02/11/2001

Chismes varios

  • Palmeras
  • La compra de 300 palmeras disparó una serie de confrontaciones políticas versiones y hasta concursos radiales para saber donde fueron plantados los primeros ejemplares.
    El humor además llegó a los colonenses y muchos fueron las “salidas” con respecto al tema de la semana.
    Lo cierto es que la ciudad de Colón se ha transformado en la primer ciudad cocotera del país, debido a que tiene más palmeras por metro cuadrado que la propia Miami Beach.
    En este contexto, tenemos de todo como en botica a igual que la ciudad norteamericana. Los símiles de la serie “Chips” recorren nuestras calles encarnados en los inspectores de tránsito con grandes cascos, anteojos negros, extraños intercomunicadores y elementos varios que meten miedo al mas osado transgresor de normas viales.

  • Gritos
  • Otro beneficio de las palmeras, si continua avanzando la crisis económica y el agua acumulada en los campos, es que los productores y comerciantes podrán realizar la catarsis del “mono” en forma gratuita. La terapia consistirá en colgarse de las palmeras a los gritos y en pelo....
    Por otro lado, en medio de las inundaciones que nos acecha los productores podrían construir balsas con los troncos de las palmeras para llegar a sus campos si los caminos siguen cortados.

  • Oposición
  • La oposición siempre tan constructiva, estudia salidas alternativas para paliar la desocupación.
    Los ediles estarían estudiando dos proyectos empresarios. El primero es crear una fábrica de “rayadura de coco” de exportación. El segundo es poner una fabrica de la bebida alcohólica “Piña colada” para aprovechar el fruto de las palmeras.

  • La incógnita
  • La incógnita de las palmeras es si son de coco chico o coco grande. Si hay ejemplares de la segunda, que el Dr. Rojas se vaya preparando para atender traumatismos de cráneos en serie, que se van a producir en los que utilicen los bancos del boulevard San Martín.

  • Agua
  • Si el agua de las inundaciones sigue avanzando podríamos además poner arena en los boulevares y cambiar nuestro perfil de ciudad, haciendo de Colón una gran “city balnearia”. Si hasta podríamos comprarnos bermudas y camisas jamaiquinas y que se vaya al diablo la producción de maíz, trigo y soja.



    Volver a Semanario Colon Doce