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30/07/2004
Entrevista con Zully Bianucci

CONJUNTO VOCACIONAL COLON: LA FUERZA DEL CARIÑO


bianuci3007 (15k image)Escribe: Marta Spagnuolo. El pasado viernes 16, los colonenses tuvimos la oportunidad de gozar de tres excelentes textos teatrales de autores nacionales –uno de Gorostiza y dos de Fontanarrosa-, en también excelente puesta del grupo “Perdónanos, Alcón”, de Carabelas.


Las gracias debemos dárselas al Conjunto Vocacional Colón, que gestionó el espectáculo, realizado en la sala de la Biblioteca Mariano Moreno.


Esto lleva a preguntarse cómo en Colón se mantiene desde hace casi medio siglo, con el solo esfuerzo de particulares, sin subvención alguna, la única sala apta para hacer teatro (debida a la inspiración de otro particular, el Dr. Carlos Laplacette) y cómo se ha conseguido el milagro de que persista por 51 años el grupo que el mismo Laplacette fundara. Para encontrar las respuestas, charlamos con su directora, Zully Bianucci.


Acerca de Zully


Le preguntamos sobre sus inicios como actriz y como directora. “En el Conjunto llevo 36 años”, responde. “La primera vez que dirigí no lo decidí yo sino Carlos. Fue hace 28 años. Me dijo: Zully, esta obra la dirigirá usted. Yo me asusté muchísimo, ¿pero quién le iba a decir que no a una persona tan buena, que lo mejor que nos enseñó fue a ser condescendientes con los demás?”
-¿Te acordás qué obra era? ¿Y por qué creés que él te eligió, sin duda previendo un director sustituto?
-Era una comedia, “Luna de miel en el cielo”. Por qué me la ofreció, no sé, Tal vez porque me vio temperamento y condiciones para el manejo de grupos.


-Bueno, y además actuabas bien. ¿Cuándo supiste vos, con seguridad, que “servías” para el teatro?
- Yo tenía 30 años y Carlos me dijo: Usted va a hacer el papel de una abuela de 70. Era en “La barca sin pescador”, mi tercera actuación. Durante los ensayos no hubo manera de sentirme convincente. La noche del estreno me senté frente al espejo, me maquillaron, me miré atentamente, y entonces me tomé unos quince minutos, sola, entre los bastidores, metiéndome en el personaje. Mis padres estaban entre el público. Salí segura al escenario, pero recién supe que lo había hecho bien cuando me enteré de que mi papá, cuando me vio en escena, se levantó y se fue, porque había visto a su madre. Cuando llegué a casa, mi papá estaba llorando.


Teatro y comunidad


A partir de la primera, Zully siguió dirigiendo otras obras, en alternancia con el Dr. Laplacette. El elenco se fue renovando y se intensificaron las mejoras de la sala (el telón de corderoy que hoy subsiste se compró entonces). Tras la lamentada muerte del fundador, Zully siguió con el conjunto en forma esporádica, por causa de sus obligaciones laborales. Desde el 2000 su dedicación es continua.


Bajo la dirección de Bianucci, el Vocacional Colón puso más de 20 títulos en escena, entre ellos piezas de alta calidad como “El Acompañamiento” (Goros- tiza), “Convivencia” (Viale), “Cena de matrimonios” (Paso), “Los árboles mueren de pie” (Casona) y “Arsénico y encaje antiguo” (Kesserling).


Actuó en Rojas, Pergamino, Firmat, Venado Tuerto, Juncal y Wheelwright, donde obtuvo los premios mejor puesta en escena, mejor dirección y mejor protagónico femenino (Nélida Liste), por “Cómo está el servicio”, de Alfonso Paso. Trajo a Colón los grupos de Wheelwright y de Carabelas, y por dos veces a Diego Biancotto con obras para niños. También en teatro infantil, se representó “La luna se fue a la tierra”, dirigida por Bety Bianucci, a beneficio de una escuela. En efecto, el Vocacional también da funciones de ayuda a instituciones de bien público. Lo ha hecho para el Hospital Municipal, Personitas, las Escuelas Nº 3 y Del Sol, el Jardín de Infantes del Normal, etc.
Cómo se prepara una obra


La preparación de los actores comienza en el Taller de Teatro que Zully realiza: expresión corporal, interpretación, vocalización, dicción, impostación, lectura a primera vista, movimiento escénico, observación de videos, etc. En cuanto a la obra en sí, Zully hace el reparto de acuerdo con el perfil de cada actor. “Primero se lee el libreto en grupo, después dejo que ellos empiecen a crear el personaje y sobre eso empiezo a marcar.” Los ensayos de una obra se hacen 4 veces por semana y duran unos 3 meses. Desde luego, el Conjunto no sólo son los actores sino todas las personas que cumplen las múltiples funciones que requiere una puesta.


“De más está decir que nadie, ni el luminotécnico, Pablo Gallego, cobra un peso.”Ahora ensayan “El segundo disparo”, una obra policial y de suspenso, de autor inglés (Thomas). Zully recuerda lo mucho que buscó el libro Carlos Laplacette, desde 1980, sin conseguirlo ni en Argentores, pues no estaba editado. Al fin se lo proveyó otro grupo teatral. “Contentísimo, Carlos empezó los ensayos. El mayor peso del guión recae sobre el protagónico femenino; él eligió a Meli Barso, que daba el perfil justo. En fin, ya sabés lo que pasó…“ La desdichada muerte de Meli truncó el proyecto. Al tiempo ocurrió la del Dr. Laplacette y el libro se creyó perdido. Hace poco, un integrante del conjunto encontró, en su casa, copia completa del libreto. “Por eso estamos haciendo esa obra con especial cariño, en memoria de Carlos”, explica Zully, emocionada.


Los fondos: Vida de artista


Bien, volvamos al principio. ¿Cómo se sostiene semejante estructura? “Gracias al incondicional apoyo de la gente que nos va a ver. Siempre trabajamos a sala llena”, dice Zully. Alguna que otra vez, un conjunto visitante “independiente” (el que no actúa si no cobra, a porcentaje o a la gorra) les deja algo. El de Colón, en cambio, es “vocacional” (ya quedan pocos en el país); es decir, cuando van a otros sitios actúan sin cobrar más que el viático. En suma, se sostiene exclusivamente con lo recaudado en las funciones que hacen en Colón.Con eso, en los últimos años compraron unas 200 sillas, repararon con lamiplax el techo de chapas e instalaron el gas natural, con sus respectivas pantallas.


(Como no había fondos, y para no pedir crédito, dos integrantes pagaron la obra de su bolsillo y cobraron cuando hubo plata; sin intereses, claro). Bajaron el techo y pusieron cielo raso con placas acústicas, dividiendo el costo con la Biblioteca Moreno. La Biblioteca también arregló parte del piso y paga el consumo mensual de luz y de gas de todo el edificio, incluida la sala. A su vez, el Conjunto paga a la Biblioteca una suma anual en carácter de colaboración.


Ambas instituciones tratan de acordar el uso de la sala para las actividades que respectivamente organizan.Este año el Vocacional se propone comprar más sillas, seguir reparando la madera del piso, construir dos camarines y un baño para el escenario. Y algo muy costoso: hacer el cableado y la iluminación de la sala y del escenario.Lo último que le pregunto a Zully es el porqué y el para qué de tanto esfuerzo. “Por amor al teatro y para dejarle a Colón una sala bien compuesta”. ¿Y tu aspiración máxima? “Formar un nuevo director.”


No se mueran nunca


Uno tiembla al pensar que, de no ser por Carlos Laplacette, por Zully, y por toda la gente que mantuvo y mantiene la llama del Vocacional en alto, Colón hoy no tendría ni siquiera una sala de teatro. A esta que tenemos, la habitan varias generaciones de fantasmas queridos. Trajinan aún hoy entre bastidores. Uno peina, otro maquilla, sostiene otro ese pedazo de escenografía que se cae, gesticula el traspunte, cambio de escena, entrás vos, algún percance, ¡letra, letra!, suda el apuntador… Allí están todos. Y cuando cae el telón, unen sus palmas al merecido aplauso, felices al ver que nada de lo hecho antes por ellos se ha perdido. Tampoco el singular apoyo popular que el Vocacional tuvo siempre, y que hoy pueden sentir los nuevos héroes y heroínas de esta patriada local. Los queremos, los cuidamos, y al mismo tiempo ello nos honra como comunidad. ¿Cómo no darles las gracias?


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