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04/10/2007
Esquizofrenia

La enfermedad con cobertura social total


Según la Organización Mundial de la Salud la esquizofrenia afecta al 1,5 por ciento de la población, un dato que si se lo traslada al país implica a cerca de 570 mil afectados por esta enfermedad cuyo tratamiento farmacológico y psiquiátrico es fundamental para garantizar la reinserción social de quienes la padecen...


(DIB) Si bien la ley de Discapacidad contempla a los esqui- zofrénicos, desde la Apef (Asociación Argentina de Ayuda a la Persona que Padece Esquizofrenia y su Familia) algunos profesionales médicos se niegan a otorgarles la historia clínica que corrobora el diagnóstico y esto les impide acceder al certificado de discapacidad y sus consecuentes beneficios.


Es que ese documento ayuda a abrir las puertas para que los pacientes accedan a la medicación gratuita (a través de obras sociales o prepagas), además de facilitar el pase libre de transporte de colectivo, obtener mayor flexibilidad en el acceso a créditos para vivienda y, en algunas jurisdicciones, la exención del impuesto de alumbrado, barrido y limpieza.


»Algunos médicos se niegan a otorgar el diagnóstico bajo el argumento de no estigmatizar ni «etiquetar» al paciente, lo ven como un obstáculo cuando en realidad para nosotros es una herramienta que iguala posibilidades», comentó la presidenta de la Apef, Beatriz Pérez Feijóo.
La esquizofrenia es una enfermedad del cerebro que se manifiesta por múltiples síntomas que involucran el pensamiento, las emociones, la percepción, el movimiento y la conducta.


Las manifestaciones se combinan de diferentes formar en cada individuo y entre ellas figuran alucinaciones, autoagresión, retracción social, problemas de concentración e incoherencia en el discurso. El avance científico permite que, actualmente, una vez que el especialista encuentra la combinación de drogas acorde a cada caso, la persona con esquizofrenia obtenga una buena calidad de vida evitando el desencadenamiento de los temidos «brotes».


Sin embargo, y a pesar de que la ley de Discapacidad obliga a las obras sociales o al Estado (en caso de personas sin cobertura) a otorgar el tratamiento en forma gratuita, no siempre resulta fácil obtenerlo.
«Algunas obras sociales se rehúsan a otorgarlo o bien ponen mil trabas para dar los medicamentos por eso, muchas veces, hay que recurrir a la Justicia y presentar recursos de amparo para obtener los remedios», comentó Malena Jadur, miembro de la Asociación.


En este sentido detalló que la compra mensual de antisicóticos de última generación (como la olanzapina y clozapina) implica una erogación de 1.500 pesos. El incumplimiento, abandono o interrupción es el principal obstáculo del tratamiento, ya que aumenta el riesgo de aparición de nuevos episodios psicóticos o “recaídas”, evitarlas es un objetivo prioritario en el tratamiento de la esquizofrenia. Quienes cumplen con el tratamiento y reciben la información adecuada, pueden recuperar sus actividades y funciones progresivamente.


El volver a experimentar un episodio psicótico es un hecho muy traumático para el paciente, ya que su atención requiere de una intervención más brusca que le genera un gran desaliento y repercute además en su familia y sus cuidadores. Por otra parte, cuanto menor es la cantidad de episodios, mejor es la recuperación en el largo plazo.


“Los que integramos esta asociación estamos convencidos de que a las personas que padecen esquizofrenia, les es difícil salir adelante sin el compromiso del grupo familiar y sin el respaldo responsable del Estado. Necesitan respeto y protección para lograr su estabilidad», afirmaron los miembros de Apef durante su presentación en el marco del 14º Congreso Internacional de Psiquiatría que se llevó a cabo en Buenos Aires.


Como todo trastorno mental, la esquizofrenia no afecta solamente a la persona enferma, involucra a familiares, amigos y cuidadores. El entorno del paciente debe adoptar un rol comprometido para con el tratamiento. No estar correctamente informado puede llevar a conductas equivocadas como el ocultamiento, el abandono, la sobreprotección, o incluso a una temprana internación, privando al paciente del primer medio socializador por excelencia, la familia


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