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09/07/2008
En el aniversario de la declaración de la Independencia

SAN MARTIN, LA INDEPENDENCIA Y LAS RETENCIONES


lopez-090708 (18k image)Por Julio López. Durante 1916, en un momento muy difícil para la revolución americana por la fuerte contraofensiva realista, la declaración de la independencia argentina fue una decisión controvertida, arriesgada y audaz. Pero no fue mérito de los congresales reunidos en Tucumán únicamente. La revolución tenía un claro líder en aquel momento: José de San Martín, quien fue actor central tras bambalinas, presionando, amenazando y negociando con los diputados tras un claro objetivo político: independencia y soberanía popular...


Tal es así que la declaración originalmente redactada decía "que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los Reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli". Fue él quien obligó a agregar "y de toda otra dominación extranjera". Pequeña pero importante diferencia, para cerrar la posibilidad cierta de la entrega del país a otras potencias.

Un escenario de gran actualidad, ya que detrás de la protesta contra las retenciones hay un debate central:¿debe o no el Estado intervenir en la economía para garantizar el desarrollo nacional con inclusión social? La independencia económica resulta fundamental para sostener la declaración de 1816, y el ataque a las retenciones esconde el objetivo de cuestionar la intervención estatal. Esa es la razón por la que las medidas dirigidas a cuidar el precio de los alimentos y frenar la sojización, desataran reacciones furibundas, un paro patronal para frenar la marcha de la economía y causar pérdidas al resto de los sectores, y el ataque a la legitimidad democrática por parte de las corporaciones.

Quisieron retrocedernos 200 años. Se discutió si Cristina tenía derecho a gobernar, si eran legítimos el 46% de los votos para tomar la decisión, si Kirchner tenía derecho a recordarle la postura a los diputados del espacio que lidera. Se discutió si los sectores populares teníamos derecho o no a movilizarnos y hasta hubo quienes dividieron entre "gente" y "patotas" según el color de la piel y el origen social.

Pero sólo se discutió el país que cada uno propone cuando la presidenta impulsó el debate en el congreso. Y aunque algunos que proponían redistribución se apichonaron para votar el gravámen a la renta extraordinaria, la mayoría dio el sí. Entonces se llegó a cuestionar que votaran oficialismo los diputados oficialistas. Y se puso en duda la legitimidad del voto de los pobres, disfrazando de republicanismo el embate de los privilegiados para que vuelva a gobernar el mercado como en los 90.

A 2 años del bicentenario, los argentinos estamos en deuda con la declaración de la independencia, aunque hemos dado un paso importante: ratificamos la decisión de avanzar con un proyecto democrático, nacional, popular y latinoamericano. Ratificamos el camino del desarrollo económico independiente, y que las instituciones son elementos importantes del proceso transformador si se integran con la participación popular y la organización política. También ratificamos que la democracia es sobre todo el respeto a la voluntad popular y que el voto de todos vale por igual, uno de los objetivos centrales de la Revolución de Mayo.

Ahora, con Cristina y la movilización popular, vamos por la independencia económica para profundizar la redistribución de la riqueza.



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