15/03/2002

Desde la otra cara del mundo

  • Un japonés en Argentina
  • Eishiro Tsuboi recorrió miles de kilómetros desde su Fukushima natal para trabajar junto a los necesitados de Colón.

    Eishoro Tsuboi desde muy chico soñó ser jugador de fútbol y viajar a Sudamérica para perfeccionarse. “ En la materia deportes me anoté en práctica de fútbol, pero me di cuenta al poco tiempo que estaba alejado en cuanto a condiciones para ser un jugador profesional” argumentó.
    Sobre Diego Maradona señaló: “ En Japón antes tenía la dimensión de héroe”. La expresión “antes” marca un límite a los problemas conocidos del ídolo argentino.
    También le preguntamos sobre que le llamó la atención de nuestro país. Sin dudar el joven nipón contesta “la carne argentina”.
    Nos explica que en su país este alimento no se compra por kilo si no por gramos: “Un bife en un restaurant que puede pesar 300 gramos tiene un precio de 30 dólares (60 pesos argentinos).”
    En Colón, Tsuboi trabaja con las personas que atienden los comedores escolares del Santuario de Fe y donde diariamente concurren 300 chicos carenciados. “ En la iglesia del Pastor Rodriguez hacemos el esfuerzo para brindar alimentos a los chicos,. A los que concurren al lugar tal vez le faltan muchas cosas, pero tienen un amor muy grande para dar y recibir”.
    La paradoja es extraña. El joven visitante proviene de una familia millonaria de Japón. (con lo que implica ser adinerado en ese país). Su padre a los 20 años no le encontraba sentido a la vida y buscaba un lugar para suicidarse. En su camino encontró la palabra de Jesús y en poco tiempo se entregó a la misión que le encomendó. Tsuboi siguió sus pasos y ahora el destino lo trajo a Colón para trabajar por sus semejantes.
    Cuando le preguntamos que mejoraría de Colón nos dijo: “ Recorriendo la ciudad, he visto muchos clubes e instituciones con modernas instalaciones, yo les pediría que una o dos veces por semana le prestarán parte de la infraestructura a sus convecinos necesitados para que también tengan la oportunidad para desarrollar sus aptitudes deportivas”.

  • El calor
  • El joven japonés sirve cada mesa del hermoso comedor del barrio Rivadavia. Los chicos lo reconocen y lo besan. “ En Argentina me llamó la atención como se saludan, el beso de despedida o bienvenida no existe en Japón, allá solamente inclinamos la cabeza, pero el contacto físico no existe”.
    Por otra parte, la gente que concurre a los comedores o a la iglesia Santuario de Fe, pide a Stoboi que cante. La voz es melodiosa y además hace las delicias de los presentes con la canción de Alfredo Casero, interpretada en un dialecto que se habla en una isla japonesa. La imagen de Argentina en Japón es buena : “ Los japoneses tienen a la Argentina como la París de Europa y sabemos de su potencial económico, por eso me sorprende la actual situación y las necesidades que tiene la gente”.

  • El programa
  • Luis Yonamine en su visita a Japón argumentó al principal pastor evangélico de ese país: “ Ustedes siempre mandan por el programa de intercambio jóvenes a Estados Unidos y nunca a la Argentina, nosotros también realizamos un excelente trabajo y tenemos centros de estudios muy buenos”. Tsuboi es la primer experiencia. En Colón estudia idioma castellano bajo la atenta mirada de Ana Venosa. Cuando le preguntamos por las dificultades de hablar español nos dice “Cuesta, cuesta”.
    En marzo el joven viajará a Lomas de Zamora para ingresar a un seminario. En Colón sigue con su trabajo con los carenciados y pide “mayor solidaridad de todos los argentinos para con los que sufren”.




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