25/05/2001

Los Frigoríficos en rojo

Nada queda de la esplendorosa marcha de la industria Frigorífica. La ineptitud de los funcionarios de la Secretaria de Agricultura de la Nación a partir de 1991 fue funesta para el sector.

Los errores se pagaron con puestos de trabajo y ahora la culpa es del "brote de aftosa".
El problema es más profundo y es consecuencia de la ineficacia del Estado para marcar las pautas necesarias y poner un límite a los que lucraron con la evasión y se apoderaron de los mercados internos realizando -además- malos negocios en el exterior. Los funcionarios de la desindustrialización todavía se pasean en algunos puestos de gobierno nacional y provinciales. La camiseta que visten representa a los grandes intereses foráneos.
En el sector cárnico todavía quedaría el gran debate entre los que defendieron la línea histórica de Lisandro de La Torre y los "arribistas" que llegaron en l991 y pregonaron al "Dios mercado".
La aftosa es sólo la consecuencia y no el motivo de la gran debacle. Cabe recordar que el primer vacuno con aftosa (un toro Shortón) llegó en l902 desde Inglaterra y desde allí nuestro país nunca estuvo libre de esta enfermedad.
Si observamos la tabla de exportaciones los récords se realizaron precisamente en los años donde la incipiente aftosa estaba extendida por todo el país. Además en un mercado donde se faenan 12 millones de cabezas vacunos anualmente, y solo se exportan un 20 por ciento de ese total, el motivo de tantos cierres de plantas faenadoras con la consiguiente pérdida de fuerza laboral no se puede echar a las responsabilidades solamente al brote aftósico reciente.

  • El panorama
  • Los resultados provisorios del primer trimestre de 2001 dan cuenta que en ese período las exportaciones de carnes vacunas alcanzaron un volumen de 37 455 toneladas res hueso equivalente, con un valor de 66,5 millones de dólares FOB lo que representa un valor del 61.3 % en los valores registrados en el primer trimestre de 2000. En los términos de volumen la caída fue del 64.10 %.
    En la región se perdieron en los últimos tiempos millares de puestos de trabajo. El Frigorífico Salto arrendado por la empresa Arrebeef esta cerrado. En l990 la planta contaba con casi 300 trabajadores. La planta faenadora estaba habilitada a varios destinos y se exportaba la Cuota Hilton y se realizaba la faena ritual a Israel.
    El mercado interno abarcaba un porcentaje importante, más del 60 por ciento de la faena y además contaba con una fábrica de hamburguesas de excelente nivel. Las despostadas donde se envasaba al vacío los cortes sin hueso (lomo, cuadril, peceto, etc) no daban abasto.
    En Casilda el Frigorífico exportador de esa localidad, arrendados por empresarios rafaelinos cerró sus puertas. En total se perdieron 378 puestos de trabajo.
    La empresa era un polo de exportación e indirectamente creaba otros tantos puestos de trabajo en la región y era una opción para los ganaderos de nuestra zona para ubicar los vacunos producidos.
    La caída se precipitó cuando Frigorífico Rafaela cerró la fábrica elabora-dora de fiambres que ocupaba a casi 300 personas. Ambas plantas trabajaban en coordinación. El impacto social en la localidad santafesina es colosal. Los trabajadores percibirán por seis meses un subsidio de emergencia que otorga el Estado a instancias del Decreto 448/01.

  • Más crisis
  • En la recorrida Frigorífico Pérez Millan puede seguir el mismo camino. La caída de un importante matarife de Arrecifes hace peligrar otros 300 puestos de trabajo. En Pérez Millan la historia es muy particular. La muerte de su joven propietario en l989, determinó una serie de maniobras empresarias. En forma posterior una empresa ganadera de La Pampa se hizo cargo pero los traspiés se sumaron y llegó Arrebeef para ponerla nuevamente en funcionamiento.
    La difícil situación del mercado interno y externo obligó a la situación actual. La empresa contaba además con una fábrica de hamburguesas, car-neharina y tenía dos modernas des-postadas, túneles de frío y una playa de faena modelo. A principios de los noventa exportaba a países europeos, Arabes y al propio Israel.
    La planta de Hughes también estaría pasando una difícil situación. Extrao-ficialmente estaría trabajando 3 días a la semana y al 50 por ciento de su capacidad. El renovado capital que ingresó le dio aire suficiente y reformas estructurales de importancia. A principios de los noventa faenaba 600 animales diarios y tenía tres cámaras de venta en Mendoza, Salta y la Patagonia que permitía una fluida comercialización de sus productos. Por otro lado, la planta de faena porcina en Santa Isabel también atraviesa una difícil situación y 200 trabajadores viven los vaivenes de una política errática en el ámbito nacional.

  • San Sebastián
  • La planta San Sebastián de Colón atraviesa momentos difíciles. La firma se comprometió a no realizar más despedidos. Aunque la plantilla de personal sufrió en los últimos años una fuerte reducción. En los últimos meses entre retiros voluntarios y telegramas de despidos el número supera las cuarenta personas.
    El voluntarismo de sus directivos a lo mejor no alcanza y bajo los actuales parámetros económicos en la importación de fiambres y porcinos, los ajustes en el corto plazo deberán seguir.
    En este contexto escapa a esta realidad el Frigorífico "consumero" de Matievich ubicado también en Casilda. El empresario comenzó a crecer a partir de los noventa y en el presente habría cerrado trató para la compra de Ardeol, ubicado en Puerto San Lorenzo.
    En el lugar en puestos de importancia se encontraban dos colonenses. Las versiones son que además adquirió otras dos plantas faenadoras: Riocar y Somaschini, ambas ubicadas en Carcarañá. En este contexto del mercado cárnico la inversión de casi 200 mil pesos en el Matadero Municipal de Colón fue un mal negocio.
    Las plantas de este tipo no tienen futuro en un mercado con deslealtad comercial en la evasión fiscal y cadena de comercialización, además de una aguda concentración monopólica de aquellos que no apostaron precisamente a la grandeza de la Industria Frigorífica.
    En el país debe haber más de 200 plantas faenadoras como la colonense cerrada por falta de un mercado transparente.



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