Cancer de Cuello Uterino...  

Cancer de Cuello Uterino

Informe Especial 10/05/2002

INFORME ESPECIAL

Una enfermedad que puede prevenirse
Cáncer de cuello uterino


El cáncer de cuello uterino es una de las enfermedades más frecuentes en la provincia de Buenos Aires. En el 99 por ciento de los casos, este tipo de cáncer aparece relacionado con un virus que se contrae por relaciones sexuales sin preservativo. Ocupa el tercer lugar luego de los de mama y colon, según datos del Registro Provincial del Cáncer. Las más afectadas por esta patología son las mujeres de entre 30 y 39 años. La práctica anual de un Papanicolaou permite detectarlo a tiempo.

De cada 100 mil mujeres, 25 mueren por año en la provincia de Buenos Aires afectadas por cáncer de cuello uterino. Un control anual es suficiente para detectar el llamado cáncer in situ, “que es el que puede curarse con un tratamiento quirúrgico mínimo, que es una biopsia ampliada. La detección precoz salva la vida de la paciente quien de esta forma puede tener una calidad de vida normal”, explica Elvira Guidi, coordinadora del Programa de Detección Precoz del Cáncer Genito Mamario de la provincia de Buenos Aires (Progema). Sólo el Papanicolaou (Pap) y la colposcopía pueden determinar lesiones incipientes en el útero.
El mayor número de casos de cáncer invasor incipiente - el que se encuentra en un estadío avanzado -, se detectó en las mujeres de entre 30 y 39 años (35 pacientes), de acuerdo al relevamiento bianual realizado por el Programa provincial que trabajó sobre un total de 16.190 mujeres, de entre 18 y 80 años. “Se observó que las mujeres que más concurren a hacerse el Pap son las más jóvenes, de entre 20 y 30 años, seguramente porque es la edad en la que hay mayor cantidad de embarazos y esto obliga a estar más en contacto con el ginecólogo. También vimos que las lesiones de alto grado las encontramos en mujeres de más edad. Es justamente a partir de los 30, cuando la mujer tendría que consultar más asiduamente, porque es el momento en que empieza la enfermedad y resulta más oportuno y efectivo iniciar el tratamiento. A partir de los 40 vemos que el carcinoma invasor se encuentra avanzado” , señala Guidi.

El cáncer y el Virus del Papiloma Humano

Las causas de los distintos tipos de cáncer constituyen un territorio incierto para la ciencia médica. Pero cuando se trata de tumores en el cuello del útero la dirección es más clara: en un 99 por ciento de los casos se detectó la presencia de determinadas cepas del Virus del Papiloma Humano, conocido como HPV.
Esto indicaría que algunas formas de este virus estarían relacionadas con el desarrollo del cáncer que afecta al cuello del útero. Pero hay que aclarar que, actualmente, se reconocen 70 tipos diferentes de HPV y no todos se relacionan con el cáncer. Incluso, la mayoría de las infecciones provocadas por el HPV desaparecen en meses o en pocos años, sin ocasionar consecuencias graves. Dentro de la gran variedad de manifestaciones que tiene el virus, se pueden distinguir tres grandes grupos: los HPV cutáneos, los que producen verrugas y los mucosos. Además, existen los que predispondrían a desarrollar cáncer, llamados carcinogenéticos de alto riesgo y los no carcinogenéticos, de bajo riesgo.
Los estudios realizados por el Progema concluyeron que la combinación de las formas del virus con riesgo oncológico sumadas a factores de riesgo, tales como el inicio sexual temprano o la baja resistencia a las infecciones, son los responsables de más del 90 por ciento de los casos de cáncer de cuello uterino. “El HPV se contrae - en la mayoría de los casos -, por relaciones sexuales sin preservativo con una persona infectada. En el hombre es muy difícil detectarlo porque, por lo general, no ocasiona lesiones. En cambio, por las características anatómicas, en la mujer produce lesiones verrugosas que pueden estar en la zona externa, vulvar, o interna, en el cuello del útero”, explica Guidi e insiste en que no todas las formas de este virus derivan en cáncer. Estudios realizados en Estados Unidos demostraron que sólo el 1 por ciento de las mujeres infectadas con HPV desarrollará cáncer.
De todos modos, es necesario controlarse mediante el Papanicolaou, “porque aunque no se desarrolle un carcinoma, este virus produce lesiones importantes a nivel del tracto vaginal”.

Controles básicos

La colposcopía y el Pap son los únicos estudios que permiten detectar la presencia del HPV. Por lo tanto, dada la vía de contagio, los especialistas aconsejan que todas las mujeres se realicen estos exámenes una vez al año, a partir del inicio sexual.
“No hay una edad preestablecida a partir de la cual haya que hacerse el Pap. Hoy sabemos que se comienza a tener relaciones sexuales a edades muy tempranas, entonces, hay que hacer este estudio tomando como punto de referencia la iniciación sexual”, comenta Guidi.
El Papanicolaou permite analizar las células del cuello uterino mediante un examen de laboratorio. La colposcopía, en cambio, es una prueba que se hace en la consulta ginecológica y ofrece una observación ampliada del cuello del útero. De esta forma, es posible visualizar eventuales lesiones.
La importancia del Pap reside en que, al permitir la detección a tiempo, disminuye el riesgo de muerte para las pacientes a las que se les detecta cáncer. “Si todas las mujeres se lo hicieran anualmente como parte del examen ginecológico, en la mayoría de los casos, resultaría una enfermedad curable”, señala Guidi.
En la provincia de Buenos Aires estos estudios se realizan, en forma gratuita, tanto en los hospitales públicos provinciales como municipales y en los Centros de Salud comunales.

UNA CIRUGÍA QUE NO AFECTA LA FERTILIDAD

La traquelectomía es una intervención quirúrgica que permite extraer las lesiones cancerosas del cuello del útero cuando no se han extendido. Lo novedoso de esta técnica es que no afecta la fertilidad. En Francia e Inglaterra se realiza como práctica habitual pero en Argentina, se la aplica en casos específicos porque aún no se comprobaron los resultados a largo plazo.
La técnica más conocida para intervenir el cáncer de útero es la Whertheim Meigs, pero este tipo de operación implica la extirpación del útero, con lo cual se excluye la posibilidad de tener hijos.
La nueva forma es menos invasiva y se practica a través de la vagina. Primero se retiran los nódulos linfáticos para comprobar si el cáncer está extendido. Si no es así se extrae la lesión cancerosa y se deja intacto el útero y el resto del cuello. Esta es una técnica costosa y requiere de profesionales capacitados en este tipo de intervenciones.

Detección temprana
LA PRUEBA PAP


El Papanicolaou es el método más eficaz para detectar si hay células anormales en el cuello del útero que, eventualmente, puedan derivar en casos de cáncer. Además, es la única prueba que posibilita detectar los signos de esta enfermedad mucho antes de que la mujer tenga síntomas.
Por eso, desde el Progema, se insiste en que todas las mujeres se realicen la prueba una vez al año, a partir del inicio sexual, como parte del examen ginecológico. La detección temprana logra, en la mayoría de los casos, que este cáncer sea curable.
La realización del Pap se lleva a cabo en la consulta médica y consiste en una prueba rápida y sencilla. El ginecólogo extrae, con una espátula, una muestra de las células superficiales del cuello uterino. La coloca en una lámina de vidrio y la fija con “spray”. Luego, el análisis de laboratorio determinará el diagnóstico.