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19/07/2007
Una vez más…

El fracaso de Basile y la Selección en la Copa América


Por Gonzalo Calvigioni. Hace quince días, cuando la primera ronda de la Copa América había concluido, desde esta columna, Colon Doce, manifestaba que Argentina por potencial e individualidades, estaba obligada a ganar la misma...


También remarcábamos que no se había jugado bien a pesar de haber goleado en varios partidos y que los errores defensivos eran notorios. Además asegurábamos que el fútbol desarrollado y la puesta en escena eran de una Selección de la década del ’70 y que sería muy difícil vencer a un combinado europeo o a Brasil. Pero ahora llueven las críticas, con el resultado puesto y con Brasil que se dio el lujo de alzar la Copa con un seleccionado “B”. Y pensar que antes de la final éramos los mejores para la gente y la mayoría del periodismo, sobre todo los que estaban en Venezuela, preocupados mas por ser amigos de los jugadores que de transmitir alguna crítica.


Existen muchos conceptos de táctica y estrategia, pero alguien que sabe de fútbol me enseñó que la táctica “es la disposición de los jugadores dentro del campo de juego” y que la estrategia “es la forma en que se utilizan las piezas para llevar adelante el juego”, además está la estrategia de competición y de planificación. Estas dos palabras tan importantes en el fútbol no existen para el máximo responsable de este fracaso: Alfio Basile.


El entrenador de la Selección Nacional prefiere confiar en sus jugadores, en lo que pueden llegar a ser en el arco de enfrente y no en el estudio sistemático del rival o en las falencias que puede tener el circunstancial adversario. La final del domingo pasado Argentina la perdió porque jamás fue un equipo sino solo individualidades. Así fue durante toda la Copa.


En tanto, Dunga, técnico rival, aplicó la táctica y estrategia y tuvo sus réditos. Anuló a Riquelme y tomó la marca de Lionel Messi en forma escalonada. Basile “tiró” a la cancha los once iniciales y no tuvo ni siquiera plan “A”. ¿Cómo se entiende que teniendo jugadores de buen pie pero de poca marca como Cambiasso, Verón, Riquelme, sumados a Tévez y Messi, haga proyectar a los marcadores de punta?¿y los relevos? Sólo quedaba Mascherano que no podía llegar a todos los huecos que quedaban.


Quizás llegó el momento de tomar desiciones y de entender que el ciclo de algunos jugadores está cumplido por edad y por ser la generación de perdedores con la camiseta albiceleste, tales los casos de Roberto Ayala ( que ya tomó esa determinación), Javier Zaneti, el “Pato” Abbondanzieri y Juan Sebastián Verón. Hay que dejar el espacio para jugadores con sangre nueva y acá hay que hacer una salvedad. El mundo entero elogia a Lionel Messi pero hay que ir despacio y no compararlo con Diego Maradona. Es cierto que es un jugador distinto, que cuenta con una gambeta impredecible y una aceleración asombrosa pero es joven y aún no ganó nada a nivel mayor. Además los cracks se ven en estos partidos decisivos o en los mundiales.


Pero como manifesté antes, el único responsable es Basile. Todo el mes, vimos al técnico en la pileta tomando tragos y permitiendo a los jugadores que estén con su familia, amigos jugando en la piscina, como si fueran vacaciones o una luna de miel. Si hasta Tévez, antes de subir al micro para jugar el partido desicivo, estaba jugando con su hija de 3 años. Con Bielsa, Passarella o Bilardo eso no hubiera sucedido. El jugador tiene que estar compenetrado y tomar conciencia en que instancia está. Existe una palabra en el diccionario que es trabajo, que lejos está de ser utilizada por el técnico albiceleste, que aseguró que Brasil se levantó mejor ese día por eso fue campeón.


Quizás hubiese sido mejor, que en vez de estar tantas horas refrescándose para aliviar el calor o creer que usar el mismo saco y camisa le iba a traer suerte, viera videos para estudiar al rival. La realidad preocupa ya que desde la última final disputada por Argentina en Italia, Brasil consiguió dos títulos mundiales (perdió otra final) y cuatro Copa América. Argentina viene en caída libre, sin un juego definido, o mejor dicho por lo visto y por lo que quiere Basile, la Selección retrocedió treinta años y sin dudas esto fue “Crónica de un fracaso anunciado”.


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