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21/06/2007
El Campeón

Boca Juniors y su mística copera


Por Gonzalo Calvigioni. En los últimos quince años la Selección Nacional logró un solo título y fue la Copa América de 1993 disputada en Ecuador...



La albiceleste era dirigida por Alfio Basile, que luego del Mundial de Estados Unidos ´94 donde a Diego Maradona le “cortaron las piernas”, se alejó del cargo. Desde esa fecha el seleccionado argentino cosechó fracasos, con eliminaciones en los Mundiales, en algunos casos en primera ronda. Pero si el fútbol argentino es reconocido a nivel mundial en la última década es porque Boca Juniors lo logró revalorizar y jerarquizar desde sus logros en Copas Internacionales.


Quizás muchos están en desacuerdo con esta teoría pero lo cierto es que el “xeneize”, con Carlos Bianchi como abanderado, comenzó una hegemonía fuera de las fronteras de Argentina consiguiendo respeto y admiración. Logró lo que alguna vez tuvo Independiente en la década del ´70: mística copera. Quizás Boca no deslumbre con su juego dentro del campo de juego, aunque todos saben que el hincha xeneize prefiere actitud en un jugador y no juego bonito.


Sino basta repasar jugadores que salieron campeones como el “Patrón” Bérmudez, Anibal Matellán, Rolando Schiavi, “Chicho” Serna, que lejos estuvieron de ser jugadores dúctiles y aplicados a la hora de dar un pase. Uno que fue y es distinto es Juan Román Riquelme. Discutido por la mayoría del público argentino y no querido en España, tales los casos de Barcelona y Villarreal. Pero el “diez” en esta Copa Libertadores fue fundamental para los de la Ribera. Fue el corazón del equipo: si el latía el resto también.


Si lo hacía en forma lenta sus compañeros jugaban lento. Si latía rápido, todos debían estar atento a ese pase, capaz de dejar a alguien mano a mano con el arquero rival. Jugó e hizo jugar. Riquelme sabe que su lugar en el mundo es Boca y que disfruta gambeteando y cuidando la pelota ante el Real Madrid en aquella final en Japón o tirándole un caño a Yepes, defensor del eterno rival, en cuartos de final en la Bombonera.


Aquí hay que detenerse. Para muchos el estadio xeneize por momentos late debido a la pasión de sus hinchas. Esto hace que vencer a Boca de local se torne casi imposible. Y los números no lo contradicen ya que en forma internacional hace cuatro años que no conoce la derrota.


Lleva 30 partidos invictos con 23 halagos y siete empates. Hay que remarcar también que en algún momento hizo las veces de local en Salta, Racing Club y San Lorenzo. Algunos jugadores rivales que pisan el césped de la Bombonera, tuvieron y tienen “miedo escénico”, término bautizado por Jorge Valdano. Lejos quedó aquella Bombonera con butacas rotas, sin palcos.


Hoy la mayoría están sentados, los palcos son de lujo, las entradas solo se venden a los socios y los turistas de todo el mundo saben que entre sus excursiones, figura conocer el lugar donde se retiró el jugador más grande de la historia como es Diego Armando Maradona.


Hace menos de un mes, el Milan de Italia al derrotar al Liverpool alcanzó a Boca en Copas Internacionales. Con la obtenida el miércoles en Belo Horizonte ante Gremio, el cuadro argentino pasó de nuevo al frente con 17 logros. Jugó seis de las últimas ocho finales de la Libertadores, aunque en una edición no participó debido a que no clasificó.


Boca con Bianchi comenzó a caminar el camino del éxito. Luego ese camino lo transitó sin el Virrey, con Miguel Brindisi que lo hizo derrapar y se fue por la puerta de atrás después de perder el clásico ante River, con el “Chino” Benítez que lo enderezó a medias logrando la Sudamericana pero también dejando en la retina de la gente la imagen del escupitajo, con Basile que obtuvo cinco títulos sobre cinco torneos disputados, con La Volpe que no logró imponer su estilo y no fue el único responsable del título perdido a manos de Estudiantes en aquella final.


El xeneize es guiado en ese camino ahora por Miguel Angel Russo que siguió confiando en hombres de mil batallas como Ibarra, Clemente Rodríguez, Bataglia, Riquelme y Palermo.


Boca es un justo campeón por actitud, presencia y mística copera, virtud que pocos equipos tienen y que lo logró hace una década. Y no es casualidad. Por eso es el único conjunto a nivel nacional que obtuvo halagos internacionales y defiende el prestigio de nuestro fútbol.


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