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24/04/2008
Chismes varios

Una pelea y el humo en la ciudad


El “Pirincho” salió de recorrida en busca de las nunca faltantes noticias estrafalarias y especies en extinción...


Hablando de especies, la cosa estuvo gorda frente a reconocida Ferretería Industrial. El pobre pirincho que pasaba por el concurrido sector del boulevard 50, escuchó gritar ¡Gorila! ¡Gorila! y a otro contestar ¡Callate… petiso!.


Para sintetizar y no dar demasiadas vueltas, parece que los dos “geraldines” colonenses, emulando al célebre “Contra” de Calabro, estaban en un duro enfrentamiento verbal, y ante el cariz que tomaban los acontecimientos podría haber pasado a ser agresión física lo que hubiese sido que en “defensa de las retenciones” se hubiera pa- teado un concurrido “hormiguero”.


La cuestión era espesa y entre hormiga va, hormiga viene, gringo va, gringo viene, se armo un flor de bolonqui.


Los que llegaron a mediar -por suerte no llamaron a los Bomberos- no sabían si meterse al medio o mirar desde la vereda una pelea no homologada por ninguna asociación por la falta de equivalencia de peso.


Al final primo la cordura y nuestro asesor marchó al denominado barrio Whesminster de Londres (antes Barracas y Rivadavia) que estaba cubierta de una densa neblina.


El Pirincho al sumergirse en el manto de aire espeso y gris argumentó: “a la pelotita, el «Chofly» se enojó y luego de cosechar la soja, prendió fuego a los campos y el humo se vino a la ciudad”.


Pero no… se trataba de la granza que flotaba en el aire y no dejaba ver ni los carteles que señalaban las calles.


En la esquina de 48 y 24 (por tanteo) una concentración de vecinos se reunía con el capitán Oroza, ante el temor que semejante cerrazón traiga consigo a “Jack el destripador”.


Nuestro asesor luego de observar la dantesca escena arrancó para el municipio. La travesía no fue fácil… luego de tener que atravesar tres operativos reten, dos controles policiales, dos chorros que se llevaban un lavarropas, dos procedimientos de tránsito municipal, tres chorros que huían con una moto y dos bicicletas y cuatro policías que empujaban el móvil por quedarse sin nafta, llegó a la esquina de 51 y 18.


Lo que pudo observar le partió el corazón. Apoyado a un paredón se encontró con el celebre caco “Carlos” que llorando balbuceaba “nada me sale bien… trate de robar la GEA y quedé encerrado, trate de asaltar una farmacia y me apalearon” y agregó “ahora pude observar la luz al final del túnel y vine a preguntar como puedo hacer para lucir el título de funcionario”.


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