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19/09/2004
Panorama político bonaerense

Un año desbordado por la inseguridad y los cruces políticos


head_politica1909 (1k image)El 14 de septiembre del año pasado, el gobernador Solá llegó al poder con más del 30 por ciento de los votos y le ganó a la suma de sufragios que consiguieron el ex intendente de San Miguel, Aldo Rico, y el ex intendente de Pilar, Luis Patti. (Por Jorge Aristi, de la redacción DIB)


Hace un año que Solá fue convalidado en la Gobernación, y todavía debate su identidad dentro de la política bonaerense.


"Fui el más joven de los viejos y ahora soy el más viejo de los jóvenes", dijo Solá un día después de aquel triunfo. Aquella elección bonaerense era para Solá la reivindicación de su figura y la posibilidad de alejarse de los padrinazgos políticos que marcaron su carrera -Cafiero-Menem-Duhalde- para construir su propia historia. A un año de aquel quiebre concreto, pero sobre todo muy simbólico -porque él ya había ejercido dos años la Gobernación, pero heredada- el sello Solá todavía está borroso, sin definir profundamente. Incluso muchos de los que lo critican aseguran que la impronta de Solá es la indefinición. De allí sus peleas y acercamientos con el Presidente.


Sin embargo, quienes siguen apostando por el gobernador advierten que hay claras señales para leer un "estilo Solá" en la provincia; allí anotan cuestiones como la lucha contra los de- sarmaderos que llevó adelante Juan Pablo Cafiero cuando fue ministro de Seguridad, la llegada de Arslanián, los cambios en el nuevo gabinete, la política impositiva con una moratoria efectiva, la descentralización en los municipios del cobro de impuestos, la intervención del Servicio Penitenciaro y la firmeza para discutir la Ley de Coparticipación nacional.


Desde las márgenes de ambos grupos -los críticos y los que lo apoyan- se vislumbra que el primer año en el ejercicio del poder real, que la voluntad popular le confirió, fue para el gobernador una zona de conflicto permanente donde la inseguridad y la pelea por el aumento de salario con los estatales le complicaron la gestión. Pero más que todo la falta de reflejos para medir contextos políticos o directamente su imposibilidad para intervenir y modificarlos, fueron el punto más débil que el gobernador mostró en estos 365 días iniciales.


Pocas reformas


"Yo subí sabiendo que éste es el último mandato mío. Pero, quiero reformar la Constitución para hacer un Estado que compre más rápido, que solucione más rápido. El control es burocrático, se puede eludir, se puede robar igual, lo que hace que todo sea lento. Imaginar una licitación en el Estado provincial es pensar en un año. Una locura. Y también reformar el Legislativo ¿no?, porque a lo mejor puede haber una sola Cámara y no dos". Así hablaba Felipe Solá al día siguiente de imponerse en las elecciones del 14 de septiembre del año pasado.


Obviamente no hubo reforma de la Constitución, pero tampoco se presentaron las bases para la reforma política -por estos días había decidido convocar a la mesa para iniciar el debate-. Hay adelantos para la reforma judicial, y ya no se habla de reforma del Estado, aunque para este punto tiene una explicación: asegura que ese tema está directamente relacionado con "ajuste" y la Provincia ya hizo ajustes, por ejemplo consiguió superávit después de años de monstruosos defasajes en los gastos.


"Mi proyecto es gobernar . Mi proyecto político es la gestión", decía Solá para aventar los fantasmas que surgieron antes de que asumiera en diciembre, cuando intentó pelearle la Cámara de Diputados al duhaldismo. Fue su derrota más estrepitosa. El eterno presidente de la Cámara de Diputados, Osvaldo Mércuri recibió el apoyo del ex presidente interino y ex gobernador y Solá entendió que la construcción política era una sopa muy espesa. "Fue el momento más complicado de todos, creí que peligraba mi asunción", admitió Solá después en una publicación semanal.


Los mismos roces


Como homenaje a aquellos malos momentos el gobernador descargó el jueves otro manojo de críticas para el palacio de la leyes bonaerense. Ahora se quejó por el incremento de casi 30 millones de pesos en el presupuesto que se votaron todos los legisladores provinciales. Fue una crítica y un rezongo porque otra vez se enteró por los diarios; quizás el duhaldismo de Mércuri y la vicegobernadora Graciela Giannettasio no entendieron necesario comentar esto al Ejecutivo.


Pero el enojo de Solá también estuvo dirigido al manojo de "fieles" que logró conseguir en ambas cámaras: "No puede ser que quienes se dicen felipistas no marquen una diferencia en estos temas", reclamó Solá en la intimidad. Frase que se tradujo para los micrófonos así: "Los legisladores son todos


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align="justify" style="margin:0; font-family: Arial; font-size: 10pt">Los mismos roces


Como homenaje a aquellos malos momentos el gobernador descargó el jueves otro manojo de críticas para el palacio de la leyes bonaerense. Ahora se quejó por el incremento de casi 30 millones de pesos en el presupuesto que se votaron todos los legisladores provinciales. Fue una crítica y un rezongo porque otra vez se enteró por los diarios; quizás el duhaldismo de Mércuri y la vicegobernadora Graciela Giannettasio no entendieron necesario comentar esto al Ejecutivo.


Pero el enojo de Solá también estuvo dirigido al manojo de "fieles" que logró conseguir en ambas cámaras: "No puede ser que quienes se dicen felipistas no marquen una diferencia en estos temas", reclamó Solá en la intimidad. Frase que se tradujo para los micrófonos así: "Los legisladores son todos


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