03/05/2002

Investigamos la causa

  • El mayor misterio de la región
  • Según inteligencia bonaerense la precipitación del hallazgo de los huesos de Pearson fue una interna por celos “profesionales”. La desataron dos miembros de la banda que asoló la región. Los secretos que esconde la causa y que jamás fueron revelados.

    El anónimo dirigido al jefe de la policía provincial llegó a destino. En las cuatro carillas la misiva relata minuciosamente como raptaron en la ciudad de Rosario al empresario lácteo, José Díaz Franco. Además dice que el jefe de la banda sería Jorge Rivas.
    El autor describe con lujos de detalles los malvivientes involucrados y en donde estuvo cautivo José Díaz Franco. Según la misiva el ejecutivo santafesino pasó sus últimos días de cautiverio a solo 14 cuadras de la zona céntrica de nuestra ciudad. José Díaz Franco fue encarcelado por una banda integrada por colonenses: “En una quinta atrás de la fábrica de jaulas y acoplados Lamopi”. El anónimo agrega: “La quinta fue vendida en l990 y su propietario se mudó de ciudad”. La carta dice que el propietario de la finca es un contador que no ejercita su profesión.

  • Más datos
  • Según las suposiciones Díaz Franco habría sido asesinado de varios disparos el 22 de diciembre de 1988- El lugar donde se concretó el crimen sería la casa que había en el mencionado predio.
    El acusador dice “Como fracasaron en poder cobrar decidieron matarlo y tirarlo debajo de un puente donde pasa un arroyo de Pearson”.
    El anónimo continua: “ Al secuestrado lo llevaron como le dije hasta el puente que esta a la entrada del pueblo de Pearson y lo tiraron por la baranda del lado derecho no abajo, es decir para donde corre el agua”. La persona que escribió el anónimo explica porque se dirigió al jefe de la policía.: “Los policías de Colón se han criado en está ciudad y algunos de ellos pueden llegar a ser amigos con estas personas” (Por los acusados).
    Por último, el autor de la carta recomienda: “Que se haga este procedimiento y se concreten las tareas que se necesitan para encontrar el cuerpo del infortunado muchacho de Rosario, hijo de un industrial importante de esa ciudad». La firma de la misiva es de “un colaborador anónimo”.
    La pregunta del millón sería quien escribió el preciso anónimo. Según una información que tenemos, el propio Jorge Rivas pensaría que hubo una “traición” de una persona “amiga” que estaba detenida en una cárcel de Junín.
    Los miembros de inteligencia que trabajaron el caso en 1994, tienen sus precisiones. La carta anónima fue escrita por un componente de la banda de apellido Roldán e incluso, una vez que el organismo de seguridad detectó quien la habría redactado, el autor habría sido traído al puente de Pearson para que “marcara” el lugar exacto donde fue arrojado el cadáver de Díaz Franco.

  • El otro punto oscuro
  • El segundo punto que nunca trascendió es: ¿Quien encontró en enero de l989, los huesos de Pearson?. El hallazgo se produjo poco después de que el cadáver fuera arrojado por los asesinos.
    El avistamiento de los huesos fue enmarcada en una gran sequía y en la bajante del caudal del arroyo.
    La persona que halló los huesos de Pearson en l989 fue Orlando Ismael Torres. El mismo declara en la causa: “Hace alrededor de cinco años, siendo alrededor de las 14.30, me hallaba transitando a pie en las inmediaciones de este pueblo con destino a la chacra donde trabaja, circunstancia en las cuales, al pasar por el puente, observó que sobre el lecho del arroyito se notaba la presencia de algo que parecía un juguetito, razón por la cual procedió a descender. Así es que pudiendo caminar sobre el lecho seco pudo comprobar que lo observado era una carretilla, vale decir un hueso maxilar inferior de ser humano, de lo que recuerda que al menos poseía una pieza dentaria, dando cuenta a al encargado del puesto policial. Al volver al lugar se hallaron varios huesos más, todos alargados y que estaban totalmente descarnados”.
    El cabo Brausteiner los acomodó en una caja y los entregó al comisario Leone encargado de la comisaría de Colón. Los huesos desaparecieron y todo se “tapó”. Un médico peruano que realizaba guardias en el Hospital Municipal llegó a decir al ser consultado por inteligencia bonaerense que “los huesos hallados pertenecían a un animal carnívoro que habitaba la zona y que por eso fueron tirados en un lugar que no precisó”.
    Lo último relatado demuestra el nivel de “profundidad” que tenía la banda en nuestra ciudad.
    Si se hubiera dado curso en l989 a las actuaciones hoy un misterio estaría revelado. El anónimo escrito en l994 “destapo” la olla y de esta forma se conoció parte de la verdad.

  • Filmaciones
  • La investigación realizada sobre viejos archivos policiales nos demuestra algunos otros aspectos. El encargado de realizar el operativo inteligencia de la bonaerense en nuestra ciudad fue Angel Roberto Salguero.
    Su nombre poco tiempo después cobró notoriedad al ser encargado de investigar el atentado a la Amia. En el presente esta acusado de desviar las investigaciones del atentado a la Mutual judía hacia un supuesto complot carapintada para proteger a miembros de la policía de alto rango.
    Salguero estuvo en Colón vestido de civil durante más de 10 días. En esa época era titular de la Comisaría de La Matanza.
    En los días donde trabajo de incógnito fotografió a presuntos miembros de la banda que había actuado en el rapto de Díaz Franco. También las viviendas donde tenían domicilio estudió sus movimientos y hasta filmó a varios de ellos. Los informantes que tuvo le habrían dicho que los huesos del empresario rosarino habrían sido arrojados al osario del Cementerio Municipal. En horas de la tarde llegó al lugar e ingresó al lugar pudiendo comprobar que los huesos arrojados estaban en malas condiciones por la cantidad de agua que había en su fondo.

  • El misterio
  • Los análisis que realizaron los peritos determinaron que en los huesos hallados en l994 se encontraran restos de dos cadáveres. Un hombre y una mujer. La dama era en vida menuda no más de 1.62 centímetro de altura y el hombre de conformación corpulenta medía –según los peritos- 1.82 centímetros de estatura.
    ¿ Que pudo haber pasado?. Para una parte del periodismo, los huesos de mujer podrían ser de la Dra. Cecilia Giubileo. Para los investigadores los hechos podrían haberse desarrollado de esta forma. Un miembro de la banda secuestradora pudo enterarse de los trabajos que se venían realizando y para “empiojar” la investigación buscó en el cementerio municipal de Colón varios huesos en el osario (resultó ser una mujer) y luego se trasladó al puente de Pearson y los arrojó al lecho del arroyo.
    Poco después la comitiva integrada por prestigiosos peritos hallaron los huesos. Los del hombre podrían ser los de Díaz Franco. Los huesos de mujer fueron arrojados al lugar para confundir la investigación y que el caso jamás se aclare para la justicia.




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