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19/04/2007
Historia sin fin

Mordidas de perros, quejas y víctimas


En Colón se registran 120 mordeduras de perros anuales. La mayoría de las víctimas son menores de 10 años. Las zonas más afectadas son cara, brazos y torsos...


Las cifras son contundentes. En nuestra ciudad se estaría denunciando 120 mordeduras de perros por año. El ochenta por ciento de las víctimas son niños y mujeres. La situación en los últimos años se agravó y se debe buscar con ahínco una salida a la situación que se vive, sin sacrificar un perro.
En los caniles que son subvencionados por el Municipio de Colón, hay 150 canes. Los mismos son atendidos por miembros de APEBA.


Sin embargo, la población total de perros de nuestra ciudad es de 6500 perros. La relación perros por vivienda alcanzaría a 0.9 %.
La instalación de los caniles, es un camino coyuntural que en nuestra ciudad lleva diez años y que costó al municipio mucho dinero y un importante trabajo a los miembros de APEBA.


El costo económico es alto, por el número de perros contenidos. Por otro lado, la castración de canes es una de las vertientes que debe tener un plan de contención pero no se debe tomar como base fundamental del mismo. Los estudios más serios indican que existen diversos factores que contribuyen a realizar un efectivo trabajo de contención a la población canina..


La persona que está acostumbrada a tener tres perros seguirá teniendo el mismo numero el resto de su vida porque es algo cultural y si no lo encuentra en su barrio o ciudad lo saldrá a buscar en una localidad vecina.


Los caniles, la castración, deben venir acompañados de otras medidas (ordenanzas, educación, marcación etc) que permita la “buena convivencia” entre perros y humanos. La no solución a los problemas de fondo que vive la población de Colón, hace que aparezcan “justicieros” que sacrifican perros tirando veneno en la calles. Un fenómeno que se está viendo con mayor frecuencia en los dos últimos años.


Por otro lado, en 11 años se gastó mucho dinero, y esfuerzo y los resultados fueron muy pocos.
Sin embargo hay tres a cuatro andariveles de trabajo: No sacrificar animales, educación, tenencia responsable, ordenanzas completas, castración y poner en práctica sistema de controles modernos.
Por último, se debe tener en claro que los caniles son una solución coyuntural y debe ser un sector de paso para los perros y no una política solitaria de Estado.


El ahorro económico al enfrentar nuevas políticas de contención debe ser volcado a sistemas de control efectivos que los hay y a educación en escuelas y sociedades intermedias.
Las políticas activas para solucionar el grave problema que enfrentamos son indispensables.


Los barrios


En los últimos años se observó una creciente población canina en los barrios. El motivo es buscar una mayor seguridad. Una simple observación nos indica que en muchas casas los cercos peri- metrales están incompletos o los perros viven directamente en la calle, lo que los transforma en peligrosos, para la gente que circula diariamente.


La no solución de la problemática tiene una fuerte incidencia. Al costo de mantención de los caniles (situación que debe ser coyuntural) se debe agregar que los canes provocan 120 mordeduras al año. El costo en horas de trabajo caídas, medicamentos, sistema de salud, y hasta cirugías estéticas, es muy alta y además se deben agregar las secuelas físicas y hasta sicológicas en las víctimas que son muy importantes.


Las números


El último caso de rabia registrado en Jurisdicción de Colón y que figura en el Centro de Zoonosis de Avellaneda es de 1978. Se trata de un perro que estaba ubicado en la localidad de El Arbolito.


No existe peligro cierto de esta enfermedad, aunque siempre se debe estar con la guardia alta. En Colón el 90% de las mordeduras ocurren en los barrios. La mayoria de las víctimas son menores de 2 a 10 años. Los lugares más frecuentes de herida, son cara, cuellos, brazo y torso.


Una vez que el perro mordió y el caso es denunciado o atendido en el Hospital Municipal, un veterinario lo tiene en observación por 10 días para descartar la enfermedad de la rabia.



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