10/05/2002

Crisis económica

  • Una sociedad desesperada. No hay salario que aguante
  • Los artículos de primera necesidad aumentan jornada a jornada. Los salarios se deterioran. El trabajador ya no puede “alcanzar” el mínimo bienestar y comienza a ser un marginado más.

    La sociedad argentina esta llena de paradojas y contradicciones. Hace Pocos meses la Comuna de Colón debía asistir a los desocupados para que no quedaran marginados de cuestiones básicas (Salud, medicamentos, alimentos, pagos de recibos de luz etc.). En estos momentos, con sueldos promedios de 300 pesos la mayoría de los trabajadores comienza a quedar marginado de las cuestiones básicas y en pocos días “perforó” la línea de pobreza.
    En el presente la contradicción mayor es que un trabajador con su salario no garantiza a su familia un mínimo de bienestar.

  • Panorama
  • El panorama es devastador. Los precios de los medicamentos volvieron a subir un 12 por ciento en promedio, con lo que acumularon un alza superior al 60 por ciento en el año, según denunciaron los farmacéuticos bonaerenses, quienes en protesta decidieron declararse en estado de alerta. A esta situación debe agregarse que no existe casi sistema de salud. La mayoría de las obras sociales ya no prestan servicios y los hospitales públicos colapsaron.
    Una recorrida por los supermercados céntricos de la ciudad nos indica que la polenta subió un 50 por ciento, el arroz un 30 por ciento, la leche entera un 25 por ciento, el pollo un 25 por ciento y la carne entre un 50 y 60 por ciento y los fideos entre un 30 a 50 por ciento. Son ejemplos que demuestran el deterioro del salario frente a los constantes embates de la incipiente inflación.
    El kerosene aumentó un 50 por ciento y es el combustible de los que menos tienen para soportar el crudo invierno que se avecina.
    Algunos supermercados (con sucursal en nuestra ciudad) acordaron con el Gobierno Nacional una canasta de emergencia, pero no explican porque no respetaron anteriores acuerdos por los cuales fueron denunciados por entidades de consumidores.
    Las últimas mediciones realizadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) revelaron que en lo que va del año los aumentos de precios treparon al 20 por ciento promedio, cifra a la que se llegó luego de que en el mes de abril las remar-caciones fueron del 10 por ciento, principalmente en los productos básicos.
    El presidente del INDEC, Juan Carlos del Bello, precisó además que «los precios de la canasta básica de alimentos crecieron 15,5 por ciento en el primer trimestre del año», afectando principalmente a los sectores de menores ingresos.
    El informe del organismo oficial de mediciones puso de manifiesto que el aumento promedio de precios entre enero y marzo afectó en un 10,5 por ciento a los sectores de menores ingresos y un 9,8 por ciento a quienes gozan de una mejor situación económica.
    A la hora de desagregar los indi-cadores, se refleja que quienes tienen menos ingresos sufrieron una incidencia del 13,8 por ciento más de los incrementos sobre su salario, mientras que en los más altos el impacto alcanzó al 9,7 por ciento.
    Esta situación está dada porque los sectores de menores ingresos, contemplados en el primer quintil (segmento) de la población, destinan más parte de sus salarios a productos básicos, como carnes, productos de planificación, cereales y pastas, en los cuales durante el mes de abril los aumentos fuertes del primer trimestre parecen haberse atenuado aunque siguen de forma sostenida. Por último, entre diciembre y enero del año se informó que los artículos de la canasta básica de alimentos fue del 3,2 por ciento, aunque lo acumulado en el primer bimestre fue de 5,5 y en el cuatrimestre trepa al 20 por ciento.
    Estas cifras parecen sino irrisorias por lo menos demasiado bajas frente a la sensación térmica que existe entre la gente que a diario va a las góndolas de los supermercados y ve que productos como el aceite –un clásico que épocas de inflación se convierte en suntuoso- subieron más del 100 por ciento, al igual que la mayoría de los artículos de limpieza.

  • Plan vida
  • Los beneficiarios del Vale Vida en la provincia de Buenos Aires sufren de manera especial la crisis económica y los efectos de la indexación de precios en los alimentos que integran la canasta familiar. Durante el primer trimestre del año, los precios subieron un 9,7 por ciento y a lo largo de abril, la suba alcanzó a un 15 por ciento, según estimaciones oficiales, sobre los productos que integran la canasta básica.
    El alza en los precios está diluyendo la capacidad de compra de quienes poseen la Tarjeta Social Bonaerense, unas 600 mil familias, con niños de hasta cinco años, en el territorio provincial. Esas personas reciben el Vale Vida, un ticket nominado por un valor de 20 patacones que les permite la compra directa de alimentos en los comercios de su barrio, con excepción de bebidas alcohólicas, cigarrillos y golosinas. En Colón son numerosas las familias que reciben este subsidio y que adquieren mercadería sobre todo en algunos supermercados céntricos.
    El talonario de tickets contiene dos vales por un valor de cinco patacones y cinco de dos patacones.
    Tiene impreso el nombre del responsable y su número de documento. Fueron impresos con todas las medidas de seguridad para evitar su falsificación. A pocas semanas de su distribución, los Vales Vida tuvieron una importante adhesión de los comerciantes, quienes a su vez los utilizan para comprar ante los mayoristas. En ese aspecto, la aplicación del Plan resultó exitoso, aunque enfrenta en la actualidad el inconveniente de la depreciación.
    A precios del último fin de semana, los poseedores de los Vales Vida por un valor de 20 patacones podrían adquirir: un litro de leche entera en sachet; un litro de aceite; un paquete de arroz; un kilo de azúcar; un kilo de harina; fideos (500 gr); una lata de tomate perita; una caja de te en saquitos (25 unidades); una manteca (200 gr); papel higiénico (4 unidades); una docena de huevos; un kilo de yerba mate. De acuerdo a un relevamiento efectuado, el precio promedio de esa canasta alcanza a 20,49 patacones, es decir, que excede el monto asignado por la Tarjeta Social Bonaerense.
    Si el beneficiario del Vale Vida hubiera hecho esa compra en la primera quincena del mes de febrero, hubiera gastado 15,20 patacones. De esa manera se pone en evidencia la depreciación que ha tenido el Plan, y cómo incide de manera directa en las posibilidades de adquisición de productos para los más necesitados.
    Los beneficiarios en distintos puntos de la Provincia expresaron su preocupación porque han notado una caída en el poder de compra del Vale Vida, que cada vez les reporta menos productos en el mostrador. Según las últimas estimaciones, los vales se depreciaron más del 30 por ciento en tres meses. Los vales se lanzaron como un complemento de la provisión de medio litro de leche por semana, que se reparte en el marco del Plan Vida.
    Esa distribución tuvo algunos inconvenientes, en especial por los conflictos en la entrega por parte de los proveedores. Sin embargo, en la última semana el ministro de Trabajo y Desarrollo Social, Mariano West, aseguró la continuidad del plan en la Provincia.
    Los Vales se distribuyen por medio de las Trabajadoras Vecinales («Man-zaneras»), quienes son las responsables de la entrega directa de los talonarios y de la firma de los correspondientes recibos.
    En Colón al no haber las famosas “manzaneras” creadas por Hilda Duhalde, los vales son repartidos por la secretaria se Acción Social Municipal.



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