Historia  

Historia de Colón     "Fortín de las Mercedes"

El establecimiento del Fortín Mercedes data del año 1781, de acuerdo a archivos oficiales y testimonios históricos consultados. Por lo tanto la existencia de este atalaya de defensa de la frontera en esta zona, proviene de la época del Virreynato del Río de la Plata, y fue ordenada su construcción por el entonces Virrey Vértiz.
Pertenecía a las líneas de fortines del sector comprendido por los fuertes de Salto, Federación de Junín, Pergamino y Fortín Rojas. Eran los vigías militares del primer poblamiento blanco en estos lugares y colindaban con los fuertes Melincué, Esquina e India Muerta, entre otros, formando así la frontera norte bonaerense y sur santafecino.
Más adelante y ya en el período a que da lugar la Revolución de Mayo, el gobierno patrio asume enérgicamente el problema indígena y debido a una mayor intensidad y estrategia de los malones, es que se decide crear nuevos fuertes y fortines en el interior de la provincia.

En el año 1864, se crean en estas regiones los fortines "Chañar", en Teodolina, "Estaqueadero" en Villa Cañás, "El Hinojo" y "El Zapallar" en Venado Tuerto, "Loreto" en Maggiolo, "Las Tunas" en Arias, Alejo Ledesma y Río Cuarto, en Córdoba. Luego seguirían otros fortines, en las líneas de San Luis y Mendoza.
Este era el planteamientode las líneas que resguardaban, en conjunto, desde el norte bonaerense, Santa Fé al sur, Córdoba, San Luis y Mendoza.
Muchos años después las líneas pasaron a ser ajustadas de soldados, debido a que durante las guerras que se sucedían, los soldados iban a servir a la "patria grande" y es entonces cuando los hombres criollos, peones de campo, son convocados a prestar servicios en los fortines.

José Hernández, en su libro, Martín Fierro, refleja los trances del gaucho en estas obligaciones. Muchos viajeros, naturalistas, expedicionarios como Félix de Azara que cruzara en galera por estos caminos hacia el norte, ha señalado en su diario de viajero, la existencia del Fortín Mercedes, destacando su importancia, y también el coronel Gillespié, militar inglés, que mandaba prisioneros hacia Córdoba, a principios del siglo XIX, detalla como era nuestro Fortín y destaca que llamaba la atención por la altura de su mangrullo, (este era el lugar donde el soldado centinela vigilaba desde una plataforma a la que llegaba por una rústica escalera de palos, atada generalmente con tientos de cuero de caballos y al pie del mangrullo).

Permanecía generalmente al lado del cañoncito, con el que al divisar la presencia de "indios bomberos", alertaban a los demás guardias y también a los pioneros campesinos, pobladores de la zona, criadores primarios de ganado, que ya valientemente se habían situado en esta pampa abierta, que todavía no conocía el alambrado.
Antes de entrar en la crónica y detalles de los antecedentes de la primera fundación del pueblo del Fortín de las Mercedes, conviene destacar el coraje de las guarniciones militares.
No muy bien equipadas, provistas de rústicos elementos defensivos, no sólo en armas sino en vestuario, ya que el soldado, si bien usaba chaqueta militar, usaba bombachas como gaucho, de ahí que eran designados "gauchi-soldados".

Los fortines estaban rodeados de palos a pique, como un círculo alrededor del Mangrullo; adentro unos ranchos de adobe, que servían de vivienda y comandancia donde se resguardaban, y otra habitación, también de adobe, llamada "la matera".
En algunos existió una capilla construída del mismo material, la capellanía o capilla, pero generalmente, en los dominados "fuertes", también se cavaban grandes fosas, cubiertas de plantas de tunas espinosas, alrededor de la empalizada.
Esto generalmente era en los fortines de menos importancia, para así demorar la avanzada o malones cuya temeridad y ferosidad era casi imparable en el desierto pampa.

Aquí, en nuestro Fortín Mercedes, han ocurrido hechos memorables que la historia ha mencionado. Esta zona pagó el precio de muchas mujeres cautivas; los malones se alejaban a veces hasta Pergamino, Junín, Rojas, etc., y de vuelta a sus tolderías pasaban por el Fortín Mercedes.
En el norte bonaerense y sur santafecino, era notable la riqueza vegetal y la fertilidad de las tierras, en donde la naturaleza había volcado sus más florecientes dones; grandes pastizales, lagunas, guadales y mucha fauna terrestre y acuática, aves palmípedas, perdices, avestruces, carpinchos, venados, armadillos, vizcachas, etc.

Esto hacía que para los indígenas establecidos, el sur de Córdoba y San Luis, y Santa Fe era un lugar codiciado.
El cacique principal era "Yunquetrust", que fue detenido en acción guerrera y conducido por el general Juan M. de Rosas a su estancia "Los Cerrillos", en Monte, donde lo hizo bautizar y apadrinó con el nombre de Mariano Rosas.
Pero ni bien pudo escapar se volvió a sus tolderías en el oeste bonaerense y se convirtió en el cacique principal de los indios ranqueles, los más indómitos de esta llanura.

Allí estaban también la dinastía de los Zorros, Painé, Epumer, Calfú y otros, que eran los que invadían con mayor frecuencia estas ricas regiones citadas y justamente el Fortín Mercedes fue asaltado muchas veces, ya que se allegaban a él generalmente por la llamada rastrillada de "Las Tunas", que era como un "corredor" especial y comunicante para lograr sus propósitos depredadores e invasores.
Esta es a grandes rasgos la acción de penetración indígena y la enconada lucha y valor de la frontera militar en los tiempos de mayor actividad de las tribus.