Osteopenia y osteoporosis...  

Osteopenia y osteoporosis

INFORME ESPECIAL

UNA ENFERMEDAD QUE NO AVISA

La pérdida del tejido óseo afecta principalmente a las mujeres en período menopáusico provocando un mayor riesgo de fracturas y aplastamientos vertebrales. Al no presentar síntomas es fundamental consultar al médico para establecer un diagnóstico preciso y llevar adelante el tratamiento preventivo o correctivo necesario.
Esta enfermedad se caracteriza por la pérdida de la masa ósea, no sólo del mineral sino también de la estructura que lo contiene. De esta manera el hueso se vuelve más poroso, aumentando el número y la amplitud de las cavidades que existen en su interior, provocando una mayor fragilidad en los huesos y una menor resistencia a las fracturas. La pérdida de estos dos elementos se denomina osteopenia y cuando pasa ciertos límites densitométricos se convierte en osteoporosis, siendo mayor el riesgo de fracturas.
A la osteoporosis se la clasifica en “primaria” y “secundaria”. La secundaria es aquella en donde otra enfermedad, como puede ser problemas de tiroides, artritis reumatoidea, o la ingesta de alguna medicación determinada, predisponen la pérdida de masa ósea.
En la osteoporosis primaria, en cambio, no se conoce la causa que la desencadena ni tampoco existen factores de riesgo predominantes. Sin embargo existen algunos factores comunes a toda la población que aumentan las posibilidades de que la persona desarrolle esta enfermedad: raza blanca, sexo femenino, contextura delgada, antecedentes hereditarios, sedentarismo, un mal aporte de calcio, el hábito de fumar y un alto consumo de café.
Alfredo Arturi, jefe de sala del Servicio de Reumatología del Hospital San Martín de La Plata explica que “uno de los factores más importantes es cuando la mujer entra en la etapa menopáusica, debido a que deja de producir estrógenos, hormonas que cumplen un rol preponderante en la renovación y el mantenimiento del tejido óseo. Por lo tanto –agrega- , si a este factor se le suma alguno de los otros, esta mujer tiene mayor riesgo de tener osteoporosis que otras. De las mujeres que entran en este período sólo un 30 por ciento desarrolla la enfermedad. Lo importante en todos los casos es determinarla y tratarla, pero sobre todo prevenirla”.
El máximo desarrollo de masa ósea se logra alrededor de los 25 años. A partir de esa edad empieza a decaer, acelerándose en la etapa menopáusica en la mujer que, por lo general, es entre los 50 y 60 años. “Si la mujer tiene una menopausia precoz, alrededor de los 40, tiene mayor riesgo de desarrollar la enfermedad que aquella que entra en ese período normalmente debido a que le faltarán estrógenos por lo menos diez años antes”.
En los hombres es más difícil que se desarrolle esta enfermedad. “De cada diez casos de osteoporosis, ocho y medio son mujeres”, explica Arturi. “Se trata, por lo general de la osteoporosis secundaria, que se desencadena a partir de otras enfermedades como intestinales, que provocan una mala absorción del calcio o del uso de determinadas drogas, como los corticoides o al alcoholismo crónico”.
Un estudio realizado en 1993 por un grupo de médicos del Hospital Italiano de Capital Federal, encabezado por Carlos Mautalen, y que contó con la colaboración de la Mercedes García del servicio de reumatología del Hospital San Martín, reveló en la ciudad de La Plata una incidencia de 380 fracturas por cada 100 mil mujeres de 50 años, y de 101 fracturas por cada 100 mil varones.

  • Consecuencias


  • La mayor consecuencia de esta enfermedad es que al tener una masa ósea de baja calidad, los enfermos, sobre todo la gente mayor, se ven expuestos a sufrir fracturas de muñecas, codos, vértebras y caderas.
    Alfredo Arturi explica que “existen dos tipos de huesos, uno trabecular o esponjoso (columna lumbar), que es el que desaparece primero; y otro compacto, que constituye el 80 por ciento de toda la masa ósea y va a decaer con el tiempo.
    Por ello –remarca- es importante determinar la pérdida de hueso esponjoso y hacer tratamiento preventivo de la pérdida del compacto”. Cuando aparece la pérdida del hueso trabecular, las vértebras se van achicando y la mujer va tomando una posición en donde su columna se va doblando hacia delante (sifosis), acompañado de dolor y pérdida de varios centímetros en la estatura.
    Aún en pleno auge de chequeos de rutina, la población tiende a ignorar el estado de sus huesos, tal vez porque no dan señales, salvo cuando ya es tarde. “Lamentablemente, muchas de las consultas se realizan cuando las pacientes ya padecen aplastamientos vertebrales”, alerta Arturi. “Por eso es fundamental determinar cuándo hay osteoporosis u osteopenia antes de que ocurra ese aplastamiento vertebral. Y para eso se utilizan métodos de diagnóstico que son la densitometría y algunos parámetros de laboratorio”.
    La densitometría ósea mide la cantidad de mineral que posee el hueso y marca cuán por debajo está tomando como indicador máximo la masa ósea a los 25 años de edad. “Los valores normales son hasta –1; ya cuando van desde –1 hasta –2,5 se denomina osteopenia, y si supera el límite de –2,5 se trata de osteoporosis.
    Si además de superar ese valor la persona tiene antecedentes de fracturas, entonces padece osteoporosis severa. En base a qué rango se encuentre la mujer en cada caso, habrá que ver qué tipo de tratamiento habrá que hacer”.
    Además existen diferentes análisis de laboratorio que permiten conocer si el calcio que se ingiere se absorbe bien y si la concentración de vitamina D es adecuada. “Realizar estos estudios es muy importante para establecer el diagnóstico preciso y realizar el tratamiento preventivo o correctivo de la osteoporosis”.

  • Cómo se previene


  • “No hay enfermedades sino enfermos –aclara el especialista-. El médico tiene que explicarle a cada paciente, de acuerdo a sus factores de riesgo, qué medidas debe llevar adelante y, a partir de ahí, el paciente tiene el compromiso de llevarlas a cabo”.
    Existen varios recursos para la prevención de la osteoporosis, que evitan la pérdida de tejido óseo. Sin embargo, una vez establecida la enfermedad, el tratamiento es correctivo.
    “Si los valores de la densitometría son menores a –1, es decir que la persona no padece ni osteoporosis ni osteopenia, lo importante es tener una buena nutrición que permitan desarrollar huesos sanos consumiendo suficiente cantidad de lácteos. Además es conveniente realizar actividad física moderada y evitar el cigarrillo”, destacó el especialista.
    En el equilibrio de la alimentación es fundamental la ingesta de calcio. Se estima que la dosis diaria es de 1000 a 1500 mg. Si una persona no tiene un buen aporte de calcio hasta los 25 años y no llega al máximo desarrollo de masa ósea, a partir de ahí empieza a reducirla.
    “Si el paciente ya tiene osteopenia -aclaró Arturi-, además de llevar adelante lo mencionado anteriormente para que no se siga perdiendo masa ósea, se acompaña el tratamiento con algunos medicamentos que hacen que las células formen tejido óseo. Entre ellos se encuentran el tratamiento de reemplazo hormonal (TRH), la calcitonina, los suplementos de calcio, vitamina D y flúor y los bifosfonatos.”
    Otro factor importante para prevenir la pérdida de masa ósea es la exposición regular a la luz del sol. “De esta manera el organismo fabrica su propia vitamina D, que va a permitir que el calcio, cuando llegue al intestino pueda entrar al organismo”.

  • Factores que aumentan las posibilidades de desarrollar la enfermedad:


  • Ø raza blanca
    Ø sexo femenino
    Ø contextura delgada
    Ø antecedentes hereditarios
    Ø sedentarismo
    Ø mal aporte de calcio
    Ø cigarrillo
    Ø café
    Ø menopausia

  • Recomendaciones:


  • Ø Alimentación equilibrada en calcio a través de lácteos, principalmente en la infancia y, en la mujer, durante el período de la menopausia.
    Ø Exposición regular a la luz solar para que el organismo desarrolle la vitamina D necesaria para poder absorber el calcio que se consume.
    Ø Realizar actividad física adecuada
    Ø Evitar el cigarrillo y el café.