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26/04/2007
Trata de Blancas

Crónica de una muerte anunciada


La situación de SpartaKus en Pergamino, donde en un prostibulo trabajaban menores paraguayas tratadas como esclavas, es simplemente la “punta de un iceberg” mucho más profundo que involucraría favores políticos, policiales y hasta judiciales. La conexión siempre parecería ser la provincia de Misiones y Paraguay...


Carlos Frade en su escrito “Crónica de una muerte anunciada” ya hablaba de la trata de blancas en la ciudad de Pergamino y mencionaba una organización que se “manejaba” en nuestra región.


Colón Doce realizó (ver edición 364) una investigación especial y describió el suicidio de una menor secuestrada en un prostibulo de Villa Cañas, donde tenían raptada también a su hermana de 14 años, o los casos de trata de blancas con adolescentes que hubo en Venado Tuerto, Arrecifes y Pergamino y tal vez el más impactante el secuestro de una vendedora de galletitas que la obligaron a ejercer la prostitución en la vecina ciudad. Nadie puede dudar que existe una aceitada organización que trafica con adolescentes.
No son aislados los casos emblemáticos de Fernanda Aguirre; Marita Verón y Romina Farias, que en el presente están desaparecidas. A estas bandas se les debe “cortar” de raíz su negocio o la sociedad en si está en peligro.En sur de Santa Fe, norte de Buenos Aires y sur de Córdoba existe una sincro- nización de movimientos de estas bandas que utilizan chicas misioneras y paraguayas.
El gobierno Nacional por estos días trabaja en una amplia ley Federal para combatir la “trata de blancas”, una problemática que esta en auge y que viene a “caballito” de otros delitos como la venta de estupefacientes y robo de autos.


Una muerte anunciada


Carlos Fraude denunció que por apuestas de caballos, timbas, bingos clandestinos, maquinitas’ 2- , Moralidad Pública, ‘narcotraficantes, drogadictos, prostitución, explotadores, proxenetas, wiskerías, discotecas, moteles’; 3, Robos y Hurtos, ‘piratas del asfalto, asaltantes de bancos, ladrones de autos, punguistas, contrabandistas, desarmaderos’; 4, Seguridad Pública, ‘médicos, parteras, clínicas, aborteras, curan- derismo’; 5, Guardia Rural, ‘generalidades, sin especialidad’; 6, Guardia de Infantería, ‘generalidades, sin especialidad’; 7, Policía de Menores, ‘wiskerías, discotecas, bailables, moteles’ quiniela clandestina se recaudo millones de pesos mensuales. (solamente en Santa Fe). La denuncia en las últimas semanas de la jueza Federal, Laura Cosidoy tiene un paralelismo absoluto.


Además Frade señaló: “Una quincena de chicas, menores de veintiún años -muchas de ellas traídas del Paraguay-, eran explotadas en tres locales nocturnos ubicados en Callao al 100 bis, Callao al 200 y en Cafferata y Santa Fe, enfrente de la Terminal de Omnibus Mariano Moreno en la ciudad de Rosario. Se las obligaba a ejercer la prostitución, no se les permitía abrir la heladera de los ‘escondites’ en las que se encuentran hacinadas y debían pagar una suma de 500 pesos semanales a sus rufianes, a quienes tratan siempre de ‘don’”.
Sin ir más lejos estos casos son similares a los descubiertos en Villa Cañas, Venado Tuerto, Pergamino, Arrecifes –entre otros- sobre todo por el origen de las chicas en la provincia de Misiones y el vecino Paraguay.


Dice el autor “Los diálogos de las escuchas telefónicas parecen formar parte de una novela de los años veinte, cuando en el viejo barrio de Pichincha, pegado a la estación de trenes Rosario Norte, florecían los burdeles y reinaba el poderío económico de la Swi Migdal, la sociedad que explotaba a las mujeres venidas de Polonia y Laponia, entre otros países europeos”.


La organización Swi Migdal era la que abastecía de polacas el prostibulo más grande que tenía Colón y que estaba ubicada en el barrio 9 de Julio. Hasta hace unos años se podía ver las fichas de estas mujeres y sus fotos en los archivos de la Municipalidad.


Las escuchas telefónicas


El escritor Frade transcribe las escuchas telefónicas que tienen los investigadores y que son elocuentes.
“El 30 de octubre de 2001 la comunicación abre el espectro del negocio a las potenciales conexiones policiales.
Llegaron ‘dos chicas de 18 (años) de Pergamino que son lindas, que buscan trabajo. Una posee documentos y la otra no. (Hay que) llevarlas a lo de Fornero (policía) para que le saque un papel de extravío’. Las ‘chicas’ están trabajando en El Monito, en Callao 127 bis de Rosario.


-Ustedes tienen el libro al día, asentadas las mujeres...
-Lo único que faltaría serían las últimas que entraron ahora -expresa uno de los diálogos del 31 de octubre en el que se refleja la existencia de una prolija e ilegal contabilidad que habla del movimiento de ‘chicas’ entre los tres locales nocturnos.


Otro de los llamados exhibe la dimensión del negocio. A través de los servicios de la empresa postal Western Union, de calle Córdoba y Buenos Aires, las ‘madamas’ decidieron enviar dinero a la capital paraguaya el 4 de noviembre de 2001: ‘(Hay que) mandar 10 mil dólares a Asunción’.


Pero ese dinero solamente es posible si existe una red de complicidades con quienes deben proteger la seguridad. Silvia le aconsejó a Lidia el 12 de noviembre: ‘Decile que vos vas a llamar a la 7ª. Averiguá bien. Hablá con Fornero. Decile que ahí está Minoridad. Que vos no tenés ninguna menor pero que te están pidiendo 50 pesos que hay que colaborar. Que Fornero se vaya hasta ahí. Que te dé un recibo de los 50 pesos que vos le das’.
Los titulares de la Comisaría Séptima eran el comisario principal Pablo Insaurralde y el subcomisario Hugo Alberto Fornero.
El diálogo que sigue es demostrativo de las distintas aristas del negocio.


Los investigadores


Otro de los investigadores de campo describió que ‘las chicas son hermosas y se ve claramente que son menores, como después se corroboró en las escuchas’.
Agregó que ‘entrar en los lugares en las que se les hace vivir, dormir, trabajar y comer produce una sensación de repulsión profunda. Hay un fuerte olor a mortadela y manteca rancia que verdaderamente golpea. Ni siquiera les dejan abrir la heladera o ir al supermercado. Son esclavas’, se indignó.


Para los que participaron de la investigación, ‘en esos tres lugares rosarinos deben existir entre diez y quince chicas menores de edad, algunas muy lejos de cumplir dieciocho o veintiún años’.
Las fuentes judiciales remar- caron que ‘también hay filmaciones sobre esta situación pero se hace indispensable que la Justicia rosarina se haga cargo del tema, porque si no toda la otra causa corre el riesgo de perderse’.


Recordaron que ‘muchas de las chicas contaron que les dan ciertos ‘medicamentos’ para que pierdan los embarazos no queridos’ y que ‘semanalmente deben rendir alrededor de quinientos pesos cada una’.
El circuito de las ‘chicas paraguayas’ que trabajan en por lo menos tres locales nocturnos rosarinos observados en esta investigación judicial tiene su centro de ‘concentración’ y posterior ‘distribución’ en la ciudad de Santa Fe.


No llegan directamente a Rosario, sino que paran en la estación terminal de la capital provincial y luego son derivadas a los burdeles de las zonas de Pichincha y de la Estación Terminal Mariano Moreno, respectivamente.


Como se observa en las desgrabaciones de las escuchas legales, también hay mujeres que son traídas del norte de la provincia de Buenos Aires, por lo que la extensión del territorio ocupado por la organización abarca desde Asunción del Paraguay hasta Pergamino, con puntos fuertes de contacto en Rafaela, Santa Fe y, obviamente, Rosario.


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