actualidad. Además, hay 130 proyectos en curso.
Todos desarrollados íntegramente por la AFIP.
Sala Cofre
Consiste en un ambiente de máxima seguridad que aloja todos los datos, computadoras centrales, servidores, equipos de telecomunicaciones y dispositivos de seguridad que administran la totalidad de la información de la AFIP. El Centro procesa 40.000 millones de datos de contribuyentes y opera ininterrumpidamente durante las 24 horas del día los 365 días del año, ya que sus componentes de infraestructura están diseñados, configurados y preparados para minimizar o eliminar cualquier impacto asociado a contingencias de todo tipo y realizar múltiples tareas de mantenimiento o cambio de computadoras.
Solo los funcionarios que cuenten con los niveles máximos de autorización pueden superar el acceso biométrico que, sumado a otros dispositivos, constituyen un sistema de seguridad para el control total dentro de la Sala Cofre y en sus inmediaciones.
Está certificada conforme la norma mundialmente reconocida para este tipo de áreas críticas, la que además garantiza, a futuro, mantener el nivel de seguridad del proyecto original en caso de ampliaciones o mudanzas.
El Centro de Cómputos de la AFIP es el más grande del país y el más avanzado de América Latina
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