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16/12/2008
Obispo Héctor Cardelli

Reclama justicia ante la explotación sexual infantil


cardelli (25k image)“Como obispo, no puedo menos que asumir la defensa de esas criaturas perversamente explotadas, reclamándoles a ustedes y a quienes corresponda que agoten los medios a vuestro alcance para que puedan deslindarse las responsabilidades privadas y públicas del caso y que se aplique todo el rigor de la ley a los culpables de estas abominables conductas”. Así lo expresa el obispo de San Nicolás de los Arroyos, monseñor Héctor S. Cardelli, en una carta que envió al Departamento Judicial de Pergamino con motivo de la causa que investigan los hechos ocurridos en dicha ciudad, en el prostíbulo llamado Spartacus, donde fueron liberadas quince jóvenes -algunas de ellas, menores de edad- que ejercían la prostitución en condiciones de esclavitud...


“En primer lugar, reclamamos justicia para esas niñas, adolescentes y mujeres víctimas de trata, tráfico y explotación sexual comercial a quienes se privó de los más elementales derechos humanos y también reclamamos verdad para que la impunidad no sea la norma en nuestra sociedad”, agrega la carta que, solicitan, sea incorporada en la causa.


La carta
El texto completo de la carta es el siguiente:


San Nicolás, 12 de diciembre de 2008.


Prot. Nº 196/08.


Señora Fiscal General del Departamento Judicial de Pergamino, Doctora Amalia Rava de Zorzi


Señores Titulares de la UFI nros. 1 y , doctores Mario Daniel Gómez y Guillermo Villalba


De mi consideración:


Tengo el agrado de dirigirme a Uds, en mi carácter de obispo de la diócesis de San Nicolás de los Arroyos, con jurisdicción sobre la ciudad de Pergamino, a efectos de hacerles llegar mi enorme preocupación respecto a los hechos que dieron lugar a la formación de los autos IPP 2266/07, caratulados: “Padula, Horacio Alfredo y otros s/denuncia”.


Tal como es de vuestro conocimiento, en dicha causa se investigan los hechos ocurridos en Pergamino, en el prostíbulo llamado Spartacus, ubicado en una zona densamente poblada de la ciudad y con gran actividad comercial, donde fueron liberadas quince (15) jóvenes de nacionalidad paraguaya -algunas de ellas, menores de edad- que ejercían la prostitución en condiciones de esclavitud.


Como obispo, no puedo menos que asumir la defensa de esas criaturas perversamente explotadas, reclamándoles a Uds. y a quienes corresponda que agoten los medios a vuestro alcance para que puedan deslindarse las responsabilidades privadas y públicas del caso y que se aplique todo el rigor de la ley a los culpables de estas abominables conductas.


Los hechos que se investigan han tenido -y aún tienen- una amplia difusión y han provocado un fuerte impacto en la comunidad cristiana que encabezo y en el pueblo en general y, por ello y la gravedad intrínseca de lo sucedido, es necesario conocer toda la verdad.


En primer lugar, reclamamos justicia para esas niñas, adolescentes y mujeres víctimas de trata, tráfico y explotación sexual comercial a quienes se privó de los más elementales derechos humanos y también reclamamos verdad para que la impunidad no sea la norma en nuestra sociedad. La salud moral de la población exige que se esclarezcan los hechos y que los culpables sean corregidos.


Ya han señalado los sacerdotes y el consejo de pastores de Pergamino en un documento conjunto, oportunamente emitido que ‘No queremos conseguir el degradante título de ‘Ciudad de la Prostitución’ y, peor aún, ‘Ciudad de la Corrupción’. No queremos entrar a analizar qué habría ocurrido de no haber mediado la justicia de otra provincia ni la del Ministerio del Interior y Gendarmería Nacional…


Sabemos todos que el juego, la prostitución, la trata de mujeres y la droga se institucionalizan allí donde hay connivencia con el poder. Como si fuese una justificación la imposibilidad de erradicar estas lacras, escuchamos argumentos que la prostitución ha existido siempre y que se pierde la memoria de su ejercicio en los anales de la Historia. No ignoramos la condición del hombre y su propensión al pecado, descrita ya en las primeras páginas de la Biblia, pero debemos distinguir esto de la complicidad institucional’”.


Sin otro particular, poniéndome a vuestra disposición, al aguardo de los resultados reclamados y solicitándoles que esta misiva se incorpore en la causa mencionada, les saludo muy atte”.+


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